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jueves, 10 de mayo de 2012

2ª PARTE, CAP. 15 de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, ed. 2006. BANCO GARRIGA NOGUÉS, KIO, GRAN TIBIDABO, 1984-1995.

Rafael del Barco Carreras

Barcelona 10-05-2012. Rememorando auquellos años me sale del alma ante la inmensa estafa de los varios "productos financieros", o acciones de los nuevos bancos, pedir que se denuncie a Rodrigo Rato, Narcís Serra y varios más, porque conociendo el  valor real de sus ACTIVOS, y por tanto la práctica quiebra de sus CAJAS... ordenaron ENGAÑAR a sus propios ahorradores...




SEGUNDA PARTE
Banco Garriga Nogués
KIO
Gran Tibidabo
1984-1995







El 30 de junio de 1994, el Periódico anuncia que Javier cederá a la Sociedad Gran Tibidabo su 26% de capital para que las restantes acciones suban de valor, y comprará el mismo porcentaje por lo que quienes se sientan perjudicados por su gestión puedan resarcirse. Y en puro derroche de concesiones pagará en su momento 2.000 millones de deuda personal, y otros mil cuando se venda su participación en la Clínica Teknon (otro enredo con otros socios). 
Sumando con los dedos y aún sin contar en el activo con el parque Port Aventura donde nadie sabe cuanto se ha perdido, o mejor esfumado, se crea el desconcierto y la división entre los nueve mil accionistas, unos pensando en recuperar lo posible y otros “a por todas” contra el multimultimillorario que pagará su estropicio. Se repite la jugada de la promesa de pagar el desfalco de su padre, o recomprar Tierras de Almería al Banesto, o su machada ante KIO por 500.000 millones de pesetas con “unos americanos”. Ofertas semejantes demoran la toma de decisiónes. Ante el juzgado de guardia los estafados se detienen si vislumbran recuperar. “Le he robado el capital de su negocio pero se lo compro”. Compraba señalando el propio dinero robado, y las tres o cuatro veces la estrategia funciona, ganaba tiempo, y encontraba culpables. ¡Un genio!.
Sus ofertas no merecen suficiente credibilidad. Encima el PAIS publica la petición de prisión de los kuwaitíes al Juez Moreiras.
El 4 de agosto se anuncia que el Juzgado n.1 de Barcelona ha abierto diligencias contra Javier de la Rosa por la denuncia de 45 accionistas de Gran Tibidabo. A la denuncia interpuesta por el abogado Javier Nart, se le añade otra del preso en Ocaña 1, Carlos Odena Savalls, pidiendo se investigara Nuevos Mercados SA, investigación desestimada por el juzgado. Odena, un pueblerino adoptado al que le sonreirían en el juzgado sus faltas de ortografía (con su redactado es culpable per se), intentará inútilmente remover de nuevo, tras la querella rechazada presentada por su tiroteado abogado de oficio Obregón, la gran tela de araña que le costó decenas de años de condena y su patrimonio. Solo obtendría el placer de su contribución a la detención de Javier. Denunciaba a De la Rosa y Piqué Vidal, no ampliaría como en el 91, ni menos contra el Juez Fernández Oubiña o al policía Justo Aguilera. ¡Pírrica victoria!, seguiría en prisión. Lo de menos en el 94 Nart y Odena denunciando, los beneficiarios de Javier, dueños de la Plaza, exigían su final. Tenían bastante, todo, y obtener más por ese camino era entregarse a un verdadero psicópata. El fiscal jefe Jiménez Villarejo contesta que en septiembre decidirá. 
Repetía fórmulas. Los accionistas en la Junta celebrada el 30 de Junio de 1994 certificada por el notario Miguel Tarragona. El notario preferido en los negocios de Javier relacionaba accionistas que se sorprenderían por poseer acciones de Gran Tibidabo, y menos asistir a junta alguna. Aunque las Congregaciones Religiosas en cuanto a inversiones pueden mentir como el común de los mortales, varias coincidían en la negativa. Los religiosos no fueron los únicos a quien involucró o benefició en su revoltijo de mentiras y verdades, los anticlericales masones recibirían o firmarían recibos. Se dice que el edificio de la Gran Logia Simbólica de la calle Aviñó 44 lo pagó Quail España, donde De la Rosa, remansaba gran parte de sus “comisiones”. No se sabe si Magí Pont Mestres, del Partido Popular, auditor de Gran Tibidabo, Director de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales en el 77, doctor en Derecho, Intendente Mercantil, Catedrático de Hacienda y Contabilidad Pública, Presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, por lo tanto gran conocedor de los “affaires” de Javier en sus inicios (que publicaron le pagó 533 millones el año 92 por la auditoría de Gran Tibidabo), jugaba en las aficiones filosóficas de su hijo Juan Francesc Pont del Bufete de J.J. Folchi, o sea de Javier, que guardara en un local de su propiedad la documentación sacada de diversas oficinas ante el aviso de registros policiales. 
Había falsos accionistas, similar a los compradores en el Consorcio de la Zona Franca. Y los mismos personajes reales del Consorcio y Banco Garriga; Piqué Vidal, Eduardo Bueno Ferrer, y Ramón Fiter. Cada uno aportaba, con sus firmas enredando la madeja, a otros de su cuerda, secretario de la sociedad Juan Carlos Piqué Hernández, hijo, a Fiter le secunda en la presidencia José Luis Vilaseca Guasch, director general del Deporte de la Generalitat, y para consejero delegado José Prior Cierco, de Piqué, repetido en Renta Barna. Nadie en la ciudad tenía tanta experiencia en quiebras y descapitalizaciones.

  

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