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lunes, 15 de febrero de 2010

BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN. Continuación 13-02-10, TERCERA PARTE.





TERCERA PARTE
Luis Pascual Estevill
Juan Piqué Vidal
Jordi Pujol
1995-2005

1

1995. Si alguien tan ingenuo como yo, y a millones, creyera que ese año se terminaron las corrupciones a cargo de tan doctos personajes, merece una recompensa especial en la otra vida por crédulo, porque en esta tendrá pocas. Desde ese año cada uno de los procesos huele mal, y los hay de olor fétido. El corporativismo actúa por acción y omisión, por formar parte de los corruptos o para contener el mal olor de la Judicatura. Y a los dos ayuda la desidia funcionarial, el papeleo, siempre a un escrito le sigue otro, y a ese un recurso que se eterniza. El juego de palabras de la Torre de Babel.
De las terribles intervenciones del Delegado del CGPJ, Pascual Estevill, se expedienta a los juzgados n. 3,7,9,10,12,15,19,28,29 por irregularidades contables, y los 1,4,7,10,21 y 28 por retrasos.
Y Javier de la Rosa, en Febrero de 1995, tras cuatro meses en Brians, por Gran Tibidabo, en la fiesta celebrada por su libertad, escasos los convidados. Los Juncadella por las textiles endosadas con superprecio a los árabes, al poco reñidísimos (gritándose y amenazándose de coche a coche en plena vía pública). Lorenzo Rosal Bertrand, Consejero del Garriga, del pozo sin fondo del Noticiero, y varias firmas bien recompensadas, extorsionado por su abogado entonces y después Juez Pascual. Arturo Suqué presidente de Casinos de Cataluña SA, sin comentario. Jorge Núñez, Jorge Ventosa, Cruells, Alfredo Fraile de la Agencia A, relaciones públicas. Carlos Goyanes de la Jet Madrileña del faranduleo, denunciado y exculpado en un oscuro tema de drogas, y que me llama la atención porque alguien me lo señalará como muy amigo de Tito Parés, con fiestas muy sospechosas en el Ritz. Más los íntimos de su estaf encarcelados y liberados.
Última celebración, y todos a una a denostar la figura de quien repartió, o le obligaron al reparto. En la fiesta faltaba el “primun inter pares” de siempre Piqué Vidal, y por supuesto Pujol. Controlarían al histriónico psicópata según los técnicos de Prisiones y privados. Los dos grandes padrinos se tomaban en serio los informes psiquiátricos. Aquel personaje por el que circularon un billón de pesetas, ya no merecía una celebración. Iniciada su demolición, se desacreditaba solo, ellos mantendrían su imagen de gran político y gran bufete, como demostrarían las siguientes dos legislaturas. Barcelona producía además de petrodólares, ya agotados, como la racha de extorsiones de Pascual, inmensas cantidades de dinero negro y los malditos narcodólares. Todo bajo control.
Y el mes de abril, regresando de mi tercer permiso, me entregan un enorme pliego concediéndome el tercer grado y la condicional, o sea, la libertad. ¡Fantástico, alguien me ahorraba trámites burocráticos y unos días de cárcel!. Escribiría para mi novela Zona Franca: “Que el Magistrado Juez Excelentísimo Señor Don Luis Pascual Estevill, vocal y delegado para Cataluña del Consejo General del Poder Judicial, se batía bien contra calumnias y querellas se patentizó para la historia de la corrupción judicial y gubernamental española el 16 de mayo de 1995 cuando se presenta ante el Fiscal General del Estado con denuncia por extorsión y cohecho. Se relataba una reunión celebrada en el domicilio del Conseller de la Generalitat de Cataluña, Maciá Alavedra para tratar del caso INDELSO, compra de facturas falsas para desgravar IVA. Entre el Juez, el Presidente de Fuerzas Eléctricas de Cataluña SA, Luis Magaña, el Presidente del Banco Hispano Americano, José María Amusátegui, y los abogados Juan Vives y Juan Piqué Vidal. A pesar de las suficientes pruebas como documentos, facturas y asientos contables, la denuncia no prosperó. Ni los denunciantes recurrieron”. Un perfecto trabajo de adecuación.
Otra sorpresa, la muerte de Antonio de la Rosa Vázquez. Se anuncia en El Mundo, diarios nacionales y locales, día 4 de mayo de 1995. Indiferencia por mi parte. Una noticia sobresaliente la muerte en el extranjero de tan conocido estafador. Sospechosa tanta publicidad. Lo normal callar esas muertes, aunque los años y las herencias recordaran personajes como Muñoz, Torras, Muntadas, y tantos por Brasil. La anunciaba su hijo, y aunque sería lo más natural, un milagro cumpliera los setenta, no me lo creía. Javier, tan adicto a la mentira, por el placer de terminar una de sus historias, enterraba al pobre hombre. Sin embargo no se trataba de una simple mentira, se sentía tan vigilado que se anticipaba a veleidades buscando a su padre. Le aterraba un juicio por el Caso Consorcio. Mentir a la prensa o comprar a los funcionarios de Justicia o policía formaban variantes del mismo guión. Imaginaría a Del Barco despotricando en el nuevo Juicio. No se salvaría, y enterró a su padre. Estudiaría una prescripción. Piqué encontraría el juez adecuado.
Si es difícil discernir en los tiempos de abundancia la verdad de lo publicado o murmurado, imposible pasado 1995. Gran Tibidabo, su vía crucis judicial, un clásico enredo. Si un notario certifica que en una junta de accionistas están los certificados, el juez o la prensa se atendrán a la documentación, olvidándose de la monjita jurando que la comunidad no invirtió. Y peor si en el baile entran nuevos personajes, sacados del baúl de los recuerdos, al estilo de un Alfredo Sánchez Bella, y a continuación su viuda, poseyendo un decisivo y oportuno paquete de acciones vendido antes de la junta por el Banco de Santander.
El franquismo resurge para ayudar a Javier, y esta vez de la rama de los tecnócratas del Opus. ¡Un Ministro de Información de Franco!, ¡Le debieron pagar bien para que “comprara” las acciones!. Y la Fiscalía se olvida de la monjita, el notario, el ex ministro, la viuda, el Banco de Santander, cobrando por un título sin valor, intentando su “guión” a las órdenes superiores, parecido al olvido por el fiscal Escusol de los talones a cargo del Banco Garriga. ¿Que le iba a contar de enredos financieros De la Rosa a quien presidiendo el Banco Hipotecario de España, cesado de Ministro, otorgó a la Naviera Aznar créditos por 2.600 millones para construir dos barcos (los hoteles flotantes, o así los catalogó, Monte de Toledo y Monte de Granada) que costaron mil millones cada uno?. Oportunamente y costumbre en este tipo de operaciones, la Naviera Aznar del entorno del Pardo, quiebra y los barcos son vendidos a Libia. Otro enredo franquista los Aznar y sus barcos, con requisa patrimonial al socio Ramón de la Sota, del PNV.
El 21 de junio de 1995, Joaquín Molins, el hombre de Pujol en Madrid, sucesor de Miguel Roca, suelta en el Congreso la posibilidad de elecciones anticipadas. Pujol se desmarca de los socialistas. Narcís Serra dimite. Los escándalos se suceden a tal velocidad y cantidad que Convergencia teme hundirse con sus aliados, ¡con lo bien que controlaban los suyos en Barcelona!. Un buen sustituto de Roca, e indispensable, amigo de Javier, condiscípulos en el IESE, y amiguetes de la Asociación Deportiva de Sarriá. En el 92, Consellé de Obras Públicas, se le encuentra en una expedición con el Falcon 900 de Javier tras el Barsa. Cooligans de jet privado. Fueron tantos los “amigos” que fletó un Mister. Acompañando a De la Rosa, el Consellé Maciá Alavedra y su esposa Doris Malfeito, Miquel Roca, el propio Molins, el editor Lara, la hija de Samaranch, Javier Juncadella, el arquitecto Juanín Flores, y José M.Folchi. Por entonces era difícil encontrar en la política alguien de altura y del entorno Pujol que no gozara de las mieles de De la Rosa. Pringue general. Se diría que los cargos los elegían entre De la Rosa y Piqué Vidal. O solo Piqué Vidal. Y si no los elegían ellos los succionaban de inmediato. Con Pascual en Madrid, y la suavidad y buenas maneras de Molins. Después de varias recalificaciones, una con José María Cullell (ex Consellé de Obras Públicas y colaborador de Javier) y su cuñado Vilaró, frustada por unas indiscreciones telefónicas publicadas por El Triangle, convenía un retiro en Madrid, donde chupará más tele que tela. Una trituradora la Consellería de Obras Públicas, tanto como enmascarar el escándalo de la “aluminosis” cementera de la que formaría parte indiscutible la familiar Cementos Molins, y que la Generalitat pagará apuntalando cientos de edificios. Opus, Banco Atlántico, Casimiro Molins, cuñado de Laureano López Rodó, excelentes antecedentes familiares.
A partir de 1995 Javier con dos frentes judiciales abiertos, y conseguido neutralizar a los de KIO ante el Juez Moreiras, se dedica en cuerpo y alma a lo propio en Barcelona contra los inversores de Gran Tibidabo, y lo consigue con la Sala entorpeciendo la labor del Juez de Instrucción Aguirre, o intercambiando situaciones de civil, mercantil y penal, que en definitiva conseguirá que al cabo de diez años, el tema Barcelona, esté tan opaco como ante un Moreiras. Indiscutible labor en la sombra de Piqué. Difícil discernir quien pesa más, si Javier a lo histriónico o Piqué Vidal desde su caverna de Drácula. Las prácticas colombianas del “plata o plomo”, se alteran con “cobras y colaboras o te chantajeamos”, con abanico de variantes.
Contenido Madrid, pasa al contraataque y demanda a los kuwaitíes, no solo exigiéndoles el pago de los multimillonarios despidos por “contratos blindados” firmados por él a sus colaboradores y a él mismo, sino para que le recompren unas acciones que en una de tantas piruetas se le quedaron entre las manos. Y aparecen unas cartas de compromiso de recompra firmadas por el Emir, de tan chapucera falsificación que los rasgos de la firma se superponen milimétricamente. En su delirio se atrevería con la del Monarca Español, como se atrevió con las de su padre en los años setenta. Tal parece que Piqué Vidal le aconsejara para dejar constancia de unas barbaridades y sandeces fuera de todo control, o para que se lo “cargaran”. Propio de un bebido o drogado. ¡No te preocupes Javier lo llevamos al 4 y cuela!.
No eran los únicos de la ciudad debatiéndose no solo ante la Justicia, se diría “causa efecto”, todas las Instituciones del Estado o Gobierno en Barcelona andaban revueltas por las actuaciones de sus altos dirigentes, empeñados en mantenerse tan millonarios como en el Franquismo. Menos la Fiscalía, modelo de virtudes progresistas, ¿¿??. Y con Pujol repitiendo, Barcelona “una basa d´oli” comparada con Madrid. En cuanto a la Fiscalía Pujol refunfuñaría al acusársele por el nombramiento de Pascual Estevill, “actuaban muy de acuerdo cuando atacaba a toda la burguesía”. Demasiado de acuerdo. ¿Sin repartir?.
El 5 de Octubre de 1995 la Sala Segunda del Tribunal Supremo, por su especial fuero de juez, interrogará a Pascual Estevill por ocho denuncias por prevaricación, y un delito fiscal. Faltaban las de soborno, cohecho, chantaje y extorsión que en segunda batería alguien se guardaba. La prensa sujetando la presa. Lo de flagelo de la burguesía desapareció de sus páginas. Sus cuentas en España, en las agencias bancarias a mano, sumando mil millones de cobros y pagos en los pocos años de juez, alteraban conceptos y mentes. Nada de flagelo, era el potro de tortura hasta limpiar los bolsillos y las cuentas en Suiza.
En las noticias del siguiente día de la declaración sus “progres” periodistas se rasgaron las vestiduras. Utilizaba ante sus señorías, con tanta desvergüenza, que encerró a los encausados por “íntima convicción”, y que “volvería a hacerlo”, que destruyó sin paliativo su imagen justiciera dentro del progresismo social. Convencido sin duda desde cuando con él de abogado actuaban en Textiles Bertrand Serra, y así lo deberían entender sus colegas magistrados aplicando con profusión en sus mejores tiempos la “íntima convicción”. Tanto dinero revuelto con vocación y convicción asustaba.
Mi ex abogado se sentiría como yo cuando me decía que Miranda de Dios menospreciaba mis expresiones. “Afecta su sensibilidad lo de “tratar”, dice que es de tratantes, y lo dices demasiadas veces”, “¿pero qué somos los comerciantes, más que tratantes?”. ¡Ah, los conceptos adquiridos, las herméticas logias donde según el color de cara, el tono o acento, y sus parámetros de catalogación!. Miranda de Dios además de pisos exigía sus conceptos, nivel académico, social, y religioso, para razonarse su poder de enviar a un semejante a la cárcel. En él la Inquisición agazapada desde su abolición.

2

Marzo de 1996. Elecciones Generales. Fin a catorce años de Gobierno del Partido Socialista Obrero Español. PSOE, las siglas en manos de dos jóvenes sevillanos amalgamando demagogia y finanzas. La perita en dulce, el superestado franquista para una legión de ambiciosos abogadillos con discurso y ganas de supersueldos. Un cóctel de republicanismo y marxismo con Reino y Capitalismo de Estado y Banca, que entrará en la OTAN, se aliará con el Marx de los hermanos cinematográficos, y tras copar todo despacho con VISA ORO, se lanzará a fabricar moneda y poner el Ministerio de Obras Públicas a todo gas para de paso las astillas y mordidas alimenten la superestructura del partido dispuesto a ganar las elecciones precisas. El Mercado Común acogerá la vapuleada peseta no sin antes dominar la suficiente economía productiva. El país absorbió a tanto socialista convirtiendo a un buen número en multimillonarios, y a la mayoría en de izquierdas de boquilla. Izquierda y Derecha compraban las mismas marcas de coches, comían en los mismos restaurantes, y tras las elecciones no mermarían su nivel de vida. La crisis interna del Partido reflejaría la lucha por el estatus adquirido. Perder el poder mengua los enchufes creando tensión. Los cargos repartidos, o privatizar una parte de los monopolios y oligopolios con reparto entre amigos, no hubieran decidido las elecciones de no meterse en la desaforada carrera de corrupciones abarcando todas y cada una de las Instituciones del País.
Con falta o no de carisma, gana la oposición, el Partido Popular, Aznar. El electorado se debatió entre las corrupciones socialistas y la falta de carisma del pretendiente. El 96 les quita el abusado Poder dejando a los catalanes de Pujol de nuevo socios políticos, partido bisagra (la celebre bisagra que en la peculiar democracia española convierte a un minoritario en clave para el Gobierno de la Nación). El problema se soluciona con unos centenares de supersueldos, y en este caso en concreto con unos nombramientos adecuados a la gran corrupción barcelonesa. Reconducirán las corrupciones. La “dulce derrota”, se convertirá en amarga, y el tiempo lo borra todo. Quien se proclamaba Señor Natural del Cotarro, Felipe González, suerte tendrá de encontrar en el Supremo uno de sus jueces, Bacigalupo, el argentino del “cuarto turno”, negándose a estigmatizar al ex presidente, y ni menos a desvelar la X de los Gal, o sea, de quien partió la orden de la guerra sucia contra ETA, y su anexo de robo en los fondos reservados y errores matando a quien no debían. Si de los muertos se libra, de Sarasolas y saldos, las astronómicas astillas, vulgares minucias. Y si Pujol tuvo sus jueces, unos con pisos de Piqué Vidal, y otros por cruzadas servidumbres, ¡qué no sabría el Presidente del Gobierno de los jueces de Madrid!.
Entre sus documentos especiales guardaría la lista exhibida por la vilipendiada mujer del abogado Díaz Arias que de funcionario del Ministerio del Interior organizó un Consulting Financiero para canalizar inversiones de altos funcionarios, jueces y magistrados. Una lista con propiedades en los condominios de Miami “Ambasadors” y “Palace Condominium”. Los nombres, muchos, Enrique Vera, Juan de Justo, Pedro García Juarrauz, y con docenas de sociedades mercantiles. ¡Cuanta razón la del Ministro Solchaga sobre las posibilidades de hacerse rico en España!. Los arruinados por las peculiares fórmulas para enriquecerse, para el ministro no existían. Los pisos, cada juez con un piso arrastra un desahucio, una quiebra, la subasta, el chanchullo. Uno de los expedientes silenciados, afectando a una Sala, la eficacia del Bufete Piqué en los desahucios, unos quinientos expedientes canalizados en el juzgado adecuado batieron la marca de rapidez y buen hacer burocrático y legal.
El 23 de septiembre de 1996 dimite el Delegado de la Agencia Estatal de Administración Tributaría de Barcelona, Félix Zamora, nombrado en 1990, profesor del IESE, un sucesor a la altura de los sustituidos, acusado por actas a beneficio de ciertas empresas y empresarios. Los populares para no arrastrar a los pocos de su partido en Barcelona tiraron la toalla después de patalear sobre 200.000 millones de prescripciones maliciosas. Las televisiones dieron cancha, y pasados los aspavientos, más “agua de borrajas”. El último acto de la pataleta por “fiscal”, las “primas únicas”, un método de la Caixa para no tributar las imposiciones o blanquear. Para la Caixa sin repercusión, no así para los impositores con los de Hacienda destripando sus cuentas. Al presidente y directivos del benjamín de la banca, el Banco de la Pequeña y Mediana Empresa, la misma mecánica en los mismos años les costó un largo proceso y una condena aunque sin entrar en prisión. ¿Cómo competir con el gigante la Caixa si no ofrecían mínimo los mismos servicios?.
Con KIO De la Rosa, los populares se mostraban, al igual que los socialistas, sin ganas de actuar. A lo Juez Moreiras, de avestruz, o Hacienda de Barcelona, donde no existió un acta al mayor grupo industrial de los 80. Vociferaron a placer, pero la podredumbre alcanzaba de lleno al entorno político del vociferante. Josep Piqué Camps pondría cordura. Borrón y cuenta nueva. Un nuevo Piqué, ajeno por completo al Vidal, pero tan cercano que provenía de Pujol, KIO, y la Caixa. Si Felipe González pedía otra transición, de hecho las hubo varias, por silencios, de tabús, de corrupción, y de prescripción. En los temas económicos y su corrupción no existen amigos o enemigos, izquierda y derecha, solo intereses comunes o contrapuestos.
Lo de Hacienda no me interesaba en particular. La corrupción se le suponía. Por los 70 un tal Burillo rebajó de un edificio en la Gran Vía la liquidación en unos cuantos millones a base de cambiar el número de la calle porque al atravesar toda Barcelona su tributación difería según la zona. Un millón para el inspector que además explotaba el “Baile Novedades”. Punteaba los nombres por si encontraba entre los corruptos los censores de cuentas del Consorcio. El inspector Álvaro Pernas, el único cumpliendo prisión por los 2000. Otro desbarrando, yate con amarre al pié de una residencia de lujo “vendida” a bajo precio por Núñez y Navarro (cliente de Piqué Vidal y sus jueces) y el apartamento de alta montaña, en cogollo con sus jefes, José Borrell de supremo. Su patinazo, las inversiones en la Cuba de Castro, con cubana incluida, despertando denuncias de la familia española. Le detuvieron por levantamiento de bienes y posible fuga a Cuba. En su domicilio se encontraron expedientes fiscales de Fira 2000, Adigsa, Progesa, Diagonal Mar y Barcelona Glories, y treinta y cinco de las mayores promociones inmobiliarias de Barcelona, además de sus sociedades enlace con sus ex jefes en Hacienda, Aguiar y Huguet, socios a su vez de Pascual y Piqué Vidal, y más, el gestor Jesús García Algora apoderado de Vamesa, agencia de valores dirigida por Javier Aguilar (tesorero del Barsa, empleado y condiscípulo con De la Rosa en el Banco Garriga, ex banquero del Banco de las Islas Canarias comprado con un capitalista mallorquín al Banco Garriga) y accionista mayoritario Suqué (Casinos). La extorsión al por mayor, con el organigrama bien patente, pero sin apenas repercusión penal. Aguilar, como Pernas, sufriría por su cabreada ex mujer, publicando parte de lo sabido. Y los Fiscales Jefes Vitalicios, repartiendo bulas, “a este si, a este no, aquí un pacto, más allá…La Modelo”.
Cada esquina de “Núñez y Navarro” un compendio de la corrupción en la Hacienda de Barcelona. Al apartamento de Pernas se añaden superpisos de lujo a sus colegas inspectores, pero vieja costumbre, los procesos contra padre e hijo Núñez, manejados por Piqué, se eternizarán, incrementándose en el 2005 con la denuncia por “dinero negro” de una de las despechadas mujeres de un Navarro. La señora no se conforma con un fortunón, quiere el doble.
Si entre los de Barcelona no figuran los de la Censura de Cuentas del Consorcio, por no pertenecer a su plantilla, aparece, Ricardo Bolufer, entre cargos ministeriales, y la reprivatización de RUMASA, ¿¿??, que no se distinguió por la decencia y transparencia. Tribuna 3-4-89, pag. 11. (Donde apunta como medalla en su historial, por su paso al sector privado, la intervención en el Consocio). Nunca he entendido tanto merecimiento de funcionarios y políticos a cargo de una chapuza, gran corrupción, donde ni se acusó a los verdaderos responsables, ni se investigó, y menos se cobró lo robado. Arrancado de mis vísceras el paréntesis, aun repitiéndome... intervino en la privatización de las bodegas de Rumasa en San Sadurní. Así se entiende la asociación entre Freixenet, “compradora”, los inspectores y el Delegado Huguet con Pascual, en la inversión de su club social, su gran restaurante en el Puerto Olímpico. Un pelotazo, para abogados e inspectores, donde Freixenet sobrepasaría a su eterna competidora Codorníu.
En los 84 y siguientes, con semejantes socios y colegas, los negocios florecieron para Pascual. Con razón no se le encuentra directamente en los ¡affaires! De KIO y Piqué Vidal. De UCD o CDS por Tarragona, enlazó a la perfección, tras mi “defensa”, con los socialistas de RUMASA. Después, del 87 al 90, vacío existencial hasta el nombramiento de juez. Su ego triste, tanto como su ruleta, los periódicos, un vicio, se llenan con Javier. Se le comería la envidia.
Pretender en unas líneas describir la Hacienda Barcelonesa, sin inventos, con lo publicado, llenaría una Espasa. Y citarla es obligado porque de funcionar medianamente decente yo no hubiera entrado en prisión, no hubiera existido Pascual Estevill, en la vertiente sabida, y menos Piqué Vidal. Prescripciones y robos de disquets. Impusieron el mismo terror que las mesnadas del Rey haciéndose espada en mano con las enterradas cosechas.
Cualquier empresario, pequeño, mediano o grande, de no recibir la visita de agentes o subinspectores por falta de funcionarios, ignora aun hoy que su propio asesor fiscal o abogado por conexión con el “Club” le “denunció”, o sea, informaba de los problemas fiscales de su empresa, y sin nunca descubrir la cadena se encontraría en el gran follón de su vida, y encima pagando minutas (parte en negro para los inspectores) tras temblorosas horas de consulta con quien le vendió. Tanto en acta conformatoria y tanto en negro, y olvidada la cárcel. Solo una diferencia con el raquet mafioso o impuesto revolucionario de la ETA, sin tiros ni bombas (eso se reservaba a situaciones límite como contra el abogado Obregón), pero de no pagar, la cárcel probable.

Para “Zona Franca”, tomando nota de las aventuras de Serra, escribí entonces, “Las dimisiones del General Manglano y el Vicepresidente del Gobierno Narcís Serra seguidas de las elecciones de 1996 con cambio de partido en el Gobierno, pero nombrado el segundo de Serra en el Ministerio de Defensa, Eduardo Serra, complican la lucha interna en el destartalado Centro de Espionaje. ¡Menudos nombramientos los de Aznar!. El Presidente del Congreso, Federico Trillo se queja por escrito al nuevo Ministro de la detección de espías del CESID tras su propia escolta, justificándose con una “operación ordinaria de contravigilancia”. Por lo visto, los equipos montados a las órdenes del dimitido Vicepresidente Narcís Serra continuaban operativos. Una simple dimisión y pérdida de Gobierno no destruye el poder de grupos bien enquistados. Si el íntimo enemigo de Javier, Narcís Serra, ya difuminadas las relaciones directísimas con su antiguo socio Miquel Roca (con bufete en marcha) y la hija de secretaria dimitida cuando se iniciaron las tempestades, dejaba su otro Serra de correa de transmisión, a sumar a Joseph Piqué y Abel Matutes. No se perdía nada.

Si el 83 no cerraría el Caso Consorcio porque sus beneficiarios se lanzaron a una escalada sin freno (financiados y con capital), a partir del 95, el único de los tres en activo, el Bufete, y sus tentáculos entre políticos y funcionarios (su interminable activo). Ya ignoro si me interesa más la lucha de los tres por desasirse de los cepos, repatriando capital para sobornos, minutas legales y costes judiciales, o la repercusión en ellos y en mí de los que siguen escalando o intentan mantenerse en sus espléndidos cargos, jubilándose con pompa y placa conmemorativa.
Por fin la ratificación de la sentencia por el Tribunal Supremo. Seis años. Tres años en la cárcel en manos de quienes no solo dispuestos a no concederme las ventajas reglamentarias, sino a complicarme la existencia, me decidió a no ingresar. En esa decisión no entraba desaparecer, o saltar el charco, o convertirme en un enterrado en vida, topo, como tantos “rojos” de Franco. Tomaría precauciones, sin exagerar, cambiando los circuitos habituales, y aleccionando a la familia. Y “qui días pasa, anys empeny”.

3

Uno de los asuntos pendientes, el castillo de Castellvell y Vilar, propiedad de Promociones y Servicios Parés SA. Mi compleja vida, y la no menos de Parés, sin cárcel, dejó pendiente el castillo que convinimos parte de la liquidación de nuestra asociación en el Hotel Ritz, vendido al grupo Husa de Gaspar, y una deuda pendiente de José Luis de Vilallonga con sentencia a favor de Solares y Patrimonios SA, la sociedad origen de mi estafa a los bancos en Madrid y la condena de seis años. El castillo en semirruina (José Luis, marqués de Castellvell, contaba que sus padres pasaban algunos veranos, perteneciente a la familia desde los tiempos de la Marca Hispánica, declarado monumento histórico artístico) más un pacto verbal de relleno que valor concreto. Pero los caprichosos existen y yo lo encontré en el director de una agencia de la Caja de Madrid. Se sentía hombre de negocios triunfante y recalificaría para un hotel, o una residencia de verano. Conocía de mi vida y milagros todas las versiones al uso.
La sociedad seguía con mis poderes vigentes para realizar la venta y de administrador figuraba aun Antonio Parés. La operación por indicación del comprador se firmaría en la Notaría Cueco, y allí se comprobaron escrituras y titulación.
Ante el notario, con un gato paseando por la brillante mesa de la sala de firmas, relucía el cheque por nueve millones de la Caja de Madrid. Se leyeron las escrituras, y a punto de firmar, entra un oficial mostrando un acta recién presentada al Registro Mercantil, y remitida por fax, anulando mis poderes. Mi irritación al leer en el acta el nombre de Eduardo Soler Fisas, presidente recién elegido de la sociedad, fue de las sonadas de mi vida. ¿Porqué el ex socio de Pascual Estevill?.
La discusión en un bufete con aires de éxito alcanzó tal tono que temí llamara a la policía. La “busca y captura” complicaba mi presencia (seguro que Eduardo ignoraba ese detalle, porque en la notaria o su despacho me hubieran detenido, y entuerto solucionado). “Yo ignoraba que Pascual se quedara con las letras de Charly Max...”. Farfullaba. Mi composición de lugar, aquel bufete continuaba vinculado a Pascual, o con asuntos de la anterior asociación, y en relación directísima con algún oficial de la notaría, advirtiéndoles de la transacción. Se montó una junta general y el acta de anulación de poderes al instante. “Me robasteis, y continuáis...”. “Ese patrimonio es de las hijas de Parés...”. “Yo solo leo que es tuyo”. No me hallaba en disposición de un estudio jurídico. Había perdido. En el mejor de los casos la testamentaría de Parés, afectando a hijos de diferentes mujeres, y uno reclamada la paternidad, con seguridad no repartió las acciones, toda vez que él seguía de administrador. Se firmaría en la Notaría un acta donde un Presidente y un secretario certificaban la asistencia de una hipotética totalidad de las acciones. Una diligente Notaría.
El tiempo me recordó la escena. El 22 de julio de 1997 El Mundo publica en su página 3 en gran titular, “El Ayuntamiento de BCN concedió un contrato al bufete en el que trabaja un ex concejal”, “el municipio le paga 25 millones al año para defender a los bomberos”. ¡Joder!, solté al leer el nombre que la gran fotografía mostraba, “Bufet Soler Fisas y Ruiz Pena”, y seis letrados. Un contrato legal discutible en su otorgamiento. Primero se otorgó a Soler Fisas, añadido Guerau Ruiz Pena cuando cesó en la Concejalía, y la oposición se preguntaba por qué el Ayuntamiento contrataba servicios privados de abogacía para bomberos y guardia urbana si sobraban funcionarios letrados. Entre ellos Antonio de la Rosa Martí, hermano de Javier, apunto de pasar a la Generalitat en una asesoría bien retribuida, sin acto de presencia ni trabajo específico.
Del repertorio de insultos y tacos alusivos a cretinos de superior tamaño no me olvidé de ninguno. Guerau Ruiz Pena prometiéndome en el 80 la solución del caso, si me defendía Estevill, y Eduardo Soler Fisas con su canción “es un caso político”, en sus visitas a la prisión. Aunque Estevill fuera el más cretino de los letrados, que posible lo fuera, sus dos ex colaboradores conocían con detalle lo plasmado en las biografías de su socio o Jefe, las amistades y estafas a sus clientes, y su adicción a la ruleta.
Si esta noticia me impactó, la leída el 23 de febrero del mismo año, me descolocó. La Vanguardia, “Diario de Invierno”, por José Martí Gómez. “Interrogantes sobre Pascual Estevill”, “... ¿No encontraban extraño los jueces que todos los escándalos fuesen a P.E?. ...Cuando P.E. defendió a Del Barco por el fraude de Antonio de la Rosa en el Consorcio de la Zona Franca aprovechó que tenía plenos poderes para venderse una casa del preso, valorada en 50 millones, a modo de honorarios. El Colegio de abogados le aprobó la minuta y el procedimiento para cobrarla. ¿Es normal cobrar de esta forma una minuta sin que el colegio se inmute?...”. La falsedad de la noticia, me encogió de hombros, ¡otra mentira!, pero al cabo de segundos, la recorté. Jamás me preguntó ningún periodista ni por ese detalle ni por ninguno, y acostumbrado a leer mi vida, u oírla de quienes me tenían delante sin saberlo, la catalogué de curiosidad a completar.
Detrás de cada invento hay un inventor, y con intereses en la noticia. En una de las guerras por hacerse con el Colegio de Abogados, otro “Club de Mentirosos” tiró de viejas historias. Me contaron que los pisos de Antonio de la Rosa (residencias de alto estanding, hoy entre 300 y 400 millones de pesetas cada uno), a su nombre, de la calle Reina Victoria, zona Turó Park, y otro en Madrid en la zona de Rosales, se embargaron y subastaron para pagar las minutas de los letrados entre otros gastos procesales. Repartirse los bienes de un acusado sin juzgar bordea la legalidad, pero la Ley se construye a golpe de autos judiciales y el registro de la propiedad da fe que los pisos se subastaron en un alarde de rapidez, sin afectar el colapso del Juzgado n.4. El Colegio aprobaría las minutas y un conocedor de los hechos, colega abogado, las desarchivó, no para beneficiarme, sino para sus fines político profesionales.
No otorgué poderes a Pascual, excepto los habituales para “pleitos”. Y sin bienes a mi nombre. Sin embargo entre lo cobrado por minutas en negro efectivo, ocho millones, y apropiado de las letras por la venta de la discoteca Charly Max, y las trampas al alimón con los demás letrados defensores y acusadores, en suma con la corrupción judicial, ganara los cincuenta millones, muy posible. Muchísimos millones entonces. Su afición a la ruleta se multiplica, me consta. Fantaseando, quizá el periodista y La Vanguardia tuvieran la documentación exacta y para no enfrentarse a los abogados de “prestigio” del Caso entre los que figuraban uno íntimo y colaborador de la casa, Rafael Jiménez de Parga, acusador por parte del Ayuntamiento, y reconocido intrigante en el Colegio de Abogados, desviaran la realidad hacia Pascual Estevill, por lo del “árbol caído y las astillas”. La prensa reconstruyendo la Historia a placer de los vencedores, y La Vanguardia una perfecta especialista en reconstrucciones.
Ciudadanos, poco recomendables, me contaron las andanzas de la Notaría Cueco y su expulsión de Barcelona, dicen a Marbella (buen lugar para no perder práctica en chanchullos, hibernar y vuelta a una localidad barcelonesa), entendiendo la anulada operación del castillo. Ininteligible el agradecimiento del Ayuntamiento a uno de los abogados de su acusado en el Caso Consorcio. No sería ese su único activo, más bien el entronque político de Ruiz Pena con Narcís Serra y Maragall, que no contentos con los 25 millones anuales le nombraron en el 2004 consejero del Consorcio de la Zona Franca, y liquidador de las cuentas del FORUM. ¡Desvergüenza total!. El uso y abuso del Poder. Me preguntaba: ¿Qué cemento amalgama a semejante cuadra de sinvergüenzas?. ¿Alguien conoce los exactos merecimientos de los socios de Pascual Estevill por los 70 y 80 para tan lucrativos contratos y cargos?. Primero Concejal, después un contrato con el Ayuntamiento de 25 millones anuales, y por último, para un retiro tranquilo, consejero del Consorcio, y liquidador de FORUM. La Vanguardia publicará en un panegírico que por sus conocimientos de Civil, ¿superiores a los mil licenciados anuales de Derecho?. Me contaron que su familia sufrió el exilio, ¿y qué familia no sufrió un fusilado por la izquierda o la derecha, o los piojos y el hambre?.

4

Me sorprendió que aquel joven, abogado en ejercicio, que comía por el año 78 en el Canari de la Garriga, frente al Ritz, con despacho próximo, Jaime Martínez Marí, iniciara el ataque contra Pascual Estevill. Una alegría, le hice del grupito, escribía para El Noticiero, se reía a placer con las ocurrencias de Tito Parés, y se interesaba no solo por sus chanzadas. Después se añadieron los abogados Alberto Sala Reixach, Xavier Arraut, Maite Vila, Jorge Linati, y los Vives de Hinojosa, a pesar de colaboradores y acusados, afianzando el ataque, más la labor de zapa de las instituciones vilipendiadas. Una batería de gran calibre.
Completarían las tres primeras denuncias admitidas por el TSJC con varias archivadas. Se iniciaba el tejer y destejer, la corrupción ideológica y práctica, desde el “no tengo estanterías” de la Jueza Remei Bona a los recursos, pura trampa, como el juego de comisiones rogatorias a Suiza sabiendo de antemano que no se contestarían, o el ir y venir de competencias entre Madrid y Barcelona. El bien y el mal jugarían poco papel durante los próximos diez años. Un largo trabajo de vaciado, de contención y cansancio contra los denunciantes. La filigrana de escrito contra escrito, el terrible juego de palabras e ingenio, donde tu peor enemigo, camuflado en el doble juego, se transforma previo pago o convenio a tu favor. Los profesionales en el fondo de su corazón amaban el Sistema, y no atentarían cuestionando el entramado. No se trataba de fundamentalismo ideológico, la mayoría son críticos con una mecánica permitiendo todos los chanchullos imaginables, pero adictos por supervivencia, conveniencia, y modus vivendi.
El caso terminaría con dos en el banquillo, Pascual Estevill y Piqué Vidal, escaso banquillo, dibujado en la expresión del Fiscal Jefe Mena, “caso aislado”. Sin similitud en magnitud y truculencia con Penalva y Lavernia, los dos jueces condenados años atrás, primer caso de prevaricación y soborno, contratados al salir de la cárcel por el Bufete Piqué Vidal. No entendí su necesidad de empleo, solo la finca con tentadero donde remataban sus juergas valía una millonada. Otra lucha entre profesionales dinamitando el monopolio judicial en suspensiones de pago y quiebras (carroña para buitres), sector muy rentable en el ambiente judicial barcelonés. Lo tuvieron fácil, los usos franquistas de total impunidad aportó más pruebas de las necesarias, ni se preocuparon por Andorra, el dinero y la golfería les rezumaba. Piqué aplicaba a rajatabla las normas sobre dinero negro, de siempre. En los bancos nacionales el movimiento legal, contabilizado y declarado (aunque los mermados precios en las escrituras de sus compraventas inmobiliarias hubieran dado pie para un proceso por fiscal, frente cubierto), pero Pascual disfrutaba en su lucha contra corriente, y le arrastró. Quizá un complejo de Edipo contra quien en definitiva le creó Juez. Fiscalía en lugar de felicitarse por solo tratarse de un “caso aislado”, dará un verdadero recital de cómo se aísla un escándalo de una magnitud moral dramática. Y se aíslan y marginan los innumerables y multimillonarios delitos de los extorsionados, la cúpula empresarial y financiera de Barcelona. Aislados todos. Se hace un paquete de los delitos que llegan al juicio y se les condena a siete a Piqué, como a mí por unos medianos pagarés a unos bancos, y nueve a Pascual, cuando a mi me pedían doce por encubrir a De la Rosa. Resultado final, toda una vida de ganster oficial sin repercusión penal carcelaria.
Imprescindible la presencia de Adolfo Fernández Oubiña, aun en entredicho en la Judicatura, abarcaba por experiencia el arco judicial. Conocedor de vicios y virtudes. Descarado, aparcaba su coche ante, lo mismo Diagonal 612, que en Aribau Mallorca, la coctelería Ideal, donde De la Rosa interrumpía sus cócteles para seguido de sus guardaespaldas despotricar por teléfono en la acera. El jubilado juez comía en la terraza de al lado rodeado de fornidos y jóvenes amigos. Sujetaría las bridas de los purasangre metidos en el rocambolesco juego de defenderse atacando pero sin desear el hundimiento del contrario, antes colega de rapiñas. Un valor reconocido, a pesar de su revolcón en el Supremo con pérdida de la Presidencia de una Sala. Supo nadar y guardar la ropa, hasta la jubilación. Otra muestra de la inmensa corrupción judicial o de la ineficacia y perversión. Su presencia en el Bufete no se limitaría a la carroña de los quebrados por usura, marcaría la dirección de los frentes judiciales contra el titular, y de suponer rentabilizaría su presencia, ganar dinero. El principal cliente, De la Rosa, no aportaba ni petrodólares ni minutas, prefería otros bufetes, y Pujol huía de unas compañías capaces de dinamitar su fogosidad catalanista, por lo que el enjambre de sociedades creadas en los primeros setenta para fagocitar activos y en los ochenta hacer desaparecer las enormes diferencias de precio de compra y venta de las empresas a vender a KIO, o viceversa, y las compraventas de edificios para la Generalitat, se dedicarían a facilitar el inmenso trasiego de dinero blanco o negro de la ciudad. Los billetes tienen el mismo color.
Entre el Ideal y Dry Martini (durante años con un negocio de masajes-putas en el principal del inmueble) se extiende el mapa de la Barcelona del golfeo y la droga. El poder y carisma de juez disfruta del derecho de pernada sobre la mujer en busca de soluciones a sus problemas legales, al estilo de la policía en la prostitución del franquismo, y de pretenderlo se haría con un harén gratis. Años atrás tenía una propietaria de un estanco que hasta denunciaba a quien ordenara. Desde el Barrio Chino de marines americanos y ex legionarios con su kifi, el Paralelo y sus políticos de zarzuela, o el Rigat, Bolero, Río, de los estraperlistas, al Ensanche metido entre Colombia, Galicia y toda Europa, existe la misma diferencia que del Molino, Apolo y Victoria a las Crónicas Marcianas. Las putas, un simple relleno, decorado y buen complemento, o agentes de ventas. El ir y venir de individuos entrando y saliendo de los locales no tiene nada que ver con aquella riada de hombres abarcando toda la calle Escudillers, Robadors, San Ramón, Tapias, o el Chino entero, el sábado por la noche, día de cobro. “Sábado sabadete, camisa limpia y polvete”. Ahora la cita o búsqueda del contacto, y por extensión el contacto judicial, tan incardinado en el juego de la droga. El kilo de cocaína a cinco millones de pesetas al mayor, según corte, incluía, desde las doscientas mil de inicio en América, el coste de miles de sumarios y su gente en la cárcel, aunque la mayoría acabaran tristemente olvidados, y la puta miseria les condujera de nuevo al trapicheo.
España, lo descubrieron rápido los colombianos, tenía un dúctil modo de manipulación de la justicia donde por el momento entre “la plata y el plomo”, sin duda “la plata”. Tardarían en entender que el pago en negro a su abogado no garantizaba el inmediato arreglo. Sin embargo Barcelona funcionaba mejor que Colombia donde los muertos sobrepasaban toda lógica.
Los suaves atardeceres de tertulia entre profesionales de la judicatura o el derecho en el Derbi de los setenta, el Gotarda de Infanta Carlota, Petit París, la Puñalada, se rompieron como la unidad total de criterios o acción del franquismo. Exceptuando la presencia del histriónico De la Rosa y su séquito de seudofinancieros, estafadores, funcionarios, periodistas y abogados, los demás no aguantarían una mínima encuesta de en que consumían su tiempo libre. Negociaban.
Al atardecer y noche, el barrio cambiaba de decorado, la mayoría de sus aburguesados y viejos vecinos desaparecían para entre una juventud, no excesiva, pues la del botellón prefería los cascos antiguos de Gracia, Rabal, Barceloneta y Borne, aparecían sudamericanos, turcos y gente del Este, siempre de la mano de españoles. Si en los viejos mublés se liquidaron cuentas del estraperlo y las concesiones políticas, en las relucientes saunas y clubes con habitaciones, se encuentran muertos de difícil filiación con sobredosis o tiroteados. Pasarían años para que la prensa, y más la televisión, admitieran que la droga constituía una plaga nacional, y no solo porque muriera de sobredosis una Ordóñez, o un ex futbolista destrozara la habitación del hotel, o Maradona señalando a Barcelona como cuna de su adicción, sino por los escandalosos casos de libertad a manifiestos mafiosos traficantes cogidos en “flagrante delito” o reclamados por la Interpol o la Dea, y la suma de cientos de miles de millones, evidenciados por los miles de quilos intervenidos, confirmando su presencia en todo el entramado oficial.
No se trataba de guardia civiles parando el cazo en las fronteras, ni siquiera coroneles cubriendo yates y barcos, policías a por el botín de narcos pequeños o grandes, o de simples cobradores de colombianos, publicado en enero del 2005 sobre un policía asesinado, las cifras en cientos de miles de millones, billones, y no corren sin la colaboración y ganancia de miles de funcionarios y políticos. Y si en el centro de Barcelona se negocia con la cocaína, y mayoristas de heroína en Aribau, en los barrios los gitanos pierden su hegemonía en el hachís a manos de los marroquíes enlazando las costas y autopistas catalanas con Europa, fuente de no pocos enfrentamientos llamados “raciales”. Con razón el comisario Justo Aguilera le comenta a un amigo abogado que Barcelona “se complica”, y cambia de destino. Comisario Jefe en Jaén.
El nuevo río de oro, creciendo sin parar desde los últimos 70, minimiza los petrodólares kuwaitíes transformando a De la Rosa en una reliquia del Ensanche. Toda expansión económica insuflada con capital fresco, atrae a foráneos y a los propios que antes lo exportaron, y surgen cientos de extrañas sociedades, nacidas en Holanda, Luxemburgo y los demás paraísos, se legalizan en España y compran en el Paseo de Gracia, construyen hoteles, y rellenan los huecos del saturado Ensanche. La gran banca y las cajas con presencia en “todo el mundo”, ayudan con operaciones parecidas al aval prestado a De la Rosa por el Banco Popular. El círculo está cerrado, España, y Barcelona en concreto, la “basa d´oli” del Honorable Pujol. De la calle Tuset del 60 con la “Gauche Divine” en alarde de exclusividad intelectual imponiendo la coca de novedad y distinción, al gran narcotráfico escondido entre el fariseismo propio de la más antigua de las colonias fenicias. Y si la corrupción es tabú, y admitido que cualquier venta produzca dos contratos, la escritura pública (oficial) y el contrato privado (en negro), la droga, treinta años multiplicando inmensas fortunas y dramáticas muertes, ignorada, silenciada, se calla hasta reventar el vaso.
Yo, con piso en el barrio desde los setenta, cuando si se olvidaban las llaves se palmeaba al sereno y en el silencio de la noche se oía el arrastre de su palo, sin la prudencia debida a la “busca y captura” acudía a las excelentes paellas de mi mujer, y los veía con los negros automóviles ocupando el chaflán del Ideal. Parte de mis alocadas imprudencias, si yo veía, me veían a mí, y si el delito, más impune que denunciado en el barrio, en mi caso, funcionaron las llamadas a la policía.
El fracaso en la venta del castillo, un aviso, o el intento en la distribuidora con mi novela “Los cuadros del Museo Von Turner”. Demasiadas presencias incordiando. Las amenazas del “Club de los Mentirosos” a los distribuidores surtieron su efecto. Además de jugarme la libertad, no vendería a través de empresas con suficiente presencia, ni financiando o imprimiendo la edición. Y me reclamaban unas miles de pesetas por devoluciones.
Al tiempo, los Pascual y De la Rosa, por el momento se libraba Piqué Vidal, se debatían entre el enjambre de papeles que nos vacían los bolsillos a menos de traspasar la frontera de la legalidad convirtiéndose en un prófugo. Ellos saben que es posible, pero intentarán agotar todas sus posibilidades que son muchas. Antonio de la Rosa demuestra se puede vivir y disfrutar más allá de la Ley, siempre con la anuencia de dinero y corruptos en nómina. Un freno, el grave inconveniente de comprometidas situaciones jurídicas en Nueva York, Londres y Suiza, o sea, todo el planeta. Eso les retiene, se torea mejor con la corrupción en España que en los juzgados por esos mundos, donde además se aparece colgando de un puente en Londres, como el banquero italiano Calvi.
Pujol retoca su “gobierno” limpiando el polvo. Cullell, Prenafeta y Maciá Alavedra, no tardarán en mostrarse por televisión en los refinados suquets del Ampurdán, y Miguel Roca situaría su bufete en la elite y ranking de la profesión, superando los efectivos de Piqué Vidal, pero lejos de los de Cuatrecasas (el patriarca Pedro Cuatrecasas Sabata, que en una ocasión cogió a De la Rosa por la solapa por su inversión en Bamsa, cuentan), y los jueces pieza clave en el Caso Consorcio presiden sus doradas salas. En la fiscalía, el segundo pasa a primero, normal en el funcionariado, elevado Carlos Jiménez Villarejo a Fiscal Anticorrupción.
La creación de Anticorrupción por el Gobierno de Felipe González se entiende para centrar en una oficina madrileña la porquería de gran olor. La disparidad de criterios de cientos de funcionarios fiscales enredó denuncias y querellas donde se ahogaban tantos compañeros socialistas que mejor centrar la corrupción en un mando, y si Jiménez Villarejo “de izquierdas” demostró su gran hacer en Barcelona cumpliendo su cometido, obedecer a su superior el Fiscal General del Estado, nombramiento del exclusivo dedo de la Jefatura del Gobierno, pues eso, el más apto. ¿O sería porque la Fiscalía de Barcelona funcionaba mejor que la Guardia Civil a la voz del mando, y Barcelona una “basa d´oli?. En Madrid, se detiene al director de la Guardia Civil, Gobernador del Banco de España, y ministros, y confirmando a Pujol, en Barcelona ningún Consellé, ni Delegado de Hacienda, ni menos cargos de la Guardia Civil o Policía. La corrupción se limitará a tener entre rejas, y corrompiendo, a Estevill y Javier.
Una mota de polvo en la gran montaña, el fiscal del caso Mariano Rubio, deja la fiscalía y ficha por el gran Bufete Cuatrecasas. Diagonal Paseo de Gracia. Un bufete que intentó comprar el edificio del Deutche Bank, pero no pudieron con los inversores andorranos (unos 10.000 millones). Un mar tranquilo el Mediterráneo comparado con la adusta meseta. La fiscalía de Barcelona funcionaba a la perfección, nada que alegar por el nuevo Gobierno de Aznar, seguían obedientes, aunque patalearon ante la Ley arrebatándoles el derecho de por vida del cargo, Vitalicio. La sagrada propiedad de la plaza funcionarial, tan fundamental decían para la libertad y servicio a la Justicia. ¿Cómo se les ocurriría a los americanos o suizos elecciones para el cargo de fiscal?. Aquí elegidos a dedo y a perpetuidad, removibles por ascenso al Supremo o al Olimpo de los Dioses. Ni el Rey lo tenía tan seguro. Toda la normativa rezuma Dictadura. La Dictadura del Funcionariado.

5

El día 13 de febrero de 1997 entra en La Modelo, Luis Pascual Estevill. Leída la inesperada noticia, me dejó indiferente. De nuevo lo del “flagelo de la burguesía”. Perdió el pulso con quienes se sentían, y aún, más allá de la propia Ley. ¡Una sinrazón, la Caixa, la Generalitat, la Casa Real, y todo quisque cruzado en su camino, pensé!. ¿A tanto le forzó Piqué Vidal?. Yo no lo creía. El Frankenstein creado por el gran alquimista de la Ley, terminando el engrudo de distinguidos catedráticos, se le escaparía de las manos. Con centrarse en las decenas de narcotraficantes, a diario entrando en prisión, sus cuentas suizas rebosarían. Sin riesgo. Los he conocido en el 92 inmiscuyéndose en las conversaciones con los extorsionados por Pascual, preguntando por su “solución”, o al contarles mis desventuras con el ya ex juez, directos a lo suyo, el pago, y por tanto la libertad. Alguno había pagado, jurando matar a su abogado cuando saliera. “¿Tú de qué país vienes?, por dos millones no pretenderás la libertad, eso es para empezar”. Pascual tuvo suerte, en un magazine del Mundo leí que Heredoto contó que el emperador persa Cambises hizo desollar vivo al juez Sisamnés por un veredicto injusto, ¡y ni habla de cobrar!. Con que pagara los años de cárcel que por su culpa yo y otros pasaron, habría bastante. ¡A él que se deprimía si me visitaba!.
Si Pascual era trasladado a la Roca al módulo destinado a las “fuerzas del orden”, De la Rosa gozaba de libertad, e indefinida. El Juez Moreiras a un mes de no encontrar la tipificación de los delitos de Javier, era invitado a una conferencia en Barcelona, y en primera fila Juan Piqué Vidal con preguntas para lucimiento del Juez conferenciante. “Sobre la personalidad del estafador”. El sumun de la desfachatez. Ni comentario a que la “administración fraudulenta no constituye delito ya que todavía no se ha incluido en el Código Penal”. ¡El hombre clave en los conflictos económicos de gran enjundia en España!. Ni la policía ni los loqueros se lo llevaron del juzgado. La conferencia con estancia en el Hotel Juan Carlos I pagada por Iberforo, o sea Piqué Vidal. Los kuwaitíes se subían por las paredes, ¡y los españoles critican la Justicia de los países árabes!.
Miguel Moreiras Caballero, juez de Delitos Económicos de la Audiencia Nacional, aguantó con estoicismo la mordaz prensa. Desde el 21 de noviembre del 93 que El País le dedicara páginas enteras, las “alabanzas” subían de tono. Dispuesto a arrastrar carros y carretas, ya arrastraba dos años de suspensión de empleo y sueldo. El riesgo a favor de De la Rosa, compensaría. A su paso por Vigilancia Penitenciaria la cárcel se abría con sospechosa irregularidad. Otra sanción por alterar la fecha de un certificado médico y acudir a las Olimpíadas de los Ángeles. Norteamérica le encantaba, y pediría un año de excedencia para gozar del país de sus sueños. ¡Los ahorrillos de un juez!. A las travesuras se sumaron autos con evidente interpretación, prevaricación y soborno. La Sala le obliga a procesar a De la Rosa señalándole los delitos. Relativo caso, su obstinación continúa, y por primera actuación rechaza la petición de prisión. A la presión de los abogados de los kuwaitíes, Stampa Braun, Manuel Cobo del Rosal y Miguel Bajo, les contesta que su juzgado está en pleno colapso de casos. El argumento de Remei Bona para el caso Pascual, con la variante de las estanterías, y Álvarez del Consorcio, para no investigar. Los kuwaitíes no estaban en buenas manos. Cobo del Rosal, con fama peor que regular, defendía en el Supremo a Pascual Estevill, y Stampa Braun, amigo y abogado del padre de Javier. A los sorprendidos árabes los ochocientos años de cultura en la Península Ibérica no les acercaba a la idiosincrasia actual. Tan despistados como yo la primera vez que caí en la red.
Repasar el currículum de Moreiras en su vertiente profesional antes de que unos genios de la judicatura y política le eligieran, y sus actuaciones posteriores, demuestran la refinada ideología dominante. No se trata a lo Pascual Estevill recomponiéndole unos méritos y sabiduría leguleya, a Moreiras ni mentiras ni milagros maquillarían su vida profesional. La Ley de Peter, sobre el adecuado a cubrir la jefatura del ascendido, sin salpicarle su bagaje, no resume toda la perversidad del ambiente eligiendo a Moreiras. De broma lo del “nivel de incompetencia” por ascender al tontorrón, que no haga sombra, o peligro de denuncia, sino una decisión maquiavélica. ¿Se inicia una clásica cadena de complicidades mafiosas?. Su experiencia se limitaba a los juzgados de Viella, Ronda e Ibiza (¿abusaría de las hierbas ibicencas?), Vigilancia Penitenciaria en Madrid, y Magistratura de Trabajo en Ciudad Real. ¡Buen bagaje para enfrentarse a la “amistad” de Piqué Vidal, a sus conferencias, y al grosor de la Corrupción Nacional!.
Un suponer, a su paso por Madrid, juez de Vigilancia Penitenciaria, dejaría especiales muestras de actuación, cobrando o por favores a otros magistrados o funcionarios, marco adecuado para ser recomendado a un cargo de máxima responsabilidad, clave para las elites dirigentes. Un electricista acumulara mejor experiencia para bregar con La Cooperativa del Sindicato UGT, decenas de miles de millones, el Banco de Santander y sus ocultaciones fiscales a base de endosar créditos a sus depositantes, Macosa, Indelso o facturas para IVA, remitido desde Barcelona por Pascual Estevill, Arthur Andersen (la corrupta gran censora de cuentas), el Banco Europeo de Finanzas, el empresario Benedicto Alfaro y el suicidio del denunciante Baltasar Egea, y un largo etcétera, con alguna que otra ocurrencia de ingresos y salidas rápidas de prisión (unos días a Alfaro) o supermillonarias fianzas retiradas al día siguiente. Y nadie actuará de oficio. Un calco a Pascual, y ya comparando recordar una querella por prevaricación interpuesta por el empresario Joaquín Fernández, encarcelado tres días, que no prosperó. Moreiras sabedor de la mecánica de Pascual quizá lo imitaría, más moderado eligiendo víctimas o menos ambicioso. Lo del electricista, un mal símil, los actos demostraban tendencias especiales. Ni las necesidades españolas de petróleo, 50.000 barriles diarios, condicionarían al Juez Moreiras. Ingenuidad kuwaití sobre que esa nimiedad torciera el recto entender de la Justicia Española. Y el momento era delicado para la economía española con una inflación galopante y debiéndose regularizar los parámetros financieros ante el ECU europeo. ¡Estúpidas consideraciones!.
El 97, y siguientes, tranquilo comparado con el 94. Sin embargo los kuwaitíes no cejan y atizan su querella en Londres. En Madrid, imposible. Similar a la defensa a ultranza de cualquier secretario de juzgado de pueblo ante un ejecutivo de fuera contra su amigo de la infancia. La Corte de Londres y la Audiencia Nacional, en su auto enderezando al juez instructor Moreiras, abrían camino contra toda le maraña de corrupciones. Y Londres destapa parte del laberinto de sociedades, Croesus, Pincinco, Wardbase, Oakthorn, y cientos en todos los paraísos fiscales, o las cuentas de los intermediarios, Prado y Sarasola, de Felipe González, con el veinte por ciento de los 500 millones de dólares trasferidos desde España en plena ocupación de Kuwait. Convincentes las afirmaciones de la “oposición” kuwaití de que la aristocracia en el exilio, y el ocupante Saddam Hussein, pidieron, lógico, el bloqueo de los fondos de KIO. Únicamente Felipe González podría autorizar el pago de esos 500 millones de dólares. Y varios comentaristas afirman se le pasó a la firma el decreto de la intervención de los saldos, origen de las comisiones a Prado y Sarasola.
En Londres sonreían a las declaraciones de Javier a la prensa española, en franca campaña de intoxicación, sobre que esos fondos se destinaron a poner las bases militares a disposición de la guerra del Golfo. Ni mencionar en la prensa londinense la Asociación para la Defensa y Libertad del Pueblo Kuwaití. De risotada. Se reunieron concluyentes pruebas vía Suiza, abarcando con gran sorpresa los delegados e inspectores de Hacienda en Barcelona, Ilustrísimo Ernesto Aguiar Borrás, y los inspectores jefes José M. Huguet Torremade y Ramón Lanau Viñals, o el insignificante Pernas, amigos y compañeros, de terruño y apartamentos en el Alt Urgell del ministro entonces Borrell, y socios de Pascual Estevill. El abogado Folchi, ex de Javier, cantó ayudando a los suizos. Las amistades y subordinados de Borrel le costaron su candidatura a Presidente del Partido Socialista, pero la voluble política le haría Presidente del Parlamento Europeo. Rizando el rizo afloran en las cuentas de los intermediaros de KIO talones de Siemens librados en Suiza. Las multinacionales alemanas para contabilizar y deducir los sobornos en “países tercermundistas” pagan con cheques, y sus responsables sostienen que pagaron los sobornos por las instalaciones eléctricas del AVE Madrid Sevilla. Roldán, forma parte de la cadena, compensando en Madrid o en Suiza, y cobrándose a través de los intermediarios, Prado y Sarasola. Y nadie detenido en Madrid o Barcelona por los flagrantes delitos descubiertos en Londres. Parecido, pensaba yo, a cuando el fiscal Escusol me escuchaba con cara de póquer ante mis declaraciones señalando las implicaciones del Banco Garriga y Nogués. La “alarma social”, esgrimida a voluntad del control de la prensa por el Poder, no se dará, la gente “se lo toma a cachondeo”.
En todos los procesos contra Javier afloran cartas falsas. Los responsables de KIO en Londres ordenaban transferencias, casus belli, a sociedades de las de intermediación, inexistentes, constituidas con posterioridad para otras intermediaciones. A eso le llamaría yo perder los papeles o alguien colándole un gol. ¿Lo habrían relegado a triste firmón en ese complejo trasiego?. Pobre Javier, las adicciones descubiertas en la cárcel de Brians pasaban factura, o como su padre delegaba firmando talones en blanco olvidados por los cajones del Consorcio de la Zona Franca. Imaginarlo en puro delirium tremens traspapelar sociedades traídas del futuro, una triste gracia. Entre las sociedades verdaderas y falsas se encontraría en un registro un pasaporte “verdadero” de un país sudamericano con nombre falso y su fotografía. Además de indispensable en una fuga que se precie, como la paterna, esas documentaciones enmascaran posesiones y cuentas. Silencio total de la fiscalía barcelonesa. Flagrante delito olvidado. Una de las estafas en el mundo del hampa consiste en vender documentaciones, y tan falsas que los compradores caen como moscas al utilizarlas, pero la encontrada además de certificar excelentes relaciones oficiales en países sudamericanos, clarificaba la concienciación y preparación de la huida precisamente cuando el Consorcio y Banco Garriga. Una confesión de su culpabilidad.

Lo controlado, se descontroló, la quinta columna funcionaba. En el 97 el Juez Moreiras por una nimiedad es relevado de su plaza y destinado a “provincias”, a lo social de nuevo. La sustituta, Teresa Palacios, si en principio archiva el caso Macosa (en la chimenea monumento de Pueblo Nuevo se conmemora la lucha obrera pero ni comentario sobre el robo y especulación de esos terrenos) porque los hechos denunciados no constituían delito. Acusados, Eduardo Santos, el socialista con casa en Miamy, Escámez, Pedro Nueno, Nicolás Garrido e Ignacio García Nieto, de la gran familia de los Riva y García, con presencia en la Asamblea del Consorcio de la Zona Franca, extorsionados por Pascual por las malas prácticas de no acordarse de los accionistas minoritarios y venderse los activos a favor del mayoritario Banco Central. Otro caso, como el del IVA, enviado por Pascual a Moreiras, sangrado en Barcelona pero con mucha grasa a cortar. Palacios no seguiría ese camino en otros miles de millones esfumados con relevantes personalidades implicadas.
Quienes ni se inmutaron por las “relevantes personalidades implicadas” fueron los fiscales y jueces suizos en los casos de Pascual y De la Rosa. En tiempo record luchando contra la poderosísima banca suiza y su total oscurantismo remitieron datos a Londres y a España, con la sorpresa en cuanto a España que sus pruebas se pusieran no solo en cuarentena, sino entorpecidas en sus traducciones y tramitación interior, y recusadas por trivialidades.
Al fiscal Bernard Bertosa, socialista elegido por el Cantón de Ginebra, y al juez Daniel Devaud, con seguridad las trifulcas londinenses no les importarían por ajenas a armas o drogas, pero lo oído por los afectados españoles, de primera mano, sin reparar en viajes y tiempo, sobre un juez utilizando la cárcel de zulo para extorsionar (versión oficial española del secuestro de guerrilleros, mafiosos y etarras), les impresionaría, a juzgar por sus muchas gestiones y viajes a Barcelona. Se localizó una cuenta de 600 millones de Pascual que aun embargada desapareció del Banco Darier Hertz et Cíe., (el banco donde casualmente le ingresaron 25 millones para acusarlo de soborno), en excelente gestión de su apoderado y recolector de fondos en España Thierry Kern. Muy cómodo abonar en su banco suizo, basta con entregarle el dinero en su mansión de la Costa Catalana. Y si por un descuido de juzgados embargan el saldo, garantiza el importe transfiriéndolo a paraísos más seguros. Se presenta el hijo de Pascual en Suiza y firma la orden. Ni a él ni a Eduardo Santos y los de caso Macosa, exonerados por la Jueza Palacios, les repercutirán 134 millones ingresados en esa cuenta del Juez.
Un activo banquero el suizo que actuará en Telefónica y Terra, la especulación en bolsa más brutal de la Historia de España, donde el amigo del nuevo Presidente del Gobierno Aznar, nombrado presidente de la Telefónica, Juan Vilallonga, agente de bolsa, superaría hasta ridiculizar las cifras de Mario Conde y Javier de la Rosa. El IBEX 35, desde la cota de 12.800 puntos en 1999, se desinfló para sorpresa de millones de ahorradores hasta 5.000 puntos (la culpa, las nuevas tecnologías, dirían), y refinado cretinismo vocear el éxito de los 10 mil, seis años después, cuando cientos de miles de ahorradores, recomendada la inversión por sus cajas y bancos (Caixa y BBVA, agentes principales), han perdido a favor de extrañas e hinchadas operaciones de compra por parte de Telefónica. Endemol, Licos y Terra, casi 4 billones por la ventana (a bolsillos concretos). Y comparándose a los de ERCROS, sus ejecutivos blandirán las “estoch opcion” para cobrar su blindados contratos, miles de millones (hinchar un valor, Terra, de 200.000 millones a 4 o 5 billones, para caer por debajo del nominal al poco, merece un premio añadido, y lo exigen). Pero los muy entendidos en bolsa, los Vilallonga, no hubieran alcanzado tal grado de especulación de no contar con la fuerza financiera de sus socios, la Caixa y BBVA, o sea, todo el dinero del país metido en el baile. ¡Es la bolsa!, les contestarán cuando denuncien en los juzgados. La “España va bien” de Aznar un símil del Ministro Solchaga con la facilidad de hacerse rico en España. La Comisión Nacional de Mercado de Valores o inútil o corrupta. Los norteamericanos se enfadarán por la descarada utilización de sus bolsas, y aun hay pendientes varios procesos. Allí se detiene a docenas de ejecutivos por algo parecido. El práctico monopolio, las tarifas al alza, la expansión del mercado de los móviles, y las repetidísimas especulaciones en bolsa, paliarán con los años los estropicios. A la larga la propia CAIXA cargará a sus cuentas de explotación unas decenas de miles de millones.
Una tontería, que apenas llenará prensa en España (y de tele una ínfima ridiculez comparado al tiempo de Belén Esteban o la Duquesita de Alba). El dimitido presidente de Telefónica, se divorciará de la amiga íntima de la mujer del Presidente español, se casará con otra espectacular y triunfadora, y dejará la provinciana España para codearse con los supermillonarios americanos a golpe de jet privado. Un día propondrá a los rusos comprarles y modernizar su Telefónica. De agente de bolsa a ingeniero en telecomunicaciones.
De ese inmenso latrocinio corresponde a Barcelona el primitivo programa de Terra, Olé, vendido por la Fundació Catalana de la Reserca de la Generalitat por 200 mil pesetas a un empleado que lo venderá a Terra Telefónica por 3.000 millones. Recusado por su estructura en castellano, se excusaron. También catalanes, la Trinca produciendo con Endemol la famosa Operación Triunfo (todos forradísimos), el estrellato del Agut de Tarrasa, presidente de Terra, el agente y banquero suizo, y de “torna” el nombramiento de Fainé de la Caixa y Narcís Serra, como consejeros de la Telefónica en Cataluña. ¡Será por sus conocimientos en pinchar teléfonos!. Tampoco se desata “alarma social”.

6

Los personajes colaboradores surgen a través de los lustros, y lustrosos. Si los abogados brillaban, los jueces no andaban mancos. La primera o única noticia del piso del instructor Miranda de Dios la leí en El Triangle, con su ataque de dignidad, o amenaza por poner en duda su honorabilidad y sus cuarenta años de “total entrega a la Justicia”. No rebosaba el vaso la noticia del piso, nada me extrañaba. Alguna porquería habría de por medio porque aquel juez, negándose a lo mostrado con el dedo, o le guiaba otro dedo, o paraba la mano. ¡Y del Opus!. El piso, como lo de Soler Fisas y Ruiz Pena, tiene raíces. Una segunda parte sería la escritura de compra en el 2003. Y antes, su vecino, piso propiedad de la hija de Piqué Vidal, el magistrado Fernando Pérez Máiquez preside la Sala que prescribe los delitos en cuanto a Antonio de la Rosa Vázquez.
Me subía por las paredes, esperaba que el muerto resucitara, pero no después de exonerado. Habían pasado quince años y sin encomendarse a Dios ni al Diablo la Sala prescribe a la presentación de un escrito del hijo, Antonio, el abogado del Ayuntamiento. Aplicar la imaginación hasta es ofensivo. La situación de Javier arde por los cuatro costados y necesita cubrir el flanco del padre que aun prescrito provocaría aludes de prensa, y Del Barco surgiría de los infiernos acusando. En “busca y captura” el posible enmerdador, un escrito dirigido a la Sala presidida por el inquilino magistrado que se convertirá en propietario, cubrirá toda contingencia, y sin posible recurso. El fiscal se queja. Poca queja, la fiscalía tiene más armas que la simple queja.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo deja sin lugar a dudas la prescripción después de definirse el delito, o sea, presentado el fugado y declarado el delito. En una de tantas sentencias al tratar de prescripción dice; “La estimación por un tribunal de estar prescrito el delito solo es razonable y lógicamente admisible después de verificar y declarar la realidad del delito, de suerte que la estimación de la prescripción no puede servir de excusa para la falta de pronunciamiento sobre la previa realidad del delito cometido”. ¿Cómo prescriben los delitos que no se han juzgado o pronunciado?. ¿Y si ni siquiera lo cometió él o no solamente él?. Pequeñeces, la Sala es soberana, y los fiscales se callan. A nadie le agrada menear un caso oliendo a mierda. Los otros dos magistrados firmantes de la prescripción, Fernando Valle Esques, y Jesús M. Barrientos Pacho, no eran inquilinos de Piqué Vidal.
El inquilino no le preguntaría al presentador del escrito para qué necesitaba un muerto un auto de prescripción. Su excelencia no leería los periódicos. Ignoraría que el infarto de miocardio del padre del hombre más célebre entonces de la ciudad, y en la judicatura, se anunció a bombo y platillo. Ignorante el presidente de la Sala, y su entorno, no menos de veinte personas. Antonio viviría tan tranquilo unos años acudiendo a misa a San Gregorio Traumaturgo. No conocía a nadie, o eso me pareció. La cabeza le caía, contrahecho. La vida le concedía prórroga, pero las secuelas del alcohol con la artritis no perdonan.
El periodista Victor Saura, del Triangle, en su extenso artículo sobre los pisos y los magistrados, cita un reportaje de Intervíu donde localizan la vida en Panamá de Antonio con documentación falsa. Leí el artículo. La revista por excelencia de escándalos, amarillos, negros o de destape, nunca publicó absolutamente nada referente a Antonio. Las relaciones de Asencio, grupo Z, con Javier habían cambiado de tono por la inversión en Bamsa de unos cientos de millones, que el financiero pretendía compensar por servicios prestados tiempo atrás, causa de la distribución de mi novela. Divergencias sobre los mutuos favores por los 80, ¿qué más importante, callarse lo realmente sucedido en el Consorcio acabando con el joven financiero o conceder un crédito de 400 millones indispensable para salir de la imprenta Intervíu?.
Al leer el artículo le supuse alguna malicia. O Asencio pretendía un golpe bajo a Javier, o tan sibilinos personajes montaban alguna estrategia. Señalar Panamá, residiendo en Barcelona, antes de la prescripción judicial, una entelequia. El hombre, visto en la puerta de San Gregorio Traumaturgo, muy anciano, encogido su esqueleto por la artrosis, no correspondía a las fotos en Intervíu sobre Panamá con la estampa de los 62 años, corpulento, grasoso pero tieso, cuando le conocí. Que en sus viajes recalara en Panamá, Uruguay o Vancoubert, puede, pero cerca de los ochenta años sufriendo un proceso degenerativo, viviendo solo, imposible.
Realidad o ficción, lo de la documentación falsa, unida a la del hijo, hace pensar que padre e hijo se la agenciaron por entonces por si debían huir juntos.
1997 cerraba con esa prescripción toda veleidad sobre el Caso Consorcio, pero su recuerdo provocaba escozores en gente principal, y para mí jamás prescribiría. Podían aflorar pisos, y cuentas en Suiza.
Un día por Internet documentándome sobre “los pisos”, y de paso sobre “sus señorías”, me tropecé con que Miranda de Dios asesoraba a sus camaradas, “hermanos”, o “primos”, del Opus Dei del Colegio o Universidad Abad Oliva. Una pena, donde estudiaron la segunda enseñanza mis hijas, metido en las guerras internas eclesiales contratando en sus cuitas al magistrado retirado Miranda de Dios. La dirección personalista de Traiter tendría detractores pero los excelentes saldos bancarios de la institución, y su indiscutible presencia en la selecta Barcelona, atraerían otras ambiciones que la de mejorar su enseñanza, con guardias de seguridad levantando de sus asientos a los del Consejo anterior. Allí, o en la asociación presidida por su hijo Ezequiel Miranda Gómez-Rico, “Profesionales por la Ética”, negaría que a su competencia llegara ningún caso del Bufete Piqué Vidal. ¿Sería verdad su convencimiento sobre Piqué Vidal, el hombre del maletín, un santo varón, un honorable profesional?. Si lo era, ¡pobres de los condenados por su íntima convicción!, de lo contrario, ¡así me fue a mí!. Y son más de tres las casualidades en torno a Miranda de Dios y Piqué Vidal, sin contar su exculpación a Pujol. Por lo visto las “intimas convicciones” andaban un tanto alborotadas porque las asociaciones de jueces a las que pertenecen Miranda de Dios y Máiquez “ponían la mano en el fuego” por la indiscutible honorabilidad de los dos. ¡Arreglados vamos los justiciables!.
En su mentalidad que un abogado, entregado a la Justicia, y conocida su afición a los favores y prebendas, les proporcionara un piso a un precio de menos de la mitad de alquiler de otro con la mitad de metros cuadrados, precisamente yo vivía a una manzana en Provenza 175, escrito en mi DNI, ¡pues bueno!, una deferencia. Un favor de buen samaritano. Y si en el 2003 se compra por 40 millones en efectivo y se anuncia su venta por 130 millones, ¡pues otra deferencia!. ¿O la deferencia a la inversa?. Los procesos contra Piqué, sabidos por Miranda de Dios, pudieran afectar a su patrimonio o de su familia. El levantamiento de bienes barajado por la revista El Triangle. ¿Y me iba a callar yo en el 2005, a los veinticinco años del Caso Consorcio, ante la fachada leyendo el cartel de venta, y pregunto a la portera?. No me callé, y espero problemas.
En mis muchas conversaciones con Victor Saura, pasados los años, me pedía alguna fotografía, al aire de la publicada cuando “lo de los pisos”. Una de las tantas ante Franco. Un grupo de “autoridades” ante el Generalísimo por los 70, leyéndole las excelencias del Consorcio de la Zona Franca. Reconozco a Bruna y a Antonio, la fotografía correspondería a la primera etapa de Bruna en el Consorcio, los demás me sonaban de la vieja prensa franquista, sin recordar nombres. “¿No tienes una parecida donde estés tú?”. El joven ya maduro no tenía ni idea. De los pocos de una generación posterior, conociendo el caso por tratado en su publicación iniciada en el 90, yo era uno de “aquellos”. Otra desilusión añadida a la de las orgías donde coincidían todos los periodistas y publicaciones citándome “de pasada y relleno”. “La única con Antonio de la Rosa, en el crucero por la Costa Azul, y contra toda lógica anterior, ocultando a sus novias, compró unas cámaras gastando varios carretes”. Ninguna probaría las cacareadas orgías, pero las utilizaría dando cuerpo a su versión. Argucias. En Madrid pedía una factura de su estancia al Hotel Miguel Ángel, sin utilizarlo. No lo entendí, pues si como decía las utilizaba para engañar a su mujer, su vecino de apartamento Carlos, su hijo, en mi orden de valores no debía ser un buen encubridor.
A la cuarta o quinta conversación con Saura, cruzándole la casualidad viejos conocidos relacionados con mi familia, infancia y juventud, socios en la cooperativa de crédito, o empleados míos, me creía. En su concepto, de franquista a ganster, evolución dentro de unos parámetros aceptables, me situaría en un arrastrado por las circunstancias.
Y de añadido, Saura, en el artículo de “los pisos”, comentaba sobre la colaboración del juez Adolfo Fernández Oubiña en el Bufete Piqué Vidal. En una fe de erratas sibilina puntualizaba que donde escribió que trabajó “al” bufete de Piqué Vidal debería decir “per al”. El magistrado insistió que su trabajo consistía en asesoramiento “puntual”.¿¿??. La primera vez que un medio de comunicación publicaba el entronque de otro juez del Caso Consorcio con el Bufete Piqué Vidal. Aún no había leído yo, ni Saura, la denuncia del 91, donde se le hace por los primeros setenta en franca unión y reunión con Piqué Vidal y De la Rosa. Asomado por las televisiones, intentando ser un juez estrella, y permanente tertuliano con Del Olmo, trato con guante de seda, sin preguntas indiscretas. Un juego con dos barajas, la coraza de los medios de comunicación y la de Juez. Una fórmula repetida. Los requerimientos y pretensiones a sus colegas producirían la incomodidad de su potencia mediática, y su cargo, respeto en los medios. Un sibilino terror. Ni el Consorcio ni Piqué Vidal existían en su faceta de gran comentarista sobre temas judiciales. Le recuerdo, por la televisión en mi celda, en un programa sobre el cumplimiento de penas, casos de reincidencia, las drogas, con otra de los contertulios la jueza Remei Bona, entonces de Vigilancia Penitenciaria, la de mis permisos y “las estanterías del caso Estevill”. ¡Se me caía la vergüenza... al suelo!. ¡Els cullons a terra!, decíamos en mi querido barrio, Nuestra Señora del Coll. Otro sátrapa revestido de humanitario “juez estrella”.

7

El mes de Febrero de 1998, un sufrimiento para Pascual Estevill. Al periódico El Mundo le agradaba el personaje. 23 de febrero, “La hermana pobre del Juez Millonario... Estevill amasaba fortunas, mientras su hermana sobrevivía gracias a la beneficencia pública”. Su hermana iba de clochard por la vida. Su mente no traspasó la difícil infancia. Los servicios sociales cotejaron sus apellidos con los del juez ingresado en prisión y se convirtió en noticia. El día 24, “El Juez exige al Gobern que explique el traslado de Estevill a la cárcel de Lleida”. El 25, “La Fiscalía recibió denuncias de que Estevill salía de la cárcel sin permiso”. 26, “El fiscal jefe pone en duda la versión oficial de que Estevill iba a fugarse”. El 27, “El traslado del juez Estevill a la prisión de Lleida llega al Parlament”.
La prensa se cebaba compensando las anteriores alabanzas. Y a mí me daba entre pena y risa. Buen conocedor de esas casas, sabía que todo puede suceder, revestido de legal, simple cacicada, o a las órdenes de quien sea. Le veían en el avión de Madrid, o se fugaba. ¡Fugarse de la Roca un hombre de 60 años, por el tradicional método de saltar muros, por unos planos en su celda!. Una broma o un ejercicio de intoxicación a toda altura. El Parlament se entretendría con las chorradas a cargo del ex Juez. Socarrón, si le recordaba. Tras su engreída pose de suficiencia, soltaba alguna gracia, o en lugar de enviar telegramas a los poderes del país, emulando a su amigo De la Rosa, se propuso mantenerse en portada con histrionismos, recordando a sus “deudos” aligerar su prisión preventiva.
Al Juez del TSJC Antonio Bruguera, igual al juez suizo Daniel Devaud, no le sentaba bien el tétrico modo de entender la Justicia de su ex colega, y se haría de rogar para la libertad con fianza. Provenía también de “abogados de reconocido prestigio”, pero en su caso por lo oído, sólido, alcanzando el CGPJ, y retirándose al ejercicio de la abogacía. Por mi parte, y a tenor de mi triste experiencia con la Justicia, solo le achaco no haber encarcelado al mismo tiempo a Piqué Vidal, decretándole fianza por colaborador necesario. Por el momento a Pascual el Supremo lo había descabalgado de la magistratura por prevaricación, dictar resolución a sabiendas de ser injusta, sin condena con prisión. Preventivo, el frente legal se centraría en una fianza. Yo apostaba a que se la concederían, no se encontraría con una juez (la de Sabadell en mi caso) que alegando mi historial delictivo me la negó con rotundidad, y ni por asomo mis tres años en la Modelo con su intervención. Como a De la Rosa, incómodo mantenerlo en preventiva. Diferentes estamentos judiciales esparcían subliminalmente su única y especial culpabilidad. El Fiscal Jefe repetía “un caso único”. “Nos temimos una generalización, pero por suerte...”.
La prensa, se contuvo. Se percataron de llenar las hemerotecas de estrafalaria filfa, o temieron sus demandas. Pascual podía molestar, y lo demostraba a diario en la cárcel con escritos a diestro y siniestro por nimiedades. Callaron lo tan aireado en el caso del fugado Antonio de la Rosa, novias y juego. Nadie citó a Mamen, y minimizada la afición a los casinos. No entonarían el mea culpa tachando de perverso a quien elevaron a los altares. No era un donjuán, pero evidentemente llevaba doble vida, o varias vidas. Leyendo en la curiosa biografía de Oriol sus infinitas horas y entrega ascética al estudio, recordaba el Casino de San Pere de Ribas, su sala para concentrarse.

A los tres años de “busca y captura”, se repite el refrán de los burros tropezando en la misma piedra. Alguien me la cruzaba en el camino, y caí. Cumpliría la condena por las letras de Madrid, seis años. Trabajando, tres años, y los permisos al cuarto de condena. Eso, con suerte. El Código antiguo daba de sí. En esa condena constaba “sin antecedentes” computables, pero con la amarga experiencia de la anterior, se podía torcer con una Remei Bona, emperrada en no otorgarme permisos. Tal como andaban “mis amigos” quise creer que el tiempo había jugado a mi favor, otra falsa creencia. Ya en el “periodo” insistí para un trabajo, y ante la negativa a Don Jesús de un economato, me destinaron a lavandería central. De nuevo a ocupar unas horas del día a escribir. La Modelo se llenaba demostrando que ni Brians ni la Roca absorbían el creciente número de detenidos. El gran negocio de la droga en Barcelona con miles de indocumentados de “mulas y papelineros” llenaría campos de concentración si se lo tomaran en serio las autoridades, o no participaran, y cualquier noche se dedicaran a limpiar la ciudad.
Entre los papeles recordé un auto del Juez de Vigilancia Penitenciaria, Manzanares. Otra historia la del Juez Manzanares en sus perdidas luchas contra las competencias de la Generalitat. Me otorgaba las redenciones por el trabajo entre el año 80 y 83. La Sala de Barcelona condenándome por los pagarés del Corte Inglés no me aplicó el beneficio por “fuera de tiempo”. La de Madrid tratándose de un delito dentro de los cinco años de aquella condena podría compensar un año y cuatro meses. A los dos meses la Sala contestaba añadiendo el beneficio en la “liquidación de condena”. De lleno en el cuarto de condena para permisos, y echando mano de una circular de Serveis Penitenciaris aconsejando el tercer grado a condenas antiguas de menos de seis años, en primarios y gente sin conflicto, las esperanzas a tope. Los Técnicos de La Modelo, recomendaron el “segundo grado” a la Dirección General, y cual no sería mi sorpresa que a los tres meses me concedían el tercer grado con sección abierta. Un milagro, y sin gastar un duro, la mejor de las situaciones dentro del desastre. Un galimatías la dirección penitenciaria.
Otro año intenso en lo particular, y en lo político. Si los simples enanos no notamos a ras del suelo la procedencia de las tempestades, influyen y mucho en nuestras simples vidas, y en los integrantes de mi novela. Un mero repaso de los personajes en liza no crea buenas perspectivas. Pascual, se pone su cara de bueno y estudia derecho en la Roca, en compañía de Francisco Álvarez, que de policía en Barcelona con Agustín Linares y Justo Aguilera, se traslada a Bilbao y acaba condenado por asesinato, caso GAL. Un dato a resaltar del compañero de Pascual, condenado por asesinato, trabajó a las órdenes de De la Rosa, y por tanto Piqué Vidal, dirigiendo Chek In, la compañía de seguridad del Grupo. En Madrid se hacen fuertes Joseph Piqué, Ministro de Industria (al poco será Ministro Portavoz del Gobierno), de la escuela De la Rosa, y el Ministro de Exteriores Abel Matutes, con operaciones financieras directas y cadena de amigos con el financiero (la venta de acciones del Banco de Ibiza), y ex socio de Eduardo Bueno. Sin olvidar los Fernández Díaz, Jorge en Madrid y el pequeño dirigiendo el Partido Popular en Cataluña. Todo un equipo de primeras figuras con Jordi Pujol, “partido bisagra” indispensable para la “gobernabilidad del País”, por lo tanto dirigiendo el guiñol, siempre en la misma dirección “zafarse de la corrupción”. Milagroso salvarse embistiendo contra semejantes molinos de viento.
En otros aires, achacar al Ministro Joseph Piqué la condonación de los créditos a KIO otorgados por el Gobierno Felipe González, es atizar la confusión. 100.000 millones a cargo del presupuesto nacional. Un problema menos, a buen seguro cada uno de los créditos rozaría varios delitos tipificados en el Código Penal. Compensado el dinero desaparecen los delitos. San Estado, la beneficencia a favor de determinados empresarios. Amparándose en el pago de nóminas a pérdidas se otorgaron y se condonaron. Lo poco en pie del grupo KIO no amortizaría esa cantidad en varias generaciones, y si se pretendía mantenerlos en balance la quiebra era de estado permanente. Los 100.000 millones de pesetas innecesarios de ser real la venta de Ertoil, firmada ante notario por el ahora ministro, y los 500 millones de dólares volatilizados durante la guerra del golfo. Con dos únicas partidas de las cientos desconocidas, y coincidiendo en el tiempo, el Presupuesto Nacional se hubiera ahorrado ese disparate de dinero. Con Ertoil que la jueza Palacios no veía claro, el ministro Piqué arrastraría su cruz varios años, y a la manera de su jefe Pujol en la Banca Catalana, “sen surtiría”.
Me preguntaba por qué en la alta política, tanto entre socialistas, populares o convergentes, y antes los de UCD, había tantos hombres en relación directa con De la Rosa, ex socios o simples empleados. Un caso atípico, ningún gran empresario llenaba con sus hombres tanto espectro político, lo normal que ellos formaran parte de un determinado grupo. La explicación, Javier personificaba la corrupción. Sus aventuras exigían el doble salto mortal corrompiendo. Cada huida hacia delante se componía de la mentira en la prensa, el bluff, y reclamadas las inversiones, defenderse tras la complicidad de los beneficiarios en el reparto.
Si en Madrid a los catalanes de Pujol no les iba mal, tenían cuatro años para limpiar los otros cuatro anteriores, o una docena, desmarcándose de la ignominia felipista, al catalán número uno, al Marqués de Samarach, le caía un calvario. Las multinacionales americanas financiadoras de los Juegos Olímpicos denunciaban, por corrupción, al Presidente del COI ante el Senado, y el “número uno” de los poderosos catalanes comparece ante un comité. Una comparecencia apenas iniciada, acabada con bien, según la prensa nacional. Sin detalles. Es de suponer duraría tiempo, un expediente, gente a favor y en contra, quien le defendió, o cuantos millones le costó, ni siquiera el detalle de los cargos. El poderoso Samaranch ante el sumun del Poder Mundial, el Senado de Estados Unidos, y aquí apenas nos enteramos. Esos americanos no tienen ni idea de la capacidad de simulación de un gran franquista español. Un técnico en andamiaje de nombramientos, fidelidades inquebrantables, las dobles contabilidades catalanas por su ascendencia textil, la Diputación de Barcelona y Embajador en Moscú. ¡Casi nada!. Allí no le preguntarían por la iniquidad del franquismo, ni por su consejería en el Banco de Madrid y Banco Catalán de Desarrollo, ni por la quiebra de Construcciones Huarte, ni terrenos sospechosos, ni preguntarle por De la Rosa, y sus cargos en ERCROS y empresas del grupo. ¡Los veraneos de Cadaqués dieron de sí!. Hasta su sucesor en el COI veraneaba allí. Contestaría sobre políticos africanos traviesos a la hora de parar la mano, y sin duda, con su experiencia, ni un duro cruzado por sus cuentas. ¡Esos americanos pretendiendo ser los dueños del mundo!. La Izquierda, reacia por el oscuro franquismo de Samaranch, se pone a su favor. Los hay habilidosos, cayendo siempre de pié.
El 15 de octubre de 1998, la jueza Teresa Palacios, dicen que ante las evidencias londinenses, decreta prisión a Javier de la Rosa. Estafa, falsificación, fiscal, manipulación del precio de las cosas, administración desleal y fraudulenta. No falta ningún delito referido al dinero. Cinco años regalados por el Juez Moreiras, enfrentándose a la Sala. ¿Puede ser así?. No le pasó por los cojones que la denuncia y sumario donde se acusaba a Javier siguiera su curso normal.
Se iniciaban dos años con De la Rosa soltando más bilis que posibilidades. Y la bilis le obligaría a toneladas de pastillas. Las fotos de entrada, gordete (carne de restaurante, cóctel y química), y al año, de pena, de presidiario. Normales los cambios biológicos. Lo afirmado por sus compañeros cuatro años antes lo traducían en literatura académica los médicos, “disminución de la concentración, abotargamiento, parquedad de palabras, falta de expectativas vitales, tristeza y una reacción deliroide de perjuicio relacionado incluso con sus familiares”. Cientos de frases de especialistas en la prensa. Pagaría a fraseólogos, pero que el supermillonario andaba algo “tocado” lo reafirmaban de nuevo los semianalfabetos de su entorno. Lo de los loqueros certificando ya dio frutos con Doña Pilar Pato por los ochenta, y eso buscaban sus abogados “pagar y a la calle con fianza”.
Yo “deliré” detenido y acusado de “un robo con fuerza”. Tres días en la comisaría y una jueza en Tarrasa decreta mi libertad. “Señoría, yo no he robado nada, estaba en ese almacén de visita, mirando”. Libertad con cargos. Interrumpida la entrada nocturna en La Modelo, y con otro proceso, se retiraba el tercer grado y la condena a cumplirse íntegra. Mi composición de lugar, no presentarme. Siete años para solucionar el entuerto. De nuevo en “busca y captura”. Nunca sabré quien fabricó la denuncia, y hubo y había más, sumándose a dos robos en diferentes épocas en mi vivienda de Madrid y Barcelona, debidamente denunciados.
Un año de huracanes para mí y mis personajes. Quedaba en pie el Bufete Piqué Vidal, con mínimo cincuenta profesionales directos, emitiendo “papeles”. Lluvia de escritos, consiguiendo contener a sus empedernidos detractores, y si se llevaba alguno por delante, pues un enemigo menos.
Una nota simpática del resucitado Antonio de la Rosa Vázquez. Con fecha 13 de julio de 1998, y legitimada la firma por el Notario Santiago García Ortiz de Barcelona, escribía una carta de descargo a Bruna de Quijano. Serena y Del Barco sacrificados en sustitución de sus hijos, quizá por su extracción social, no merecieron tan alto honor.

8

El año 1999 se iniciaba cargadísimo en todos los medios de comunicación. La estrella, el Ministro Portavoz Joseph Piqué. La primera andanada, la utilización de la sociedad administrada por su mujer para cobrar “minutas” a ERCROS donde “prestaba sus servicios” o “lo que fuera” como Presidente. En el futuro repetirá que a él la política le ha costado mucho dinero. Debería más bien contarnos donde y cómo ganó tanto dinero. Las dos versiones de “dinero y política”, unos se meten en ella para consolidar oscuras fortunas, y otros para amasarlas. Por suerte una mayoría se contenta con un buen sueldo y retiro, a veces de verdadero abuso.
Y yo, vuelta a la clandestinidad, y por lo tanto a la escritura. Con cincuenta y nueve años la soledad se llena leyendo y repasando incidencias. Mi larga novela avanzada, y con ella se ejercita la memoria. Un año de puro desastre para la cabecera de mis desgracias, Pascual y De la Rosa. Otros seguían escalando o intentándolo, más escapándose de su pasado que soñando nuevas glorias (la huida hacia delante). En política, un año complejo, el Partido Socialista a la deriva, Pujol, bien amarrado en Madrid, limpiando su entorno, y Josep Piqué se afianzaba con y al igual que el Gobierno Aznar. Y yo escribiendo:
- ¿Así que el Candidato Borrell entre las cuerdas?. Introducir las elecciones primarias en su partido, que voten los afiliados, borrando la elección por el Jefe del Sucesor, no se perdona... es una traición al fascismo, al Lider, al Sistema. Solo Fraga y González, con su sanedrín, elegirán a sus sucesores, y con el ánimo de conquistar de nuevo el Poder, a quienes creen sin carisma, abatibles, sustituibles y dirigibles.
- El muy ingenuo o cretino está convencido que 1999 será su año triunfal, noqueará al Portavoz del Gobierno Piqué, el político más en alza del Presidente Aznar, y por carambola a la Moncloa. No tiene ni idea de lo que le preparan desde dos frentes, los oponentes de su Partido, y naturalmente el Partido Popular, que de las pasadas corrupciones sabe más de lo que dice y lo puede probar, guardando para cuando convenga, como ya conviene. El punto más débil la red de amiguetes en la Delegación de Hacienda de Barcelona, sus Consultings, Asesorías Fiscales, sus cuentas en Suiza, que no solo abarca las demostradas en Londres de la época KIO De la Rosa, sino la flor y nata del empresariado catalán, tema delicado para los Populares, su base natural política, repartida con los catalanistas de Pujol. La anécdota la descubro veinte años después entroncando con el Caso del Consorcio de la Zona Franca. El único funcionario cesado, no encausado, el Delegado de Hacienda en Barcelona, y es curioso pensar que ya Serra, alcalde socialista de Barcelona, y el Gobierno de Suárez, debatiéndose ante los arrasadores socialistas, nombraran los del futuro “Clan Borrell”, la esperanza de la limpieza moral, ética y contable. Su eslogan, “cien años de honradez”. Primera premisa, la corrupción franquista, que da votos y ventas a Intervíu, y acusan a quienes nada conocen del Consorcio, manteniéndolos en prisión sin juzgar tres años, ¡buen comienzo!. Y crean la “Unidad de Estudios Económicos”.

Profundizar sobre la Hacienda y su censura de cuentas donde según el juez se deducían indicios racionales de criminalidad contra mi, no tenía sentido en 1999 pasados veinte años, y menos sobre la Policía completando el razonamiento. Girar sobre mí mismo, repetirme, olisquear por si un nuevo mal olor me descubría otro eslabón de la corrupción. Sobre la policial de los ochenta, y el atestado de “cerebro” del Caso Consorcio (Grupo Estafas de Justo Aguilera, con segundo contratado por Piqué Vidal, y Justo expedientado, aunque su futuro se esclarecería, y su jefe Agustín Linares participando de los “fondos reservados” para comprarse un piso, o eso declaró ante el Juez), aunque otro grupo policial certificara la inexistencia de pruebas de conocer el origen del dinero de Antonio de la Rosa, el circuito agotado. Acercarse a husmear en el ambiente policial además de inútil, muy peligroso, demostrado en una corta relación con Vaquero, ya muerto, amigo de Pepe Bella, especialistas en cuadros falsos, “amigo” de Justo, destinado en la comisaría de Gracia. Dando palos de ciego se lastima uno. Sin embargo sobre el auto de prisión del Juez Miranda de Dios faltaban explicaciones a mí mismo.
Del Delegado Aguiar, y los inspectores Huguet y Pernas, y su asociación con Pascual Estevill y Piqué Vidal, a los reales nombres de los ejecutores, pasaron varios años hasta de nuevo escribir, “... la Censura de Cuentas inculpatoria citada por el Juez de Instrucción en el auto de prisión y denegada de prueba. En una declaración aparte los inspectores censores Ricardo Bolufer Nieto y José Antonio Parreño González si bien certificaban las falsedades de compras de terrenos, las desproporcionadas valoraciones de activos, y en general una deficiente justificación jurídico contable de las inversiones, no valoraban autorías punibles y exculpaban a Bruna de Quijano por ni figurar su firma, y su nombramiento, de Delegado del Estado, posterior”. O sea, la censura, que pidió Bruna al tomar posesión, precisamente por sospechar, se ejecutó a lo largo de 1977 cuando yo ni conocía a Antonio, y me reafirma en la “omertá” en torno a los De la Rosa, que sabían su situación y prepararon “groso modo” el final de lo que sería el Caso Consorcio. La cancelación del complejo de transportes CITA, la censura de cuentas, y el giro democrático del Ayuntamiento, con Serra de Alcalde, les dio sobrado tiempo. Y se tardarían meses jubilando a Antonio, anunciando su supuesta fuga, y culpar a Bruna, Serena y Del Barco. Un buen trabajo.
Lo repito por la importancia del dato. En cuanto a mí ni se me citaba. No existía para el Consorcio cuando se efectuó, ni siquiera se había firmado el compromiso de compra de los terrenos. Miranda de Dios aun no residía en el piso de Piqué Vidal en la calle Enrique Granados. Con razón Javier de la Rosa reunido en un bufete de abogados prometió a comprometidos que lo tenía todo “bajo control”. Se refería al Juzgado. Y me lo contaba un presente veinticinco años después.
La “Unidad de Estudios Económicos” de la inspección de Hacienda en Barcelona derivó al “Club Financiero”, para inversiones en Bolsa, donde la mujer de Borrel invirtió el detalle de “un millón de pesetas”, (amarga inversión, al igual otros documentos anteriores, contratos con la administración siendo funcionario, vieron la luz en la separación matrimonial), culminando, para goce gastronómico, en el espectacular restaurante con gran visión sobre el Puerto Olímpico. Una inversión de puro recreo de varios centenares de millones.
Que yo sepa el lujosísimo restaurante sin relación con la casa de putas, masajes, que alguno de sus amigos montaron para su deleite en la Calle Tuset, atragantada por las exigencias de una madame cubana “sin papeles”. Primero les endulzó la vida con las blanquísimas rusas y preciosas morenas sudamericanas, sin faltar la cocaína, para al final amargarles las juergas con refinado chantaje. Iniciar a catecúmenos en el arte de los sentidos, follar hasta el disparate con las primeras rayas de coca de su vida, entusiasma, y más a los atrapados por el tedio de sus empleos y la parquedad de sus sueldos, y si en principio es gratis, pagan los amigos, ¡la gloria!. Uno de los profesionales se asoció más para conquistar principiantes con recién cargo, o aburrida existencia, que para sí. Y antes o después una buena cena y bailoteo en Up & Down. Tan caro que para la próxima experiencia el “favor” debe materializarse. Una sola noche se traga un sueldo mensual.

9


Y sigo copiando del año 1999, continuando bien su andadura. Para los gobernantes “populares”, el eslogan “España va bien”, consolidado y asumido. Si además de repetidísimo lo avalaban la avalancha de miles de inmigrantes para los trabajos rechazados por los españoles, cincuenta millones de turistas de complacida visita, la bolsa fabricando nuevas fortunas con las “nuevas tecnologías” manejada por excelentes “Agentes de Banca y Bolsa”, amigos del Presidente de la Nación, (ingenieros, los justos, la tecnología se compra en Norteamérica), y los índices de consumo superándose. España funcionaba. Por no haber, ni manifestaciones callejeras o huelgas de gran calibre, y para calma, la ETA decide una tregua, fuera bombas lapa y tiros en la nuca.
Quietos ante los delitos anunciados en la campaña entre el Candidato Socialista Borrell y el Ministro Portavoz Piqué. ¡Cuidado con los de Hacienda!. ¿Cómo iban a denunciar a nadie por enriquecimiento a todas luces ilícito si conservaban sus apartamentos en Miami, gastando su sueldo de Magistrados en un fin de semana?. Actuar de oficio contra un Inspector de Hacienda porque poseyera un apartamento a pié de pista de esquí, otro en primera línea de playa y golf, amarre y yate, y una cuenta en Suiza con miles de millones de movimiento, y no uno, el equipo de inspectores y sus Jefes, ¡a quien se le puede ocurrir!. De existir delitos con los años se delimitarían en un larguísimo proceso a vaciar.
La desvergüenza de México donde una “revolución” suplantó el legado de siglos de corrupción de la Madre Patria, demostrando que el castellano es una depurada lengua para tal fin. La cretinez y el trilerismo elevado a institución clásico histórica, o el refinamiento jesuítico traspasado al sector laico.
Que el periódico “El País”, con desvergüenza de corrupto predicando virtud (olvidados FOCOEX y los créditos FAD al mando de la esposa del Ministro Solchaga y las exportaciones de material escolar inservible a Sudamérica) se cebara en el Ministro Piqué y su relación con De la Rosa, aún en prisión (débil referencia a la gran corrupción), y el Candidato Borrell se presentara de vestal, provocando que sus compañeros de partido airearan el funcionamiento de sus amiguetes en la Delegación de Hacienda de Barcelona, en compadreo con el celebre financiero, repartidor o chantajeado, y que el Sistema no moviera más dedos que citaciones ante jueces de instrucción demorándose año tras año, a interpretarse como la punta del iceberg.
La “democracia funcionarial vertical” funciona. El teniente coronel golpista cobra de clases pasivas y no de “las no contributivas”, limosna oficial, y su “general en jefe” goza de su finca familiar sin embargar ni un triste porcentaje de su retiro. Casi dinamitan el País pero sus derechos funcionariales sagrados. Frente a los derechos y deberes de los demás, desnudos ante los hábiles ordenadores, la casta dirigente, permeable y absorbiendo a los osados, ofrece un pequeño sacrificio a los dioses de la Modernidad, pero sin ceder un palmo de su poder, ni la mínima voluntad de corregir el camino. El dinero sigue engordando y distribuyéndose no a tenor de la productividad, inventiva, riesgo y trabajo, sino a la cercanía del poder. Nadie discutiría el derecho de Félix González Ortiz, en excedencia, ex Jefe de la Inspección de la Agencia Tributaría en Barcelona en los años cruciales de 86 al 93, y del 96 al 97, a prestar sus servicios o asociarse a un Gran Bufete, o de José Luis Prada Larrea, en el Bufete Cuatrecasas, de los primeros en el ranking, o de Ángel Blesa con bufete propio. ¿Llamarían por teléfono a los mismos a los que abrieron expedientes con la sombra de la cárcel?, ¡lógico, fuera de toda duda! ¿para qué les contrataban o asociaban?, ¿encubrían las pocas causas penales en curso por delito fiscal, y cuánto de las pendientes?. Los Bufetes fichaban bien a los cuasi corruptos “en excedencia”, y no por sus conocimientos académicos (cum laude los hay abundantes) sino por sus “amigos de dentro”.
Otra noticia simpática. La sentencia del Juzgado de lo Penal nº. 4, el Juzgado cuyo titular en 1980 Su Señoría Ezequiel Miranda de Dios. En la Sentencia 101 de 1999 el progresista juez titular entre otras consideraciones razonaba, “los informes de la Policía parecen redactados por la desaparecida Brigada Político-Social del Franquismo”.
Y entre sus encendidos discursos, contra su peculiar forma de pensar, Federico Jiménez Losantos, lanzaba un ¡Peligro: jueces!. “El gran peligro para la seguridad de los ciudadanos españoles, en condición eterna de aspirantes, no es el terrorismo, tampoco la delincuencia internacional, ni siquiera la nacional. La verdadera amenaza, creciente y terrorífica, la que hace del terrorismo un fantasma omnipresente, de la delincuencia internacional un espectro irresistible y de la nacional una ominosa sombra es el sistema judicial español”. Los sistemas españoles. El de la propia prensa con subvenciones, concesiones y campañas de publicidad situándola al dictado de quien ejerza el Poder o alternando en la Oposición. Parecido a los tiempos de Franco, entonces te callaban a palos y cárcel, y ahora se te romperá la garganta clamando en el desierto.
Ignoro que pensaría Javier en su degenerativo año 1999 sobre la rápida carrera de su empleado Ministro Piqué, ya portavoz del Gobierno, o del amigo Abel Matutes, Ministro de Exteriores, ni de los malabares de Pujol, árbitro en la política madrileña, o los dimitidos Consellé de Economía Maciá Alavedra o secretario de presidencia Prenafeta, que se librarán de citaciones judiciales y fiscales por los métodos “Piqué Vidal”, al estilo de Banca Catalana que tras la docena de años de maceración se muere de inanición, o el flotante y activo Piqué Vidal, y de tantos otros intentando las mil maneras de sacarlo de Brians, en apariencia. Martirizados por la tozudez de la Jueza Palacios, o la propia policía oponiéndose a atenuar la prisión convirtiendo su detención en “domiciliaria” (para una vigilancia medianamente correcta se necesitaban veintitrés agentes y medios de detección de metales). Nadie durante cinco años presionó a Moreiras, con desespero de la propia acusación y sus ilimitados recursos petrolíferos, pero para beneficiar a Javier, hacían cola. Londres le condenó sin su presencia por permanecer en Brians, tras un corto año de admitida la querella.
También interesante la opinión de Javier sobre la revalidada elección de Pujol a la Presidencia de la Generalitat. En teoría debería alegrarse, si alguien le superaba en capacidad para la simulación, ese era Pujol. Quizá deseaba le ganaran los socialistas, pero no se encontraban en su mejor momento. Él sabía de la relatividad de la opinión pública y de lo poco que valoran los electores las corrupciones de sus líderes políticos. Siempre fue así, es normal, para eso sirve el poder, para hacerse rico. Del acervo cultural popular.
En cuanto a Pascual Estevill, a la prisión preventiva decretada por el magistrado Bruguera del TSJC, a partir del 29 de enero de 1999 se le añade la condena a siete años por delito fiscal. Recurrida al Supremo tardaría en ser firme. Una alegría para Pascual, Remei Bona, titular del Juzgado 28 de Barcelona, a quien se le asigna el caso, perdidos los fueros de juez, no recibirá en varios meses la documentación, de marzo a septiembre, y durante dos años “sin estanterías” para “instruir”. Seis meses para trasladar los tomos por los pasillos de un juzgado a otro, y al final del trayecto no encuentran “estanterías”. Y yo no encuentro otra explicación, la jueza se cagaba en la boca de los que fuimos vilipendiados por Pascual Estevill, y en mi caso por ella misma. Quién actuó contundente, la Sección Tercera con la condena a siete años, presidida por Guillermo Castelló, muerto en accidente de tráfico en septiembre del 2005.
Como Londres para De la Rosa, Suiza admite cargos contra el ex Juez, y se muestra más dinámica que los juzgados de Barcelona. Los suizos demostrarán sensibilidad hacía las víctimas de semejante sátrapa. Y Remei Bona, la empecinada contra mis simples permisos, sin la mínima prisa, para admiración de los suizos. Sin sintonía a los tiempos ejerciendo de activista del PSUC en Sabadell. A los comunistas no les preocuparon los sistemas judiciales, los tuvieron tan inmorales que preferirían no filosofar sobre la Justicia, (sin las mínimas garantías judiciales, el tiro en la nuca o de esclavos trabajando, y quien no sea culpable que se joda). Si la propiedad era un robo, los parámetros de la moral se moldearían en infinitas combinaciones. La impartía por oscuros caprichos o dictados. De ese PSUC (que tanto cargo público distribuyó en la Cataluña posfranquista) al sueldo vitalicio, y de paso se goza del placer del “Poder”, que además no se diferencia en nada a lo que ellos soñaron en su “gran filosofía”, la dictadura del “proletariado”, o sea, los ungidos. ¿Otra juez por la Dedocracia?. Diría que sí, ya que desde el Partido Socialista Unificado de Cataluña de Sabadell imposible pasar por la Escuela Judicial Madrileña y sus endogámicas oposiciones.
No hay dios que aguante el continuo “señoría”, la rastrera entrega de tanto secretario, oficial o bedel, el temblor del pedigüeño visitante, el asalto del vividor a por el pastel generado en el Poder, la tentación del consumismo, los placeres tras oscuras puertas, el lujo de un crucero, las tiendas de modas, los automóviles espectaculares, los pequeños o grandes vicios que “amigos” y las debilidades humanas extienden en apetitosa bandeja. Y en la Iglesia de la Santa Justicia en España hasta mediados de los ochenta todos en los altares. Sin pecadores, nadie de sus miembros cedió a las tentaciones humanas. Miles, decenas de miles impartiendo “justicia” sin el mínimo pecado. Ungidos por el Espíritu Santo. Le salía del alma al juez Gómez de Liaño en sus libros, “una profesión tan prestigiada se venía abajo”, en amarga queja cuando le procesaron por prevaricación, aunque con seguridad prevaricaron más los que le juzgaron. La cretinez se incrusta en la estructura mental, y para el inconsciente cínico la impunidad se añade a sus innatos privilegios. Prestigiada por el silencio, amparados por el terror. Un terror metido de siempre en el corazón, de siglos. En infinidad de fortunas familiares se encuentran en el inicio magistrados y toda clase de funcionarios. Sueldos por los suelos obligando el acomodo de una ocupación complementándolos, y la laxitud mece sin control. Lo de la Emperatriz de China cuando le pidieron la jubilación y retiro remunerado, contestando; “si todos llegan a viejo ricos”, o algo parecido.
En su ingenuidad, superior a la de su padre, ¡qué ya es decir!, mi hija ingeniero se alegraba del caso en manos de “una jueza”. A su entender sería menos corrupta que un juez “hombre”. “Entrar en Loewe es tan caro como una amante o casa de putas, y la parte femenina del genero humano tiene otras o las mismas debilidades”. Todos somos “humanos”.

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En el 2000 después de una sesión en los multicines de “Piscinas y Deportes” observaba a la policía vigilando la prisión domiciliaria del preso más especial de España. Aunque los “tratamientos especiales” son la norma en condenado o preventivo funcionario, político, o millonario entrelazado con escándalo oficial, para un común de los mortales, es bueno comprobarlo, verlo con los propios ojos, empaparse de que las clases sociales, las castas, existen, tanto iniciándose de empleado en el Banesto, hijo de Abogado del Estado de la Hacienda Franquista, o cometiendo delitos y debiendo cumplir prisión tras compartir “negocios” con toda la clase dirigente. ¿O no se trata de clases sociales sino de clanes mafiosos, de la idiosincrasia mafiosa operando en el funcionariado español?. Un tópico, pensaba, y malo amargarse.
El año había empezado bien, vivía en una preciosa casita en el Ampurdán, y pasaba a menudo a Francia, ¡inconsciente de mí!. En definitiva en el peor de los casos me faltaban por cumplir dos años, pero inquietante la denuncia sin base en Tarrasa. Mis nietos de dos y tres años endulzaban mi soledad de tarde en tarde. Sus gritos y peleas bien valían el riesgo. Ultramort, un paraíso, entre La Bisbal y Verges, por la carretera a Figueras, permite disfrutar de la gran planicie del Baix Ampudán y de las delicias de una depurada gastronomía natural. En el triangulo de oro catalán sin la mínima relación social, excepto mis hijas. Flores y barbacoas, interrumpidas por alguna patrulla de mossos de escuadra de servicio en el cruce entre el pueblo y la carretera. Uno se acostumbra y agradece la presencia, hasta que un helicóptero policial se detiene encima de la casa. Convencido venían a detenerme, con una patrulla maniobrando en la verja del jardín. “Que exagerados, ¡ni que fuera Al Capone!”, pensé. “Se ha perdido un hombre mayor, ¿nos permite pasar a su jardín?”. Parecido a cuando con fusil en mano las patrullas al salir de la autopista por Gerona establecen un control, y me detienen, pidiendo perdón al observar que la etiqueta del ITV se difumina por la oscuridad del borde del parabrisas. Disfruté del campo con intenso olor a granja de cerdos y vacas, comprando pescado en Palamós, tomates conservados al estilo de mi consuegra en el popular mercado de La Bisbal, la inmejorable carne y embutidos de sus carnicerías, o los pollos criados con maíz por la anciana madre de la alcaldesa. Una insuperable gozada.
Mi interés por la evolución de los varios casos contra Javier y Pascual, o los de Piqué Vidal, sin zafarse de Gran Tibidabo, e implicándole en las extorsiones de Estevill, perdía virulencia, un dato en mis relatos, esa inmensa novela que con seguridad solo yo leería. Pero la calma muy relativa, me llegaban demasiadas casualidades. Alguien se tomaba muchas molestias para complicarme la vida.
Y yo no paraba. En el 2001 se me ocurre editar la primera parte de “Zona Franca”. Un tiraje limitado, con cuñas en la COPE, y anuncios gratuitos, de pura amistad, en El Triangle. Faixut, escribiría el comentarista de la revista, y Victor Saura me recriminaba la mezcla de nombres ficticios de mi primera novela con el desarrollo del caso. Yo no pretendía un relato periodístico donde todo publicado menos mis intimidades y la verdad sobre el Caso Consorcio, sino una novela donde afloraran las consecuencias de tanta corrupción. Alguien en “busca y captura” denunciando en 892 páginas, y “primera parte”, a la flor y nata de la sociedad barcelonesa y sin más censura que su propia ignorancia. La policía no se molestaba por encontrarme, pero alguien añadió su granito de arena. Las denuncias falsas no se detuvieron con la que interrumpí la condena.
En una de mis meteduras de pata, me entrego con verdadera afición, varias entrevistas, y aportación de documentos, al periodista Oriol Malló escribiendo la biografía del ya popular ex juez Pascual Estevill. Premio de la Generalitat, y amigo de mis amigos del Triangle. Lo de la Generalitat me hizo torcer el morro. El antipujolismo del Triangle, superado por el mío, contribuyó a lanzarme, convencido de difundir la verdad sobre mi ex abogado. Mi afición a la lectura y librerías me puso ante el resultado.
“Seréis como Dioses”, “Vida y andanzas de Luis Pascual Estevill”. En una entrevista, pasados cuatro años, compungido porque Pascual le indujera mintiéndole, decía, varió un poco el concepto que el periodista me produjo al leer semejante engendro. Una pena, se perdía una oportunidad. Sin elevar a Pascual a los altares, razonaba sus actuaciones, las pocas que sabía llegarían a juicio. Si lo hubiera escrito él, una hagiografía, y ya pillado con las manos en la masa, no lo hubiera hecho mejor. Editado por Espasa Calpe SA, con gran difusión, y por suerte con éxito precario. ¡Que fácil es editar para alguno!.
En cuanto a mí, no había entendido nada, o enmascaró lo posible. “Se descubrió que Del Barco y De la Rosa habían hecho negocios juntos. Importó muy poco que Del Barco, aquel comerciante de muebles metido en negocios inmobiliarios, y Fernando Serena, vendedor de coches de lujo, no supieran nada de las actividades delictivas de don Antonio”. Los muebles e inmobiliario, al revés, pero de agradecer, y en cuanto a nuestras relaciones con Antonio reflejando la exacta realidad. “la verdad es que la familia de De la Rosa se dedicó a calumniar a aquellos dos ingenuos como presuntos instigadores de la mala vida del patriarca y que toda la prensa de la época los consideró igualmente responsables”. En línea con mi exposición, y en contestación prioritaria con el propio Pascual. Un juego intelectual interesante para los dos. Y en ese “pin pon” mi ex abogado me perdona el convencimiento sobre su torticera intervención, o venta pura y dura. Mentalidad de gran macho perdonando la infidelidad de una amante subordinada. Dice, era natural que no me fiara de nadie ante como se desarrollaran los hechos y mis años de cárcel, y prueba de su entrega le dicta al periodista; “... por la defensa que hizo de Del Barco. De la Rosa, muy enfadado hizo todo lo que pudo contra él”. Vetó su nombramiento en la sección de banca de los médicos, dependiente del Banco Garriga Nogués, y afirma que su veto, con su peso de gran potencia en Barcelona, le hizo perder clientes. De la Rosa, decía, “Si eres cliente de Pascual, eres enemigo mío”. Una primicia de las reacciones de Javier ante mi ataque y denuncia en el 80.
En ese registro cuenta el primero de los casos en Tarrasa por el 90 con sabor y olor a extorsión. Nutrexpa, Cola Cao, la conocida empresa de alimentación. Mostrado el auto de prisión a cuatro de sus ejecutivos, se rectificó. Y escribe, “En aquellas diligencias, Pascual tuvo -tras muchos años sin hablarse siquiera- su primer contacto directo con Juan Piqué Vidal, abogado de la empresa, a quien se le llamaba Giovanni por su turbia carrera como palanganero e intermediario entre la burguesía y la justicia. Hacía doce años que ni le saludaba porque Pascual había sido el defensor de Del Barco en el caso de la Zona Franca y, por lo tanto, se convirtió en anatema para todos los amigos de Javier de la Rosa. Con sus reverencias hasta los pies y su talante peloteril, virtudes recuperadas en Tarrasa, no quería Pascual que los empresarios de Nutrexpa se creyeran que Piqué había podido amañar su resolución y menos le gustaba aun que aquel abogado se apuntara el tanto ante sus defendidos”. ¡De antología!. Para mentir es necesaria la memoria, y ni los años coinciden.
Embarullándose acusa al abogado Juan Velayos Balcels del traicionero ingreso de 25 millones en su cuenta del Banco Darier en Suiza, guardándose el ingreso para desacreditarle y acusarle. Beatífica exposición impropia de un primer espada. Y parecido el resto del libro. Una ofensa a mi experiencia, peor que la palabra “bobo”. Sin discusión, ante mi abogado, o el periodista, me comporté a lo “pájaro bobo”, y me desplumó. Le perdoné a Oriol la tendencia del libro porque pasados veintiún años algo se rectificaba de mi participación en el caso Consorcio, sin por desgracia mover ni un ápice las versiones de la gran prensa. Leyendo entre líneas, sus referencias completaban mi global visión de los personajes y los hechos, deseando que por diferentes ángulos surgieran más orioles.
Simpático leer sus relaciones con Antonio Parés del Hotel Ritz, corta exposición, nombrando al general Serrano Ariz, inversor y en nómina de la Cooperativa de Crédito por la fusión del Instituto de Crédito Cooperativo.
Hasta anunciado el gran juicio, grande reducido a la nada, mantuvo que apenas conocía a nadie, al igual a cuando yo le preguntara si tenía alguna relación con Piqué Vidal y De la Rosa, respondiéndome de la Universidad.
De antología la exposición de la batalla final, expulsado del Consejo General del Poder Judicial, condenado por el Supremo como autor de un delito continuado de prevaricación, en concurso ideal con dos delitos de detención ilegal, a la pena de seis años de suspensión relativa al ejercicio de cargo de Juez o magistrado.!Benevolentes sus señorías!. Comprensivos con las debilidades de sus colegas. Y lo significativo, el sinuoso juego de la enmarañada política entre miembros de la Judicatura. La asociación de “Jueces para la Democracia” denuncia en octubre del 95 que “un vocal del mencionado Consejo, don Luis Pascual Estevill, está imputado y denunciado en procesos judiciales penales de los que está conociendo el Tribunal Supremo. Tal circunstancia determina, sin duda alguna, una quiebra de la confianza política”. Reación de la oponente “Asociación Profesional de la Magistratura”; “una instrumentalización del ordenamiento jurídico, en una burda maniobra encaminada a alterar el régimen de mayorías en el seno del Consejo”. La expulsión de Pascual altera la “democracia” judicial.
Lo de menos si el juez, un sinvergüenza o loco (los había por doquier), lo trascendental los equilibrios de su política, el Poder. ¿Quién desconocía en las tres asociaciones profesionales que la propia aceptación de las denuncias en Barcelona, minutos antes de su nombramiento, no tenían más objeto que intervenir en la política interna de ascensos a la cúspide judicial?. Una suerte no calculada por el denunciante Marugán, que ni Obregón en el 91, ni otros muchos denunciando a jueces, tuvieron ni tendríamos. Los que se rasgaban las vestiduras debieron intervenir de oficio por imperativo legal desde años atrás. La denuncia de oficio es un pecado contra la omertá, utilizada ante ascensos o políticas ajenas, y aun así se busca un desconocido tercero, o la “acción popular”. Y los fiscales también intervienen en el CGPJ y su política, durante años el socialista fiscal Martínez Zato pesó demasiado.

11

No había digerido el cabreo del “Seréis como Dioses”, cuando se anuncia otra biografía de Pascual Estevill. La ya citada del periodista estrella de El Mundo en su delegación de Cataluña, Félix Martínez, prometía objetividad. El Mundo, aunque ni existía en el 80, en Cataluña se iniciara a mediados de los 90, se convirtió en una de mis fuentes de información general. Añadiendo El Triangle, y si pretendía puntualizaciones, debía jugarme el físico con entrevistas poco fiables y peligrosas en mi situación. Fui el primer comprador de “Estevill y el Clan de los Mentirosos”, “Crónica de un chantaje a la burguesía, a la banca y a las instituciones”, editado por Mondadori.
Corría el 2002, y yo demasiado por Barcelona. Pascual y De la Rosa gozaban su luchada libertad, sin condenas firmes, y tanto escrito no les divertiría. Sonreí al verle en la acera del Ideal, con su aparato pegado a la oreja (un maníaco del móvil), una pareja de guardaespaldas, y un conocido de prisión, vigilante. Un año y pico creaban pátina. La escena, chistosa. Dos serios muchachotes trajeados a lo película americana, y un esmirriado barriobajero con cara de mala leche (el clásico chivato que le colocarían a su lado). Mejor la simple navaja que las artes marciales de gimnasio. Continué camino a casa, ni por asomo se me ocurrió que con otra de sus infinitas llamadas me detendrían, ¡bastante tenía, para ocuparse de mí!.
El inicio, prefacio, no solo me enganchó, obligación de una lectura para continuar, lo convertí en mi récord de lectura. Me aportaba, ampliaba y centraba gran parte de mis teorías o experiencias de víctima del Clan. Afirmaría existe un antes y un después de su lectura en cuanto a mis conclusiones, necesitadas de las pruebas aportadas por el libro. En unas horas, leído. Ana, poco o nada aficionada a la lectura, se lo tragó en una noche sin dormir. Sin embargo si la verdad se reflejaba como en las páginas a mí dedicadas, debía poner en cuarentena cualquier afirmación. Todos los informantes tendenciosos.
Le escribí una carta, además de entregarle mis novelas, que sin pretender periodismo, a mi entender irrefutables, para indagando en las fuentes señaladas, rectificar. Pasó tiempo antes de poder entrevistarme con Feliz Martínez, y como he escrito, se excusó en las hemerotecas. No leí una rectificación en El Mundo, aunque ni tenían porqué, y ni siquiera estoy seguro, dejé de leerlo, y no por voluntad propia.

“A Félix Martínez:
Leí con verdadero interés el “Clan de los Mentirosos”, no voy a entrar en calificaciones ni críticas, y aún muy lejos de la verdad lo que a mi atañe, le agradezco la más completa información sobre, por desgracia, mi abogado, el ex juez Luis Pascual Estevill. Desde hace veinticuatro años que leí en Cambio 16, más o menos, que dos financieros de dudosa reputación pervertimos a un seráfico Antonio de la Rosa Vázquez, tomé conciencia de que se me venía encima algo que en aquel 1979 no tenía la más ligera idea de su magnitud. Me centraré en su libro, porque para entender mi sorpresa y desgracia han debido transcurrir muchos años, captando en que tela de araña me atraparon, de ahí la densa novela que entre lo mucho publicado por la prensa y ediciones, y lo investigado personalmente, escribí, con el romántico sueño de que alguno de mis nietos y nietas la leyera.
Es falso que yo participara en orgía alguna, ni gastara en vicios, con Antonio de la Rosa Vázquez, al que apenas conocí un año y medio, y a quien siempre me dirigí y traté en la más estricta y normal relación de negocios. Las orgías y perversiones un invento volcado a la prensa por Javier de la Rosa Martí, que con los créditos y publicidad del Banco Garriga Nogués y con el claro objetivo de centrar en otros su culpabilidad predispuso a su favor a todos los grupos periodísticos barceloneses, todos, !vecinos suyos, Godó, Asensio, Lara!. Primera Corrupción. La Prensa.
Luis Pascual Estevill, no me defendió en el Juicio, como usted afirma, lo despedí tras dos años de prisión preventiva, intuyendo que el tema y sus mentiras me desbordaban. Juan Piqué Vidal, me llama, no le conocía, diciéndome que tengo un problema con el Consorcio de la Zona Franca, no entiendo el problema, fabricación propia, pero a la citación de la Policía y el Juzgado, asisto con un abogado, Selva, de su despacho, y cuando le pido la minuta me contesta que es una deferencia de Javier de la Rosa Martí, a quien tampoco conocía, por entender que su padre me ha engañado al proponerme una promesa de compraventa de terrenos con el Consorcio. No entiendo la gratuidad, y convencido de que algo muy extraño sucede, acudo, por recomendación de uno de mis socios, Tito Parés, administrador del Hotel Ritz, a Luis Pascual Estevill, que me asegura no relacionarse con De la Rosa y Piqué Vidal. No me robó cincuenta millones, pero si unos veinte en efectivo, de 1980, la ruina total, además de otras compensaciones sumariales, y tres años de mi vida. Segunda gran Corrupción. Los abogados.
En el libro afirma que yo denuncié pasados diez años a Javier de la Rosa como cerebro y beneficiario del desfalco del Consorcio de la Zona Franca, mil doscientos millones, los juzgados, y muchos más de diez mil millones los pagados por el Estado como desaparecidos en el Ente. Tampoco es cierto, interpreto que como la prensa en ocasiones me hace de la cuerda de los De la Rosa, pues eso, como un “arrepentido”, lo denuncio diez años después. Desde el primer momento descubriendo que se está creando un espejismo para culparme de lo que de ninguna manera ni intervine ni estuve en el Consorcio, y comparativamente el menor de los muchos negocios de los De la Rosa, descubro a mi abogado Pascual lo deducido por informado y aportado por el Consorcio en la denuncia centrando en el Banco Garriga Nogués la mayor parte del movimiento. Me encarcelan, la Policía, Justo Aguilera, Jefe de Estafas, me señala en el atestado como “cerebro”, y comienzan mis tres años en la peor de las cárceles imaginables. Consigo que el Juez, Miranda de Dios, inquilino de Piqué Vidal, cite a Javier, pero cambian el Titular del 4 por uno Especial para ese solo caso, y por si fuera poco El Presidente de la Territorial, sustituye y se atribuye la Presidencia de la Sala juzgadora para ese solo sumario, y por añadidura Fernández Oubiña, ponente, colaborador y amigo de Juan Piqué Vidal. Lo de “Sala Contaminada” un juego de niños, y la Constitución con su “Juez Natural”, una burla, al parecer y solo para nosotros el Señor Natural de todos los casos en Cataluña era el Presidente de la Territorial, Los Derechos Humanos y hasta la ONU burlados. Pido una serie de pruebas, la cuenta de Antonio de la Rosa en el Banco Garriga Nogués, talones a beneficiarios falsos, citaciones de vendedores de terrenos con contratos amañados y de disparatado importe y algunas más, para demostrar que ni soy cerebro, y mi intervención, solo en unos demostrados negocios personalmente con Antonio de la Rosa, es mínima, y al “no a lugar” por colapso judicial y porqué según la clarividencia del Juez Especial Alvarez se agravaría la situación de los acusados, y añadiéndose la Acusación Privada ejercida por el Ayuntamiento, del muy progresista y socialista Serra y con letrado Rafael Jiménez de Parga, posteriormente denunciado en Norteamérica por asociación mafiosa de estafadores junto al juez Pascual Estevill y Juan Piqué Vidal, Ley Rico, y todos a una contestando con que lo único que pretende el encarcelado Del Barco es alargar y complicar el Sumario para que le otorguen la libertad con fianza. Se pierden unos particulares en el Supremo, según El País, a la papelera por la mujer de la limpieza, y se me niegan todas las pruebas y citaciones. Total, tres años, preventivo, y me condenan a lo pasado en prisión. Tercera Corrupción. La Judicial.
Como cuarta gran Corrupción, la Política, la de los socialistas, Alcalde Serra, negociando créditos y avales, entre otros, para comprar los periódicos del Movimiento, en el Banco Garriga Nogués, importes que indiscutiblemente no se pagarán.
Por si faltaran pocos, en la cola de créditos y dádivas del Banco Garriga Nogués, aparece en su relación de impagados uno del Noticiero Universal por dos mil millones, el periódico órgano del UCD de Suárez en Barcelona, con Aurelio Delgado, su cuñado de hombre fuerte, y de abogado Luis Pascual Estevill. Una anécdota divertida, si algo divirtiera en esta macabra historia, que Serra y Suárez cuando Javier de la Rosa parece en las puertas del Juzgado por la quiebra y desfalco del Banco Garriga Nogués, 1984, 85, le niegan con una supuesta proposición a cada uno por separado de negociar el perdón y vuelta de su padre pagando los mil doscientos millones, y que naturalmente cada uno se atribuye despedirlo airadamente del despacho. Mucho más de mil doscientos millones le costó al Banco Garriga Nogués y al Banco Español de Crédito, su propietario, toda aquella tétrica parodia. Quinta Corrupción, el Gobierno Central, que además, ya socialista, tras la condena paga muchos más de diez mil millones entre Bancos y CAIXA, con la sola sentencia de mil doscientos.
Y hasta hoy, intentando descubrir pública y privadamente la verdad. Corrupción y más Corrupción, una tras otra, con hasta denuncias falsas y alguna que otra amenaza. No olvide que tras ellos opera un Bufete de varias decenas de abogados, hasta ochenta, y los adyacentes y coasociados. Primeros espadas del Derecho.
Este alegato que puede interpretarse como el de cualquier encarcelado reclamando su inocencia, o un paranoico con manía persecutoria, para quien se haya interesado mínimamente por el devenir desde entonces de semejantes personajes, es de suponer me conceda el beneficio de la duda a pesar de la condena por “encubrimiento y receptación con ánimo de lucro”, “por conocer la procedencia ilícita del dinero”. !Faltarían cárceles si a todos los que han negociado con los De la Rosa les aplicaran delitos similares!. Mis continuas denuncias, escritos y novelas no intentan reivindicar mi nombre, varios delitos posteriores lo hacen irrecuperable, además ante la televisión, la prensa y la opinión pública a corriente con la Justicia, nada que hacer, pero cualquier granito de arena contra la Gran Corrupción que alcanza hasta los Terceros Grados actuales, me hace feliz. Su título el “Clan de los Mentirosos”, muy suave, la Justicia Americana los definió en sus justos términos.
No es que espere mucho de un periodista, pero si picando en dura piedra durante veinte años he conseguido que usted me presente como engañado, otro me tildó de bobo, las dos genialidades en una quizá más acertado. Por lo demás queda pendiente lo que indiscutiblemente para mí es ofensivo, sus frases sentenciándome como un depravado, poniendo su vela a la Gran Corrupción”.

En parte otro chorro de agua fría. Mi interpretación, la tendencia de Cacho (jefe en El Mundo) en sintonía con De la Rosa por los ochenta cuando aun ni existía el diario. En el 92 disculpaba a Javier ante los ataques kuwitíes, capitaneados por Cambio 16, aunque sus posiciones posteriores a favor de corriente cuando todo el “trigo en el saco”. “Vis el cul se sap qu´es famella”. Admitir su equivocación sobre el personaje, ¡imposible!, cualquier defensa comportaba alguna corrupción.

12

Mi historia no acababa. Culpa mía puesto que el individuo tiene libertad, y en mi caso la tenía. Retirarme al bucólico Ampurdán, donde para la alcaldesa, la tendera y los vecinos, un jubilado acompañado los domingos y vacaciones por su mujer y familia. Una encantadora familia.
En Julio del 2002 me impresionó que el Supremo elevara de diez a veinte años la condena a Mario Conde, primer y único banquero condenado en la España actual. Otro club de santos varones. ¡Y con delitos a mansalva!. Un heredero de los fiascos del franquismo y posteriores, el Banco de Madrid, Banco Coca, y Banco Garriga Nogués, con cientos de empresas en puro derribo ante la globalización, y pagado por todos. Los inventos contables y sus comisiones dejarían rastro, y las intenciones políticas contra un incordio echaron a rodar los tribunales. Veinte años. ¡Seguro que se espabila y reduce la condena!. Me contesté memorizando mis andanzas por Madrid y a mi abogado Trias. Catorce años desde mi intervención en la guerra Conde-De la Rosa.
Y no pasaban días sin recuerdos y alusiones. El Círculo Ecuestre, el palacete Balmes Diagonal, el club de la crema y el gota de la ciudad (o la gran timba clandestina), anunciaba la renovación de su Junta. Cesaba Carlos Güell de Senmenat, Delegado del Estado en el Consorcio cuando me acusaron y encarcelaron en el 80. Y para que en las tertulias del más selecto club de la Ciudad no se perdieran las anécdotas de Javier de la Rosa en la nueva Junta se sentarían Maciá Alavedra, el ex Consellé de Economía y correveidile de todos los entuertos de Pascual Estevill y Javier de la Rosa, escapado por los pelos y la corrupción de varias denuncias, Antonio Samaranch, hijo del gran Samarach, ex consejero de Ercros y Gran Tibidado, Huarte y Cía, entre muchas, y por no faltar la presencia de la Caixa, su director Isidre Fainé, buen conocedor de De la Rosa. En la selecta Junta lucirían los tres el mismo modelo de reloj de oro. Y por si los miembros de tan aristocrático Círculo precisaban consultar sus cuentas en las Islas Jersey o otros dominios del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria se sentaría su Delegado en Cataluña, Pedro Fontana, hombre de confianza del anterior y dimitido Presidente del Banco, Emilio Ibarra, cesado, procesado y citado por blanqueo en los EEUU, por las cuentas en los paraísos fiscales y sus repartos entre los consejeros del banco. Los “Javieristas” no perdían comba, o todo ciudadano que sonara paraba la mano ante Javier, e imposible borrar de las instituciones ciudadanas los nombres de su corte. Al paso, tomando copas observando el trajín callejero desde el ventanal del Palacio Balmes Diagonal, repasarían el reparto de Andorra entre el BBVA propietario de la Banca Mora y la Caixa con su última adquisición el Crédit Andorrá (los banqueros andorranos ante la negrura de la DEA y el dinero negro vendían el resto vendible de sus bancos para comprar edificios en el Paseo de Gracia, el dinero desandando su camino). O que sus instituciones se repartieran o intercambiaran puestos de Consejo de todos los antiguos monopolios del Estado convertidos en oligopolios en manos de la gran Banca y Cajas (unos pocos empleados funcionarios reciclados en millonarios). O reestructurar los presupuestos del Ministerio de Obras Públicas o Generalitat a las tres o cuatro grandes constructoras en que se resumiría el mercado de la construcción. La luz, el agua, el teléfono, el gas, los carburantes, la banca, la bolsa, y no embotellan el aire porque técnicamente es imposible succionar la atmósfera para comprimirla en comercializables bombonas. Lo del Estatuto y la dichosa izquierda, ya se reconduciría dentro del reparto, como la OPA de Gas Natural SA contra Endesa FECSA, cuestión de número de consejeros, como las constructoras, y sus subcontratas, de reparto de comisiones en negro. Seguro que ya tenían sumadas las que legalmente se acumularían en la operación donde se trasegarían varios billones de las antiguas pesetas con un coste de intermediación de cientos de miles de millones, y únicamente tecleteando ordenadores, sin creación alguna, y sin contar las especulaciones bolsísticas gobernadas entre su club de amiguetes. 24.000 millones de euros. Y terminando de relleno con Piqué Vidal y De la Rosa, incluso Pujol.
Y como colofón, la admisión de una querella por la Juez Palacios de la Audiencia Nacional contra Emilio Botín y Amusátegui por pactar en perjuicio de los accionistas la astronómica indemnización de varios miles de millones de pesetas por la renuncia como copresidente del Banco Santander Central Hispano. El Club de los Nombramientos se resarcía con millones por descabalgar a uno de los últimos miembros de la Gran Logia. ¿Tanto sabía Amusategui que para taparle la boca y apartarlo un año antes de lo reglamentario y pactado se le pagaba más que a Ronaldo, y mucho más que al máximo ejecutivo de la Bolsa de Nueva York?. Se le encuentra en la mesa con De la Rosa y los treinta mil millones a abonar por la cartera de leasing del Consorcio Nacional del Leasing, o con el Juez Pascual Estevill convenciéndole de la “inocencia” del cuñado del Rey, y su vida se adentraba en varias fusiones, quiebras fraudulentas, y competidor en el gran pastel de la gran banca nacional con los del BBVA repartiéndose los fondos oscuros del Banco en Jersei. ¿Sabría demasiado no solo de los 30.000 millones de los nueve mil ahorradores de Gran Tibidabo sino del destino de los paquetes de acciones de todos los grandes bancos comprados por KIO y de la mayoría perdida la pista por paraísos fiscales?. La Juez Palacios, un Garzón con Pinochet, se atrevía con todo. Y las preguntas a tanto todo quedarían en nada en el futuro. Inocentes de repartirse decenas de miles de millones de pesetas con Corcóstegui. Y éste sabía mucho más porque se salió con 109 millones de euros, 18 mil millones de pesetas. Otro inútil enredo judicial. A tener en cuenta que Botín por el 87 actuaba de banquero de cabecera de Javier de la Rosa hasta que cortó en seco, dicen cobrando lo pendiente. ¡Listo Botín!.

Otra de mis irresponsabilidades, mi encuentro y discusión con Carlos de la Rosa Martí. En realidad me llamó desde la terraza del bar tras los despachos de Piqué Vidal, que terminaba de desayunar. No reconocí a Carlos, un joven visto unas cuantas veces en Madrid por los 78 o 79. Eran las once y con un wiski en la mano. Pero si el encuentro lo provocó él, la discusión, o mejor mi mala leche, al recriminarme la inclusión de la hermana en mi novela, se desató sin demasiada diplomacia por mi parte. De nuevo cierta histeria con lo de no perdonarles nunca, ni las calumnias sobre la perversión del padre, ni la compra de jueces, y de mi abogado, y por tanto los tres años de cárcel. Apenas le dejé hablar. “Tu hermano en prisión ahora debe saber de qué hablo. Tú sabías bien la falsedad de todo el proceso, eres abogado, o eso creí, y nunca nadie fue al Juez, a la prensa, a quien sea, a romper una lanza a mi favor, nadie. Viviste mi relación con tu padre en Madrid, ¿y yo le pervertí?. Y dices has desayunado con Piqué...pues dile que venga”. Se fue sin respuesta. Al concienciarme de mi torpeza me apresuré a coger un taxi y desaparecer del lugar. Quizá aquel día el Juez Fernández Oubiña se hallaba en el bufete.

13

Si alguien me preguntaba por qué no tomaba medidas ante la segura detención le respondía encogiéndome de hombros. Ningunas ganas de entrar en la cárcel, y tampoco de torcer mi vida que con la única referencia negativa de sesenta y dos años se desarrollaba con placidez y encargos de poco riesgo, el mayor, detenerme. Y cumpliéndose a rajatabla la ley de Murphy, cinco años en “busca y captura”, al salir de mi domicilio en Barcelona dos muchachas en tópico peliculero de policías me siguen hasta el Paseo de Gracia donde un fornido cuarentón me pide la documentación. Se acabó la libertad. Desde ese preciso instante mi ocupación cerebral enfocaría su trabajo a la pura subsistencia en un medio donde ni se domina y cada segundo varía los conceptos. Febrero del 2003.
Pocas preguntas en el Sección de Estafas de Vía Layetana. Pesaban contra mí la “busca y captura” por la condena quebrantada, la falsa denuncia de Tarrasa, sin prisión decretada, otra preocupante de un Juzgado de Mataró, el delito de quebrantamiento, y una historia de Rubí rebosando mi capacidad de entender. Mal panorama, aunque por los documentos firmados, decretada prisión únicamente por la condena quebrantada. Los seis años por las letras a los bancos del 83 al 86.
De nuevo el calvario de la Ley y los Juzgados. Un hombre de unos cincuenta y ocho a sesenta años, cara redonda, pelo gris, y de complexión fuerte. Reconocido en los archivos policiales. ¡Coño, coño!. Ya empezamos. Si en el 80 Justo Aguilera, Jefe de Estafas en la Jefatura Superior de Policía de Vía Layetana, me catalogaba de técnico en microeconomía, cerebro del desfalco del Consorcio de la Zona Franca, ahora un colega al servicio de “vete a saber quien”, o por inducción a la mujer, ¿profesional de la denuncia?, me rebajaba a carterista. No me afectaba en mi amor propio, olía mal. Nadie en la familia me señalaría capaz de fechorías a ese nivel. El 7 de diciembre del 2000, puente de la Inmaculada y Constitución, con toda seguridad me hallaba en compañía de familiares, y muy lejos de Rubí. Contestación en comisaría; “o sea, en un lugar concurridísimo de Rubí, donde sitúan el Banco Zaragozano y el de Sabadell, le arranco el bolso a una mujer, que me identifica. Gritaría, al ladrón… ¿Y cuanto puedo correr a mis sesenta años, con veinte kilos de sobra, a las once de la mañana?. Nunca estuve en la zona de la denuncia, ¡nunca!, ni nunca he arrancado el bolso a ninguna mujer”.
Otra sorpresa, el Juez de Guardia, ¿sorpresa?, Don Adolfo Fernández Oubiña. Con mirada reveladora de recuerdo, decretó la libertad por la denuncia y reconocimiento. Un favor, o ¿parte de la denuncia?. Sin ocultarlo tras nombre falso lo citaba en “Zona Franca”, primera parte, de colaborador y amigo del Bufete Juan Piqué Vidal. ¡Una suerte!, no complicaron la denuncia con agresión sexual, y la fiscal, la alarma social con el respaldo de las asociaciones feministas. De eso al “queda probado” sin recurso, un paso. Concediéndole una disculpa al Sistema, podría tratarse de la simple obsesión de la policía por aumentar las estadísticas de casos solucionados endosándolos a los fichados.
Juzgado de Instrucción, número catorce, Barcelona, en funciones de guardia. Procedimiento: J.I.Decano de Rubí Sección: D. HECHOS. ÚNICO.-Que en esta fecha ha sido puesto a disposición de este juzgado en funciones de guardia RAFAEL DEL BARCO CARRERAS como presunto autor de un delito de Hurto en virtud del atestado número 2352 de la Comisaría de BPPJ. ESTAFAS habiendo sido instruido de sus derechos y habiéndosele recibido declaración. Razonamientos jurídicos. Único. Que no concurriendo los requisitos señalados en el art. 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, procede en consecuencia dejar sin efecto la detención del/de la inculpado/a. Parte dispositiva. SE DEJA SIN EFECTO LA DETENCIÓN de RAFAEL DEL BARCO CARRERAS por el delito de falsedad imputado. Notifíquese el presente al Ministerio Fiscal y al/a la interesado/a. Así lo mandó y firma D. ADOLFO FERNÁNDEZ OUBIÑA, MAGISTRADO-JUEZ de este Juzgado número catorce en funciones de guardia...
Leído varias veces, no entendí si lo de Rubí se archivaba. Pasados casi dos años en la cárcel y uno de libertad, sin comunicación alguna, y ni ganas por mi parte de personarme en Rubí, cabía el sobreseimiento. Lo de delito de “falsedad” en un auto por un delito de hurto complicaba mi entender. De locos. Lo único inteligible el nombre del magistrado que me condenó en el 83. Gocé al contemplarlo hecho un saco de grasa, colesterol, y la cara rebosando sus abusos vitales. Los vicios que él me achacaba en la sentencia. No soy un santo, pero tampoco un vicioso, y menos depravado, demostrado con sesenta y cinco años de vida sana, y lo certificaron mis estancias en prisión y varios análisis. La otra falsa denuncia en el Juzgado de Tarrasa n.4 Previas 851/98 se dilataría con malicia en el tiempo.
Mi desorientación me obligó a escribir y romper varias páginas. La presencia del Juez Oubiña no podía ser una casualidad. Docenas de Juzgados y me toca Oubiña de guardia. Mi último recuerdo la impresión de cuando se justifica con que cuatro meses de preventivo del asesino de la Villa Olímpica es “mucho”. ¿Qué le ligaría a aquel chulo de barrio?, y solo se me ocurría que algún noctámbulo proveedor le recomendara, y así lo escribí en El Triangle. Del Olmo tan defensor de España contra la mafia de la ETA, obligándole a una aparatosa escolta, se rodeaba de la local, y sin pudor la convertía en humana y digna de enseñar y sentar cátedra. Y por si mi voz le alcanzara, le gritaría a Del Olmo, y toda la farisaica prensa local, que las circunstancias creadas en Barcelona durante los últimos treinta años, fiel continuación de los cuarenta franquistas, han propiciado muchos más muertos que los atentados de ETA, que por suerte se ha olvidado de Barcelona. Oyendo a Koldo (mi gran profesor de frontón por los 80) que la ETA se había retirado varias veces de Cataluña en sus intentos por colaborar con los independentistas catalanes, siempre he pensado que en el ambiente de la marginalidad catalana caerían de inmediato por la total presencia policial en la marginalidad y delincuencia, y en los últimos tiempos, con la droga como protagonista, de una violencia que sobrepasa las luchas callejeras de principio del siglo XX entre la patronal y el anarquismo. Una romántica lucha frente a la sordidez de la actual.
Cuatro casos complicaban mis posibles dos años para acabar la condena pendiente por una sociedad con Antonio de la Rosa Vázquez. Lo bueno, en ninguno de los cuatro se decretaba prisión. De hecho solo afectaba mi cumplimiento “el quebrantamiento”, anulando los beneficios penitenciarios hasta que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria se pronunciara, y celebrado el juicio “por fuga”. Complicaba mi cálculo de dos años convirtiéndolos en cuatro posibles. Los cálculos pesimistas no cuadraron en mi experiencia, el tiempo clarificaría mi situación penal. Otros tres juicios pendientes aportarían con seguridad alguna condena, y aun sin delitos graves, de sobra sabía la facilidad de uno, dos o tres años, sin demasiados requisitos.
Mi tozudez, comparable a la psicosis de mi eterna novela, lanza a mi mujer al especial editor para imprimir unos ejemplares de Zona Franca, tercera parte, sin haber editado la segunda, y la mando a Félix Martínez, a mis amigos de El Triangle, y con presencia en dos o tres librerías de Barcelona. Un resumen digerible de 460 páginas, o eso creía yo. Distracción no me faltaría, sobraban incomodidades en la celda con cinco individuos, renovándose a diario, primerizos, mostrándome de nuevo todas las degeneraciones de la droga. A un mastodóntico negro de ciento diez quilos, zombi rebosando heroína, con el permiso del funcionario lo cambiamos de celda sin enterarse, endosándolo a unos vecinos del Este, ¡los pobres no entendían nada!. O el esquelético, otro zombi, muerto a la siguiente noche del cambio, ahogado entre sus mucosidades y vómitos. La Modelo en cuanto a saturación comparable a la del 80, y las enfermedades infecciosas tantas o más, con sus razonables e inútiles servicios médicos para el muerto que hubiera durado unos días en un hospital, y sin inquietud por los pocos gozando de una salud razonable, o excelente en mi caso. Según la analítica de varias hojas, perfecto, sobrando peso y algún decimal de colesterol. Un nuevo servicio médico rebajaba la posible tensión de la masificación, la metadona, un sustituto a la heroína, decían. Zombis controlados. Y yo a lo mío; “Tengo más de sesenta años, por lo tanto de alto riesgo de transmisiones infecciosas, podrían llevarme al geriátrico”. Contestación lacónica, larga cola de enfermos de más de sesenta años para el geriátrico. El geriátrico conservaba la placidez de cuando atendí a los detenidos por Pascual en el 92. Lo mismo de siempre, todos los posibles servicios oficiales aceptables, colapsados, y con larga lista de espera. Se debía buscar “enchufe”, y ni bolsillo ni ganas para repetir la historia del 80.
Conectar con el patio significa encontrar varios conocidos y amigos de las pasadas condenas. De inicio la sala de “informática” se ajusta a mi necesidad de escribir. “Te presento a mi amigo Rafael, de los 80, ponlo en informática”. “Debe apuntarse con el educador, pero no te preocupes yo le diré...”. Juan Palomeras Vigas, del Banco de Navarra, y su afición por Piqué Vidal, y otros contándome historias de mi compañero en el caso Consorcio, Serena.
Pronto me situaría en un comodísimo destino, bibliotecario de Artes Plásticas, una ex celda en talleres repleta de libros sin ningún lector, una simpática pecera, y un viejo ordenador para “controlar” los libros, a mi entera disposición. Una Espasa de los años 30, todo un lujo. El “destino” me costó 30 euros. Ya no deseaba más. A mí alrededor tres o cuatro cincuentones o sesentones pintando cuadros. El mejor de los ambientes. Mauricio, un mocetón argentino de cincuenta años, lector empedernido. Un caso de violación interesante, leí el sumario, lo defendía el Bufete Piqué Vidal, me juraba su inocencia y después de la lectura no me cupo duda. El único buen pintor, un viejo anarquista conocedor de las cárceles franquistas que tiroteó sin matarlo al amante de su mujer, “no le pegué el tiro por amante sino por ser el camarero de mi restaurante y entre los dos me robaban”. El tercero cercano, un empresario cruzado en el narcotráfico por sus relaciones con Colombia, también se declaraba inocente, le involucraron por unas tarjetas de crédito pagando unos hoteles. ¡Vete a saber!. Condenado no tenía por qué mentir, negativo para la “rehabilitación”, donde es básico aceptar la condena y prometer su incorporación legal a la sociedad. Dos meses con tres excelentes personas, cultas, refinadas, detallistas, difíciles de reunir ni en libertad.
Mauricio se negaba a creerme sobre Piqué Vidal. “¿Quién te recomendó ese bufete?”, “uno de mis ligues en el Up & Down, decía que era fiscal, y le consulté. Para ella era el mejor abogado de Barcelona”. “¿Y no te informó de los procesos en curso, de su celebridad en la ciudad?, me parece, y no sé porqué, que a ti te han violado dos veces”. Se negaba a creerme. “Me han dicho que tiene amigos en el Supremo”. “Lo ignoro”, y entrando en esperanzas, me callaba. Le pidió otras setecientas mil pesetas de provisión de fondos para atender la vista por el recurso (un mozalbete ida y vuelta en una mañana a Madrid). El Supremo ratificó la condena, nueve años.

Una desgracia anularía dos meses de trabajo. Los detectores de metales en la entrada de talleres inutilizan mis disquets. Entre las noticias curiosas la venta de un cuadro de Doris Malfeito, mujer de Masiá Alavedra, al museo del Marqués de Samaranch en Ginebra, con festorro incluido donde aparecía Pujol. La anoté en memoria de Pascual y Parés, y su súbito interés por el arte. También, que Pujol cansado de arrastrar su rebaño se retiraba antes de que lo arrastraran. Su sucesor no luciría su sagacidad, nacido del fondo de tantas sociedades quebradas, cumpliría el cometido de quemar tiempo. Malas lenguas afirmaban que le interesaba ganara Maragall, diseccionado desde su infancia política al lado de Serra, y de aprendiz al lado de Porcioles, ¡qué le iban a contar a él sobre los burgueses progres de San Gervasio y Sarriá, amigos íntimos de su íntimo Miquel Roca!. Ni le debería advertir sobre corrupciones, se conocía al dedillo la inmensa corrupción del PSOE. La guerra de corrupciones no ganaría elecciones, las había de todos los colores y gustos, y de las mayores en Barcelona sin forma de deslindar a cuantos de los tres partidos involucraban.
En cuanto a corrupciones no tuve ocasión de husmear. Sin embargo que el criminólogo me apuntara la conveniencia de hablar con mi abogado, me escamó, lo tenían prohibido, reservado al subdirector de Tratamiento. Interesante un caso de abultada estafa. Vuelta a los tiempos de Pilar Pato, entrevistándose con preventivos “especiales”, tipo Baret. Las varias entrevistas para la clasificación, acabando en segundo grado, no me clarificaban las opciones en redenciones, y sobretodo la incidencia del quebrantamiento en el cumplimiento. Sin embargo me abrieron los ojos de su posible prescripción por los trascurridos cinco años. Un delito menor prescribiría. La prescripción significaría el cumplimiento sin más de la condena quebrantada, menos de dos años con redenciones. Tema peliagudo las redenciones, cada consulta una contestación diferente. En el juzgado se me asignó un abogado de oficio para la “fuga”, aunque yo no me fugara evidentemente de donde no me hallaba. No le di importancia, mi abogado se comunicaría con el de “la fuga”. Iniciaba el laberinto.
“Rafael, ¿tú eres consciente de que la fecha del robo en Tarrasa estabas en la cárcel?”. “¿Qué dices?, no tengo ni idea, ignoro de que robo en concreto me acusaban, allí había mucha mercancía, aunque inservible”. Primera sorpresa, el día del supuesto robo en Tarrasa, yo estaba en la cárcel. José Manuel Calvente, mi abogado, escribió al juzgado adjuntando el certificado de La Modelo. Excelente trabajo. Primera conclusión, alguien provocó mi detención en el 98 para retirarme el “tercer grado sección abierta”. Pendientes, el “tirón en Rubí”, aunque se entendiera en el escrito retirados los cargos, y Mataró.
Por los mismos días me citarían al Palacio de Justicia. Un exhorto de Mataró. Sin duda otro enredo, y con fatal planteamiento. Una sociedad donde se me involucraba en su constitución con nombre falso y posterior estafa. “Con nombre simulado... constituyó en 1992 la sociedad...”. “Perdone, ¿me repite la fecha?”. La oficial repite sus preguntas sonándome a chino. “Señora, y ¿quien certifica que yo acudí al notario con nombre falso a constituir esa sociedad?”. Respuesta agria, “las preguntas las hago yo, y ¡quien va a ser!, el notario, la policía... el juzgado de Mataró... quien sea...”. “Pues precisamente ese día yo cumplía condena en Brians, sin la mínima posibilidad de personarme en ningún notario... o sea, que notario, policía, o quien sea, prevarican o están en nómina de la corrupción”. Enfadada conmigo, llamó a la prisión y al confirmarle el dato, cambió el enfado hacía los duendes del lugar. Pero si creía que los procesos se archivarían, otro error, habitual en mi vida. El giro que la oficial dio a las siguientes preguntas del exhorto reflejaba su voluntad de que no me saliera tan fácil. Ignoro el porqué de ese sentimiento, resentimiento o psicosis de ave de presa tan común en el funcionariado.

14


En el 2003, De la Rosa ganaba otra partida, Tercer Grado y a la calle. Atrás dejaba los nuevos compis, desgraciados sin un duro para comprar nada. Insolventes profundos.
Al tiempo que los justicieros tanques americanos acababan con la dictadura de Saddam Hussein (tan rentable para los políticos españoles cuando invadió Kuwait), Javier de la Rosa, conseguía el primer Tercer Grado, de la condena a dieciocho meses. Concesión batiendo todas las marcas administrativas. No era el único en batirlas, siempre por corredores de fondo del equipo oficial, y merece una reflexión. Un pulso entre la Generalitat, los Jueces de Vigilancia Penitenciara y el Gobierno Central con sus fiscales metiendo maraña. O eso parecía, querían que pareciera, y publicaban. Con causas en el Supremo y con peticiones de diecinueve años por el Caso Croesus en juicio, y varios pendientes, De la Rosa daba, por enésima vez, fe de la corrupción reinante. Ignoro que me contestaría la jueza Remei Bona, o la propia Junta de Tratamiento de Brians. Esa si sé que contestaba, “un caso especial”, y los había otros, desconocidos. Pujol, sin jugarse las elecciones porque ya no se presentaría, dominando las competencias penitenciarias, pasaría por encima de carros y carretas.
La Sala que le condenara a cuatro meses por las cartas falsas del Emir vio su condena elevada a dieciocho meses por el Supremo, y sin atenerse a concesiones ordenó su cumplimiento en prisión. Primera condena en firme. A Pujol las salas de Justicia no le impresionaban, y aplicando sus poderes (que no la Ley) en unos días a la calle. Tercer Grado. Ni Kafka acertaría a describir tanto disparate. De cuatro meses a dieciocho, y de dieciocho a veintiún día. ¡Derroche de impuestos!. ¡Carreras y doctorados de Derecho quemados en el altar de la Corrupción!. La tragicomedia se repetía. El esperpento iniciado con la “prisión domiciliaria” continuaría. Cada estamento contraponiendo sus arbitrariedades.
A finales del 2003 coincidíamos de nuevo en Brians. Sería difícil precisar días o meses porque la evolución de la primera condena de Javier no se atenía a ningún reglamento penitenciario. Vigilancia Penitenciaria anula el Tercer Grado, y la Generalitat le concede un 100.2, trabajar en la calle y dormir en la prisión. Un follón porque el servicio aun no estaba inaugurado en la prisión de Brians. Perdí la cuenta de varias concesiones de Tercer Grado y su revolcón judicial. Trabajaba en la Cruz Roja de Martorell o servicios sociales en la Parroquia de San Odón de Barcelona, donde antes pasara el cepillo los domingos. Imposible tanta actividad si parte de esa condena se cumplió asistiendo al Juicio en Madrid de su primer caso multimillonario de los varios en que se desgajó la inicial denuncia de KIO, defendiéndose a sí mismo. Había tanto delito, que el juez Moreiras no descubrió en el Código Penal, que el proceso se desglosó en varios, multiplicando delitos y futuras condenas.
Y por fin, la concesión a la tercera del Tercer Grado, otro monumento al disparate. Javier mostraba “arrepentimiento”, firmó el Juez de Vigilancia a propuesta y dictamen de la Junta de Brians. La Gispert, consellera de Justicia, suplicando a los jueces que lo soltaran, y sin vergüenza, en la televisión, les acusaba de discriminarle por ser quien era. Patético su discurso en el Parlament. Una novedad tanto movimiento político por un preso, declarado insolvente, sin presencia empresarial, la última cumplía diez años, sin incidencia social y menos política, en fin, que ni legal ni contractualmente significaba nada para nadie, excepto su familia, ¡sí así era!. Si había ruido, había nueces, millones de nueces. Los políticos acojonados por soltarlo. La mecánica huele más a chantaje que a dinero. De Brians le envían a la Roca, a cumplir su último Tercer Grado de los concedidos en tres meses de prisión.
Se repetía el trato especial y la selección de compañeros. No aguantaría como yo otro Silvestre, treinta y cinco años, con Sida, y demás infecciones, tan avanzado que le costaba al Estado no menos de ciento ochenta mil pesetas mensuales (precio marcado en las cajas de los medicamentos). Aguanté unos tres meses. La única ventaja, dormía todas las horas de celda, y hasta en el comedor con el cubierto en la mano. El abuso de tranquilizantes se palpaba, y de colofón metadona. Más de una vez se la vendió con el método de boca a boca. Ignoro si entendía mi obsesión por la limpieza en la celda, aunque descarado una vez me soltó “no te voy a pegar nada...”, “lo hago por ti, estoy tan fuerte que uno de mis virus rechazado te infecta y la palmas”. La ventaja de dos por celda desaparecía compartiendo con semejantes personajes, aunque la metadona los inutilizara y ya no se repitiera ni la pelea del Silvestre de la Modelo, ni el ataque de sobredosis o mono del que destrozó la celda. La única conversación consciente, una detallada exposición de la evolución de su enfermedad con toda clase de indicadores numéricos sobre sus defensas y dosis de metadona, y la ineficacia del combinado de antivirales y fármacos de última generación por inmunización. Desde el primer momento me negué en redondo a ni un céntimo (para porros o heroína) a “devolver”. Cambio de celda con mi ya amigo el “francés”, de mi edad y compartiendo el destino de bibliotecarios. De nuevo la biblioteca. Un buen rincón.

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Nadie en su sano juicio, ajeno a ese peculiar ambiente, leería los reglamentos penitenciarios para valorar las disposiciones sobre la libertad tras la condena, el célebre tercer grado, como no se nos ocurre leer un protocolo médico de no afectarnos una negligencia o fallo.
Art.103 Procedimiento de clasificación general. La propuesta de clasificación se formulará por las Juntas de Tratamiento, previo estudio del interno.
Art.272 Junta de Tratamiento.- Presidida por el Director del Centro y Subdirector de Tratamiento. Subdirector Médico. Unidad Docente, Pedagogo, Coordinador Servicios Social Penitenciarios del Centro, un educador que haya intervenido en las propuestas, Un Jefe de Servicios, preferentemente el que haya intervenido en las propuestas.
3.- Con carácter general, los acuerdos de la Junta de Tratamiento se adoptarán sobre las propuestas elevadas por los Equipos Técnicos. Un Jurista, Psicólogo, Pedagogo, Sociólogo, Médico, ATS, Profesor de la Unidad Docente, o un Maestro o encargado de Taller, un educador, un Trabajador Social, un Monitor Socio Cultural o Deportivo.
La Ley, clarísima, primero entrevistas y estudios técnicos, observación, comprobación e informes exteriores, evaluación de la situación jurídico y penal, después los resúmenes y reuniones, periódicas, de los Equipos Técnicos del Módulo o Galería, para pasar sus conclusiones a la Junta de Tratamiento de la Cárcel que remitirá su dictamen a la Dirección General. Una carrera de obstáculos de largos meses.
Con carácter general, una vez condenado se debe clasificar en dos meses, con revisión cada seis meses. Primer grado, excepcional, segundo grado, general, tercer grado, semilibertad. De entrada, segundo grado, y en los penales, Roca y Brians, se informa que los próximos tres meses son de “conocimiento y estudio”. Tocando la lotería del tercer grado pasados los tres meses, o en la revisión de los seis, caso de condena corta, nadie se libra de dos meses de recorrido por la Dirección General. El Gordo a cinco meses. Puertas abiertas, con retroacción si se opone el Juzgado de Vigilancia.
Es decir, clasificado y “salir a la calle” en tercer grado a los veintiún días de entrar en Brians, caso Javier de la Rosa, significa que está abierto, diría yo mentalidad contable, el armario de las facturas de proveedores y recibos en blanco de aquel Economato Central de La Modelo en los terribles años 80. ¿Habrá un escribano rellenando los graves estudios como yo las facturas de los proveedores con la misma máquina a las órdenes y cuadres de Don Daniel, o los pomposos menús diarios con el número de proteínas, hidratos o calorías inventados?. Los tics del pasado. Los informes se preparan por orden superior, y el Equipo tan dominado y entregado como aquellos proveedores. Las facturas en blanco se sustituyen por contratos de los técnicos en blanco, o precariedad en el empleo a voluntad de los “jefes”, y dominios de ancestral amiguismo. “Si el jurista lo ha dicho... él es quien corta el bacalao”, y al Jurista se lo corta otro, o sus “bufetes amigos”. Ahora ya no utilizan el Test de Rochas, al estilo de Doña Pilar Pato, del que no tenía ni idea, ni ella ni nadie, una patochada, otra monumental palabrería, una terrible tomadura de pelo. Y aun a psicólogos o psicólogas les encanta excitar con figuras a los ignorantes y aterrorizados presos. “Yo solo veía un coño abierto”, riéndose por no llorar.
Comparar el desarrollo de mi año y medio hasta el total cumplimiento de la condena con el de Javier de la Rosa, clama al Cielo, si lo hay. A mi caso se le añaden miles, y al del célebre financiero, quizá unos cientos. No me concederían ni el arbitrario tercer grado, ni 100,2, ni las reglamentadas y reglamentarias redenciones, amén de retrasados y mínimos permisos. El procedimiento está viciado, o corrupto del inicio al fin.
En el cargo sigue el mismo Director, y nadie de los “técnicos” se ha rasgado las vestiduras, y la única contestación se limita a “un caso especial”. Parecido en el Parlament, cuando se piden explicaciones por las extrañas concesiones penitenciarias al Señor De la Rosa. Los pujolistas sueltan a los socialistas, “y vosotros esto o lo otro...”, condenas de doce años en menos de veinte días, ningún razonamiento jurídico, lógico, moral, ético. Ética, ¡qué palabreja!. Si hay un caso especial, o se pueda dar, y abierto el camino, los hay a cientos. Si alguien paga se vende el servicio, y por la libertad, todo, y gracias.
Describir las peculiaridades del Módulo 1 no viene a cuento. En el economato se vende droga, se presta con devolución del doble, un tabaco por dos a la semana, reteniéndose la tarjeta de peculio, única fórmula legal de pago, hasta que el cobro o presión a la familia despierta un pitote. Varios funcionarios desayunaban gratis e involucrado un empleado de la empresa privada que explota los economatos. Pobreza de espíritu, y peor la de uno, no tan pobre, que se llevaba el papel higiénico para su tienda de “todo a cien”. Ese no era del Módulo, como tampoco el que cobró unos milloncetes por atender al gran De la Rosa. Dos o tres presos con impunidad para el tráfico, o robos entre ellos, con palizas, hurgando hasta el ano, en el lavabo. Nada especial, con aislarse de la droga, ningún problema. Ocho meses de relativa tranquilidad, interrumpida por el proceso administrativo. Ninguna citación por los cuatro causas pendientes. Y la gran sorpresa, la prescripción del quebrantamiento. Mi hoja de situación penal da un vuelco, Vigilancia Penitenciaria abre la posibilidad de redenciones y me aplican las atrasadas. Una concesión situándome a seis meses del cumplimiento total.
De no darse más anomalías judiciales, era imposible (con la relatividad de la palabra “imposible” en la Judicatura) que un caso entrara en fase de condena firme. A trabajar, y a eso me apliqué para acumular días de redenciones extraordinarias. Una simpática educadora o sicóloga, Mireia, guapetona y maciza, el único placer a la vista en aquel patio, me nombra auxiliar para charlas o clases de “economía” o “diversidad”, además de la biblioteca. Y los funcionarios, de gratis en el Economato, se mostraron críticos con un estafador impartiendo clases de economía, ¡muy puntillosos!. La ventaja, comprobada en la anterior condena, además de prometidos días de redención, presionar por lo que en definitiva era común, salidas programadas, permisos y mi traslado a módulos, el 5 y 6, para condenas cortas, permisos, y el 100.2, trabajar fuera de la cárcel y el resto encerrado. Un sutil mercado el de la “salidas programadas” con buen jolgorio y extrañas fugas. Unos intensos meses de absurdas esperas administrativas. Primera salida programada, denegada por la Dirección General. Al mes, la segunda propuesta, aprobada. Las redenciones, un calvario, y los permisos, varios denegados, y entre el primero y el segundo se pierde uno.
A rellenar charlando con el mejor cliente de la biblioteca, Godó, terrorista de Terra Lliure, o eso decían. “Amigo Godó... de tus bombas el único beneficiario es el cristalero o decorador de la CAIXA. Escríbele, quizá se interese por tu libertad...”. “Yo no puse esas bombas...”. “Bueno... peor para ti, si no has sido, y te empapelan bien, lo serás sin remedio... y puede ser cierto... con el cuento que mentimos... nos endosan lo que les apetece... y si estabas fichado del 94...” . En el patio pareceres encontrados. “Si fuera terrorista estaría en Madrid, por lo de la Audiencia Nacional, y no en Cataluña”.
Un eufórico con el triunfo de Ezquerra Republicana. Los días pasaron y no parecía le abundaran los amigos. “Pujol se ha jubilado para que la oposición pasando al gobierno no tire de la manta con De la Rosa y su amigo Piqué Vidal”. Tonterías para no callar. “En el mando se procura no desacreditar la institución, el pueblo confunde y atribuye la corrupción indiscriminadamente, y si las estructuras son manejables y maleables, mejor no menearlas”. Sus obsesiones políticas no me atraían ni para sarcasmos. Ni Pujol ni Maragall tirarían de la manta con De la Rosa o Piqué Vidal. Un trabajo para enemigos irreconciliables y capaces de luchar contra las instituciones.
No se mostraban tan simpáticos y tratables un comando de israelitas, acusados de tenencia de armas y atracos, defendidos por Jufresa. Se repetían para mí las clásicas preguntas de los sudamericanos sobre las posibilidades de sus abogados. “Me han dicho que tiene buenos amigos jueces”. “No lo sé, en mi caso ni salí con fianza, a pesar de ser normal en un tema económico, aunque supongo que como abogado es bueno, eso dicen”. Me inquietaría tener como clientes a esos israelitas y su modo de entender la defensa y las posibilidades de su abogado. De nuevo la contestación de poco dinero para lo que su imaginación pretendía. Pacheco, una magnífica persona luchando contra su hígado y la perra vida, ayudante del monitor de deportes, que a mis sesenta y tres años me entusiasmó de nuevo con el frontón hasta que se me averió un pie, reafirmaba mi enfoque afirmando conocer al abogado de cuando entrenaba en verdaderas pistas de tenis. Al pobre Pacheco el tratamiento experimental contra la hepatitis le tumbaba cada semana. “Rafael si no es por el frontón en cuatro días me muero”. Una víctima de la droga y la obsesión de la lucha contra ella. Metido en el berenjenal cada uno debería tener la libertad de morirse como le obliga la puta vida sin acrecentarle las torturas. El Jufresa, célebre, se alejaba más de mis recuerdos de veinticinco años atrás de compañero de Quintero Olivares (caso Consorcio), o en mi defensa en el 93 (caso pagarés falsos). Un lujoso despacho en la Diagonal imprime carácter.
En Barcelona los grandes terremotos institucionales asoman porque el magma interno ya no se puede contener con cataplasmas, y siempre la noticia, la punta del iceberg, se la traga el mar. Se impone el arreglo, el reparto, el pasteleo, el “todos en el ajo”. La Generalitat del Pujol desparrama pus, que Maragall, condiscípulo de Serra y discípulo de Porcioles, contendrá o reconducirá a su aire. En el Gabinete Jurídico desaparecen expedientes. Los abogados se sublevan contra el Jefe Raventós, que dimitirá regresando al Bufete Cuatrecasas. Poca cosa como noticia, y cuatro días después del suelto, ni dios se acuerda, y ni menos que el fundador del gran bufete, Don Pedro, pasó del entorno del franquismo financiero, consejero del Banco Catalán de Desarrollo de Castell, Samaranch y los Martínez-Bordíu, a buenas migas o totales a través de Raventós con la Generalitat. Su significado es contundente, la podredumbre de la Institución, y el abandono por Pujol del Bufete Piqué. Pura lógica. Desde los petrodólares y Gran Tibidabo Piqué se estanca y baja, hay abogados que por decencia dimiten, y crece Cuatrecasas (quinientos profesionales y gran red de oficinas) y Miguel Roca (ochenta y subiendo), pero lejos los bufetes barceloneses de los mil doscientos colaboradores del madrileño Garrigues Walker, creado por el Ministro de Justicia, Excmo. Don Antonio Garrigues y Díaz Cañabate, ex Director General de los Registros y Notariado, y Embajador ante la Santa Sede, ¡así cualquiera!, (y los múltiples cargos de hermanos e hijos no desmerecen). El jefe Raventós recurrirá a su “excedencia” regresando a su base. ¿Y los expedientes desaparecidos?. Ninguna denuncia, ni menos de oficio, la noticia solo una más de mis inquietudes. La Oposición ya tiene el Poder, ¿para qué levantar más mierda?, a guardar para cuando sea necesario, y fiscalía “de vacaciones”.

Con mi compañero Pascal compartiendo la televisión en la celda surgían los más dispares temas. Buen conversador. Cultura de liceo francés, por igual a la de mis curas de los 50. Un detractor de lo americano. Contaba que su avance por Francia mató a sus padres, y el posible ataque a Irak le soliviantaba. Mis temas le dejaban indiferente, el partía de la base que la corrupción superaba mis historietas sobre los De la Rosa, Pascual, y Piqué, y menos uno de mis escritos sobre la jubilación del hombre más poderoso de Cataluña, el presidente de la Caixa, Vilarasau. Aznar, y su posible guerra de Irak, oscureció la sucesión del gran grifo del dinero catalán.
“...el nombramiento de máxima importancia en Cataluña, la Presidencia de la CAIXA. Una Ley Especial para jubilar a Vilarasau, dueño y señor de una parcela de inmenso Poder. Si sus colegas del oligopolio o competencia, para descabalgarlos de las presidencias o vicepresidencias de los engendros bancarios de los últimos años, el BSCH o BBVA, costaron miles de millones, o el chantaje de graves denuncias como la doble contabilidad en las Islas Jersei, al Dueño y Señor de Cataluña, por delegación del Gran Samaranch, además de la Ley para la jubilación, el reajuste de los Reglamentos. Puro Valle de los Caídos. Nombramientos del profundo fascismo franquista. Y él, furioso, clamando por el fin de la “libertad” de la Caixa. O Nosotros, descendientes de los dioses del Olimpo, la Gran Logia del Dedo Mas Fusilador del Oriente Español, o el anarquismo, el comunismo, los rojos. Él provenía de una Dirección General con Franco. Derecho Divino”. Hubiera bastado una denuncia (dirigida convenientemente) por la riada de dinero negro manejado por la CAIXA, como contra sus “colegas” del BBVA o BSCH, pero eso en Cataluña era impensable, a nadie se le ocurriría ese frente (los pocos o el empresario que lo comentó en la prensa pasaría el resto de su vida tachado de indeseable, como yo ganster, y ni cuenta abriría). La Omertá. Andorra y la Caixa, setenta años de feliz matrimonio, desde que financió la primera presa y compañía eléctrica. Mouska se reía de mi obsesión por la escritura, “te va bien, te creas tu mundo y te aíslas de esta mierda”.


16

Ya en el módulo 6, con salida directa a la calle, mi nuevo compañero, también bibliotecarios, exclama; “si publicas eso, estando aquí, estás loco, te ponen droga en la celda... y no me extraña que no te den ni los buenos días”. Leyó el publicado “Zona Franca”, tercera parte, y mi primer artículo en El Triangle. “No cabe duda, estás loco”. Un madrileño de unos cuarenta años, culto, “estafador”, y sin idea del tema, aunque por la popularidad de los personajes, el libro le entró suave. Coincidía con los del Triangle. “Escribes pesado, y no me extraña que pagues hasta el último día de la condena, y vigila no cumplas más de los legales, que ya te pasa...”. “En cuanto a escribir pesado, que intento suavizar, no tiene remedio, casi nadie entiende las peculiaridades con que se reviste un mundo que en definitiva se resume en “coge la maleta y corre”, pero hasta llegar a esa maleta es un tortuoso laberinto entre conceptos y abstracciones. Una correctora, mucho más culta que yo, me cambió a última hora “pignoradas acciones” por “ignoradas acciones”, y claro, la frase no tenía sentido, y por desgracia se repetía en dos o tres operaciones financieras que intentaba explicar como fueron posibles. Se pignora, garantía prendaria, un papel (acciones) basura cuya cotización en bolsa tú mismo has creado, obtienes dinero a través del crédito, y a correr. La propia bolsa y su dinámica de liquidación cada semana te puede proporcionar una espiral, donde ni se pone ni quita un duro pero el valor sube, hasta el derrumbe total. Claro que eso no lo pueden hacer más que privilegiados de los dioses como De la Rosa, Conde o Vilallonga, y por ende las cajas y bancos o sus poderosos ejecutivos. Al común de los mortales ni se les ocurre el mecanismo, ni conocen su existencia”. Y él por suerte sabía el significado de pignorar.

“Juez Josep Lluis Albiñana Olmos, de Vigilancia Penitenciaria”, el de los permisos al presunto asesino de las policías, y del “arrepentido” a Javier de la Rosa. O sea, entre el liberal libertinaje de la concesión y miles de estrafalarias negaciones, dicta;
13-4-2004. “Interlocutoria en qué es desestima el recurs d´alzada de la persona interna contra l´acord denegatori de permís”.
Antecedents de fet:
Primera.- L´intern Rafael del Barco Carreras va presentar recurs d´alzada contra la resolusió de la Junta de Tractament del Centre Penitenciari de Brians, datada a 25.9.03
Siete meses. Y en la interlocutoria de fecha 23.4.2004 se deniega el del 13.11.03. Cinco meses.
“Fonamentacio Jurídica:
Unica.-…per qué existeis la creença d´un mal us. En contra del criteri molt estés en la cultura del interns, els permisos mai constitueixen una mena de premi que guanyen pel fet d´have complit la quarta part de la condemna i no teni expedients disciplinaris. No es aixó. El permís es un instrument adient per a l´evolució en el tractament penitenciari individualitzat que ve a operar en possibilitats de viure en llibertat. No es mai un dret subjetiu de la persona penada. Ans al contrari, aquesta, aquesta deu passar en examen per a valorar si s´adonen aquelles condicions en el seu cas en concret i només que falte una, resulta impossible obtenir el permís. Com succeix amb el permis demanat per la persona interna de la referencia. Per tant, es desestima el recurs.”
El día 15.3.04 salida a las doce y fecha de reingreso 18.3.04, y dos “programadas”. Salidas de horas acompañado. La norma, los recursos tras permisos sin incidencias se conceden. Firma un posible mal uso, horóscopo, demostrado varios buenos usos. Pero la Ley le concede la arbitrariedad de concederlo, crea el interno merecerlo o no en su “cultura”.
No voy a personalizar, ni menos sentirme perseguido por mis escritos, con seguridad ese juez se movía en otras esferas que la Jueza Remei Bona negándome una decena de permisos en el 94, cuando mi novela contra Pujol, Piqué Vidal, De la Rosa y Pascual Estevill, mi ex abogado, dueño entonces de los Juzgados por delegado inspector del Consejo General del Poder Judicial, !anda que mi ingenuidad!. Mi abogado, el difunto Rucabado, me lo decía; “te has divertido, y lo estás pagando”. El ordenador imprime la “interlocutoria” y la concesión o negación parte del humor de los auxiliares del juez ese día y la firma de cientos de papeles. Una Carta Astral. Dos negaciones, y la pérdida del que habitualmente correspondería a un mes y medio. Ni negación ni concesión por la Junta de Tratamiento, el “no sabemos, se perdería”. Ni el recurso al recurso. Perdido en el agujero negro. Más jocoso, un permiso otorgado en Junta del 18 de Marzo del 2004 del Módulo 5, que toma dos caminos burocráticos apareciendo negado por auto de la Sala en Noviembre, cuando ya se había disfrutado. Un mes el de marzo donde mi nombre y el de Juan, compañero de mesa, saltan entre despachos y desaparecen o surgen en recursos y concesiones al albur del disparate burocrático. Y solo un botoncito de muestra. Un educador se me quita de encima con “ese juez es algo rarito, hace cosas extrañas”.
Sobre “su cultura” de los presos, primaria, nula comparada con la de los Dioses del Olimpo. ¡Señor Juez!, Su Señoría...Los pocos con el lujo de pensar porque no toman nada, no creen nada respecto a nada, se saben bolas de una rifa, y si sale... alegría... seguida de la depresión de la vuelta al ignorar si la ruleta le favorecerá de nuevo. Un funcionario de cierto rango y experiencia me confesaba se extrañaban que alguien volviera tras el permiso. Y no crea el crédulo pueblo que las concesiones son la norma, la norma es la “no concesión” hasta muy adelantada la condena, y a la contestación de “posible mal uso” se añaden decenas de arbitrarias elucubraciones. Una verdadera tortura psicológica. En eso el pueblo y su voluntad de dureza, anda servido, muy servido, en definitiva el enredo y retraso de las concesiones aumenta la consistencia del Poder. Siempre, todo, se otorga lo más tarde y mal posible, pero si intervienen según que abogados, entra en juego la amigocracia y el negocio. Mi supina ignorancia no alcanza ni siquiera a vislumbrar la excelsa ciencia de la Criminología, pero mi popular lógica me indica que algo pasa a mí alrededor. Obviaré nombres, son compañeros de desgracia y de tener suerte no seré yo quien señale, sin embargo los funcionarios que me lean desde la honradez de sus cargos saben de mi razón. En el patio del Módulo 6, a un palmo de la libertad, se aprende que absolutamente todas las frases utilizadas son relativas y arbitrarias. Entre varios centenares yo fui el único que cumplida la totalidad de la condena saldría nueve días después. Se salía con decenas de condenas, con fugas de verdad, no quebrantamientos, con los más abyectos delitos, con responsabilidad civil o sin ella. Y mi información exhaustiva, además del Manolo de mi condena del 92 (deteriorado), varios hasta del 80, y en perfecta armonía, con detalle de procesos y desgracias.
La tontería de la “cultura de los internos” lo he oído bastante a mis preguntadores rellenando formularios “técnicos”. “Ustedes los internos creen que lo del Tercer Grado se le debe conceder, y nosotros nos hemos de asegurar que no delincan de nuevo…”. El criminólogo tras sus profesionales frases moralinas aconsejó tratarlo con mi abogado para el pago de las “responsabilidades civiles”. De nuevo proposición corrupta, prohibida. Lo entendí, de bufete a bufete, de abogado a abogado, minutas, reminutas, y mis finanzas en puro desastre. Repetida escena de año y medio antes en La Modelo con el jurista de la Primera Galería con comentario sobre la posible prescripción del quebrantamiento que por suerte ya había firmado el Juzgado con la única intervención del abogado de oficio (y sin comunicación ni a mí ni a la cárcel, o eso entendí).
“Encuentro absurdo este planteamiento sobre el pago de las responsabilidades civiles, la Sala Novena desestima esa exigencia por no aplicable a las condenas anteriores al 30 de junio del 2003, y además si ustedes me abonaran las redenciones reglamentarias reclamadas hace varios meses, dentro de tres he cumplido totalmente la condena”. Aquel trimestre no se aplicaron. ¿Venganza del jurista?, también podría tratarse de un enredo en los cursos de informática financiados por la Comunidad Europea a través del CIRE, Trabajos Penitenciarios, a los que asistí, pero de muy dudosa realización. El CIRE, otro engrudo, mano de obra que apenas gana para el tabaco, con escasas excepciones. Desde su implantación por la Generalitat ya no se producen las quejas de los funcionarios porque algunos ganaban más que ellos, originando en La Modelo una singular “huelga” impidiendo la entrada de los presos a los talleres. Ganancias a la baja, muy a la baja.
Para muestra de la locura administrativa, las redenciones extraordinarias. Un cuento para otro artículo. El Código Antiguo, hasta el noventa y siete, las condenas sin incidencias, buen comportamiento, y por trabajo, concede las redenciones ordinarias, que se generalizan por falta de trabajo y se amplían con las extraordinarias, aplicables en días por trimestre según el tipo de ocupación. Generalizando, cocina, enfermería, cuarenta y cinco días, y otros rebajando. Todo reglamentado. Cálculo de compleja aplicación, de los cuarenta y cinco días, reales se aplican treinta. Cuatro meses al año por cumplimiento real. Lógico, condenado por el antiguo Código, a por los cuarenta y cinco días. Y lo sencillo se convierte en kafkiano. Se puede trabajar o cursar estudios, pero no aplicarse por “fallo informático” u “olvido” del monitor, educador, el Cire, o subdirector de Régimen, al mando del sistema informático. Y si con el viejo Código las redenciones, reglamentadas, con el nuevo, cuatro meses al año, o adelantar la Condicional, al albur de Tratamiento y Juzgado. Servida la compra venta de años de cárcel.
Las abstractas reglas del juego ni buenas ni malas, lo terrible la arbitrariedad de su aplicación, caldo de cultivo de la Corrupción. Se necesitan muchas pastillas para dormir, la adicción y locura a la vuelta de la esquina. Si alguien cree que en la cárcel el peligro son los presos, que revise su orden de valores”. Una parte publicado en El Triangle.

Escribir de siempre ha salido caro de no supeditarse la pluma al vencedor, o a un empresario, ¡y qué triunfe!. Burlándome, atentando contra mí, envié dos cartas de “módulo a módulo” una, y de cárcel a cárcel, otra, dirigidas a Javier de la Rosa Martí y Luis Pascual Estevill. Les pedía me informaran de a quien y cómo dirigirme para aplicarme no solo las concesiones arbitrarias sino lo que por reglamento se me debía conceder. No esperaba contestación, pero alguien las leería. A Pascual Estevill, condenado por delito fiscal a siete años, a pesar de pendiente el sumario y juicio por extorsiones le concedieron permisos y tercer grado con celeridad, aunque el primero se lo denegaran “los fiscales”, decían, porque en definitiva el trabajo “en la calle”, sine quanon, lo desarrollaba en el bufete de su hijo, o sea, el suyo. Negaciones, de publicidad, del juego de buenos y malos. Aceleradas concesiones.
El salto del módulo 1 al 5, progresión a la libertad, un jarro de agua fría. Cuatro por celda en una especie de módulos prefabricados con reducidos espacios de maniobra para el comedor o patio. Cinco meses de especial tortura acompañada por toda clase de reclamaciones para el abono de las redenciones, o los simples permisos. Los abonos trimestrales no correspondían a los “destinos” y cursos realizados, y los permisos, pues eso, se perdió uno. Mireia, fuera de mi circuito, no pudo o no quiso solucionar los entuertos. Cuatro meses sin salir. Al próximo, visita al Juzgado de Vigilancia. Otra tortura, donde además debes morderte la lengua. “Si, aquí está su recurso por el permiso...”. “Perdone, el permiso ya lo estoy disfrutando, me refiero al recurso por el abono de redenciones... de atenerse al reglamento yo ya habría cumplido”. “Si... si... aquí está... pendiente. Vaya a Fiscalía”. Visité al fiscal, piso debajo del de Vigilancia Penitenciaria. Si, no, se estudiará.
Y más distracción entre los periódicos de mi biblioteca a cuenta de mi ínclito De la Rosa. Mes antes mes después, y durante cinco o seis, se celebra en Madrid el primer juicio de los desglosados del gran caso KIO. Croesus, una millonada desaparecida como la bolita del “burle” trilero, donde la incómoda secretaria insistiría que él dio la orden de pago horas antes de que le quitaran los poderes. De la Rosa en su autodefensa propina mandobles a diestro y siniestro, ya no se cubre con el Rey consciente de la repercusión negativa, y culpa a sus subordinados o socios en la operación. En el caso de Manuel Guasch, de Ebro Puleva, presidente de Fasa Renault, que cuentan le presentó al Ministro de Hacienda Carlos Solchaga en los felices años 80, un magnate como él en su tiempo, ayudándole a descabalgar o encarcelar a Mariano Rubio del Banco de España, le trata poco menos que de chivato, y le recuerda el yate que le proporcionó con un crédito de KIO, 300 millones.
¡Un yate!. Mi imaginación se dispara, se refieren a los años 80, cuando un “árabe” comprara o se llevara el que su padre, utilizándome, hizo construir en Astilleros Viudes. Total, que al Consorcio el yate le sale por 150 millones, y él lo vende por 300 pagando KIO con un crédito al comprador. ¡De ser verdad, un genio, chapeau!. Después leo en una de sus biografías quien es ese Guasch. Íntimos, de la banda, pero sin la hombría de la omertá. Se acusan, a pesar de haber compartido como hombres de “su seguridad” al célebre policía “Billy el Niño”, Antonio González Pacheco. Hablando de agentes, la misma biografía, cuenta que el Ministro de Defensa Narcís Serra impone al teniente coronel Francisco Acín Delgado, jefe de seguridad y vigilancia en las empresas ERT, de explosivos y material de defensa, en manos de Kio De la Rosa, “...que abandonó al financiero catalán dos años después harto de ser utilizado como un títere”. El inefable Serra sin perder de vista al que pregonaba su enemigo De la Rosa. 1987.
Pero no era la biografía la que me hablaba de viejos conocidos en el Caso Consorcio. Se me agrió la sangre cuando leo en un periódico que la ex diputada socialista, Ana Balletbó, la que bramara en el Congreso de los Diputados, por los 80, que los corruptos franquistas del Consorcio de la Zona Franca, como parte de la gran renovación ética y limpieza socialista, se hallaban en prisión, formaba parte del Consejo de Radiotelevisión Española. Sería por su experiencia en mublés, el de la calle Regás, o la de su marido en tinglados de cursos y academias. Poltronas a los viejos camaradas, por los servicios prestados, conciente o inconsciente, a la Corrupción. Y la “genio en culpables” recibirá 25 años después de manos de Maragall la “Creu de San Jordi”, la máxima condecoración civil del Principado. ¿Por demagoga, o por haber callado los veinticinco años siguientes?. Una prestigiada condecoración que también lucirá Narcis Serra, Miguel Roca, y el Conde de Godó, por cancerberos de la verdad sobre la Gran Corrupción.
También leería, “El Consejo del Poder Judicial prevé una unidad médica para evaluar las incapacitaciones...”, “control de la salud mental de los jueces”, “jubilaciones anticipadas”. Para quien sufría y sufriría varios calvarios judiciales, una noticia extraña, ¡qué afecta!. La paz de las bibliotecas con todos los periódicos del día, menos El Mundo, un buen alimento, aunque atragantara.

Y las noticias no dejan de manar. INTERVÍU. ¡Cómo cambian los tiempos!, atizando a De la Rosa. Un tal, Juan José Rincón Martín, administrador o dueño de Gabinete de Asesores Fiscales SA, GAF SA, asiduo visitador de la Calle Enrique Granados (donde no abundan precisamente las Iglesias, ni ONGs de caridad), según Intervíu de julio 04, es administrador de la Fundación BLOMOR de Luxemburgo que le pasa como “ayuda de amigo” 12.000 euros mensuales. Da la casualidad que este profesional es el albacea testamentario de Ramón Serrano Suñer (muerto el 2003 a los 101 años), el ideólogo del Régimen y cuñadísimo de Franco, el primun de la Falange en la Barcelona de la ultratumba de los 40 y 50, donde el padre Antonio se iniciara después de la guerra colocándose en el escalafón de “abogados del Estado”. ¡Que mejor que defender al Estado por el que se ha luchado!.
¡Ayuda de amigo!. Y un amigo me contará sus quejas por los sablazos de Javier, trabajando con el artículo 100.2 entre el José Luis de Diagonal y la coctelería Ideal. Pasan del sainete a la pura comicidad con desvergüenza total. Una oficina solo para la herencia Serrano Suñer. Una herencia compleja por la edad de los beneficiarios y las muchas generaciones posteriores sorprendidas por los ahorros del bisabuelo, a la par que de las acusaciones de asesinatos a cargo del creador jurídico, ritual, rangos y uniformes del Movimiento, y partidario de Fundaciones (para sus cosillas), afición que ya citan tenía por los 40. La muerte le ahorraría una denuncia por masacres en París, convirtiendo el reparto en limpio de responsabilidades. Quien en 1977 declaraba a Hacienda unos ingresos de 5.532.059 y un escaso patrimonio de 112 millones, necesita un consulting de varios abogados a tiempo completo para su herencia, con su administrador o gerente gozando de una decena de los mejores automóviles y una mansión en Sitges.
Y de entre las sombras, el amigo Javier y la ignorada, hasta para el cuello de su camisa, Fundación Blomor. ¡Cuantificar lo que gasta al mes quien presta al amigo dos millones mensuales, secillamente produce dentera!
O Javier ya no se fiaba del superorganizado Bufete Piqué Vidal de mucho tiempo atrás, de cuando creaba fundaciones y sociedades en Luxemburgo, o Rincón en el marasmo total. ¿Quién chivaría a Intervíu la existencia de Blomor?. No me extrañaría que Piqué, Folchi o anexos. De todas maneras los dos millones de pesetas mensuales “de amigo” para gastos de bolsillo, más los “sablazos”, un indicio de los varios métodos de Javier para aflorar su inmensa fortura en el exterior. Y que se sepa a Rincón ni le arruinan sablazos, ni le citan fiscales, jueces o Hacienda. Algún abogado envidioso susurraría sobre el atropello de un penalista de tan peculiar oficina. ¿Para qué necesitaría un albacea testamentario a un penalista?.
Fortunas de la macabra Barcelona, de los 40 inicios de los 50, cuando aun se fusilaba “legalmente”, ¡con defensor incluido!. En una memoria de La Modelo, editada por la Generalitad, endulzando los últimos tiempos para no ofender a funcionarios vivos, ¡cuidado con los franquistas!, leí que existían unos aproximadamente diez mil fusilados (los legales, sin contar los primeros dias de la ocupación y los paseos sumarísimos), además del garrote vil. Mi santa madre me contestaría que los otros hicieron más, intentando matar a mi padre, y debido al hastío de tanta filosofía y muerte anarquista, comunista, socialista y de la Esquerra, a las tropas “nacionales” se les vitoreó en olor de multitudes. Tenía su razón mi madre, pero esa razón no otorga a nadie en concreto, con nombre y apellidos, los derechos de vida y “hacienda” ajenas. Franco se impuso por el terror, y aterrados vivieron los subditos hasta que el turismo y el 600 alegraron el ambiente. Tan aterrados que ni los muertos reclamaban las familias, y ningún juez levantó o exhumó de las fosas, sabidas y señaladas, ni menos las haciendas conquistadas. Lo demuestra la historia, se empieza matando por “ideas” y se acaba con la conciencia endurecida haciéndolo por dinero, poder, o simple placer de autócrata. El asesinato de los dos hermanos de Serrano Suñer, justificaría una guerra civil, pero ni un duro de los amasados posteriormente. Y los colaboradores que no matan pero obedientes otorgan, otro tanto.
Un rosario de atropellos, que si la FECSA (un nido de abogados del Estado) para los March, y estos uña y carne con Serrano Suñer (los Franco) y con Ignacio Villalonga (emparentado con los March) del Banco Central, tragándose, tan robado como la eléctrica, el Banco Hispano Colonial, y su hija con los Muñoz (con contable asesinado), que en Suiza y Andorra montará varios bancos ligados con el Central. Y otra perla de su entorchada gorra azul falangista, la presidencia de Fomento de Obras y Construcciones SA, con el Ayuntamiento, una simbiosis de difícil distinguir donde empieza uno y termina el otro (hasta nuestros días). Movilma, la constructora de unos avispados socialistas pretendiendo competir con Fomento acarreó quiebra y escándalo político. Serrano Suñer imbatible como cuando era glorificado por sus propias Radio Intercontinental, Andorra, Córdoba o Miramar, su gran patrimonio en Plaza Cataluña. ¡Que campañas de rezos y caridad!. ¡Que tiempos!, de Ministro de la Gobenación, sangre sobre sangre, a la machacada Barcelona, por pinturero madrileño y las Polo desterrándole. Culpa de su amistad con Himmler y Von Ribbentrop y el Conde Ciano, para aplacar a los Aliados, se dijo, y él contaba.
El bufete barcelonés de Serrano Suñer se hermanaba con uno madrileño, como debe ser, con camaradas, Dionisio Ridruejo, José María Ruiz Gallardón, y otra gran constructora, Dragados (Banco Central), para las obras en la capital. Y si Andorra, suena en su vida con la “radio”, en Suiza 1977, la Asociación Suiza de Banqueros, publica una relación de cuentas dormidas desde la Segunda Guerra Mundial, donde aparecen él y sus seis hijos, y Doña Ramona “Zita” Polo. Cuentas relacionadas con los Nazis.
Pequeño esbozo del maquiavelismo de la Barcelona de los años 40, la madre de la actual, tan diferente, pero en carnal sintonía. Y a la ciudad del exterminio de los vencidos, el extraperlo con los de abastos, los cupos y el racionamiento, jornadas de sol a sol interrumpidas con la fiambrera, los realquilados, recogecolillas, piojos y barraquismo, y el hambre con tuberculosis, siguió la del desarrollo. Porcioles y los constructores, los intelectuales antifranquistas y románticos catalanistas, con los nuevos curas intentando apropiarse del hippi 68, y cantoautores, Tuset, Perpiñan y Le Boulou. La dictablanda, el tardofranquismo, donde todo era posible “sin meterse en política”, y donde los andaluces, extremeños, murcianos o gallegos se situaban trabajando como chinos en los trenes del Oeste.
Y la Fundación luxemburguesa sin relación con la creada por J.J. Folchi para Javier, y aprobada por la Generalitat, para esconder bienes por ser inembargables las fundaciones. La presencia de Folchi la convertiría en insegura y se ignora el fin y los bienes de la Fundación en la presente etapa de De la Rosa.

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Capítulo aparte mereció la lectura el día 30 de abril del 2004 en La Vanguardia de la muerte de Antonio de la Rosa Vázquez. La segunda muerte, la de verdad. La primera vez que ese periódico le culpaba del desfalco de 1.200 millones, ni mentar la cifra de 10.000, ni menos relacionado con el hijo. 20 años fugado de la Justicia, dice. Noticia escueta, una necrológica sin citar las cruces de guerra, o capitán y falangista de pro, sus cargos en el franquismo, habitual en las esquelas de los forofos del Régimen. La Vanguardia, al igual el Periódico, desmarcados de los De la Rosa, intentando el olvido de las alabanzas al ingeniero en finanzas (una gran operación de ingeniería financiera, propagaban una vez tras otra) equivocando a tantos, y lo peor, culpando a otros de sus fechorías. Sin exagerar en los denuestos, no fuera a recordarle Javier a Godó los favores financieros, y otros trapos sucios de la “gran familia”. No en vano participara en las famosas escuchas en la propia sede social de La Vanguardia con Narcís Serra dominando los recursos secretos y cloacas del Estado. ¿Qué ponzoña, morbo y represión interna les movería con tanto husmear?. “Mal follaos”, diría un castizo. Características y aficiones compartidas con Piqué Vidal. Gente de rarillo aspecto físico si eran, y por tanto con retranca mental.
Los tiempos cambiaban, y los santos a quienes colocar velas para chupar de las enormes dádivas de la Administración, de las que La Vanguardia en la cabecera con Pujol, y empeñados en mantener el ranking con Maragall. De resucitar Franco, colocarían lo de Española, y santas pascuas. Conseguirían continuar en cabeza, y en esa línea se ha de entender la difusión de unos cuantos nombres, Antonio de la Rosa Martí, entre ellos, por consejero especial de la corrupta Generalitat de Pujol, sin presencia ni cometido y con un elevado sueldo. No se insistiría, los había a docenas cobrando por real favor y subterráneos designios del reyezuelo Pujol. Otro tic franquista. Y Fiscalía, sigue de vacaciones. Si el Presidente roba y se lo da a un chorizo, no existe delito.
Los tropiezos en las concesiones penitenciarias exteriorizaban los fallos estructurales de Javier a los diez años de iniciada su guerra judicial, aunque al final se saliera con la suya, agregando a la libertad el goce de sentirse por encima de la Ley por el hecho de tener a Pujol y secuaces “cogidos por los cojones”. Aquel “secuestrado” argumentado por Rafael Ribó ante el Parlament, exculpado por el descalabro de Banca Catalana. Sin embargo, bajo otros poderes en cuestión de horas no pudo solucionar un permiso o salida programada, para acudir al entierro de su padre.
Desde el día 12 de febrero, se hallaba en Madrid, Alcalá-Meco, cerca de su amigo Mario Conde, donde entró voluntario tras la ratificación por el Supremo de la condena a cinco años y medio, pedidos dieciocho por Fiscalía. La entrega podría ser una estrategia a largo plazo, patente en su traslado a la Cataluña de Maragall, pero por el momento le negaban un permiso especial para el entierro. Agravio comparativo si se comparaba con el posterior permiso a Mario Conde de tres días para la boda de su hija con veinte años de condena. Al director lo cesaron por favoritismos con Conde, y una Juez de Vigilancia, expedientada, extrañando que De la Rosa no los cazara al vuelo. Su primera condena por el caso KIO tan “de favor”, cinco años y medio, aumentaba los insultos de la Justicia hacía mí, remachándome que se le juzgaba bajo una prespectiva y leyes diferentes. De otro país, de otras estafas y falsedades, de menos millones. 25 años burlando la Ley, y cinco años y medio. De nuevo la reflexión, por unas decenas de miles de millones cumpliría reales menos que yo por encubrir a su padre. Pero denegada la asistencia al entierro. Bueno, no era así, se la concedieron, pero custodiado, lo que significa, esposado, y se negó al espectáculo. Aún aumentarían los “agravios comparativos” con la rápida concesión del 100.2. Un año escaso, y salida a trabajar, y tan entregado a la labor que paseaba las mañanas por la Diagonal, en José Luis, y por la tarde en su adorado Ideal. A un amigo le quitarían el 100.2 por algo parecido. Trabajo simulado.
Por poco acude al entierro. En octubre se hallaba en la prisión de Figueras, y sin Pujol en el mando demostraría que un De la Rosa, es especial. No le faltaría a quien chantajear con peso específico, y si no la “plata”, la compraventa de libertades funciona. Cataluña le convenía ante Madrid. El traslado de Madrid a Barcelona, especial favor. Que se lo pregunten a mi compañero José, un madrileño con domicilio, familia e hijos, condenado a nueve años, y con cuatro pidiendo el traslado. De tarde en tarde se venían en la autocaravana a celebrar un “vis a vis”. Repito, los favores especiales se conceden en cuentagotas y por recónditos merecimientos.
No soy insensible. La muerte hace vibrar sensibilidades y más a los sesenta y cuatro años. Un hombre tan especial en mi vida, mereció muchos recuerdos, sin ahondar en el consabido pensamiento sobre la futilidad de la existencia. Mi padre murió a los ochenta y seis años. Le vi llorar en la Modelo. A los ochenta años ver allí a un hijo, según él, triunfador, debió dolerle, y mucho, si hago traslación, y me ocurriera a mí.
Plutarco no encontraría ningún paralelismo entre las dos vidas, sin embargo, saludable comparar. Él solo había sido cabo, o cabo primero, en la guerra de África, con un tiro en la pierna, y casi sordo por una bomba. Entre guerras, tendero, para en la Civil, hacia sus cuarenta años, servir de sargento de cocina en el Ejército de la República, presentado voluntario huyendo de las patrullas milicianas de la FAI buscándole por burgués, y ¡a la Rabasada!. Un puesto (parada) en la Plaza de la Libertad de Gracia, afiliado a UGT, según documento guardado en casa, y miembro del Casals Republicá de Nostra Señora del Coll. Después, camarero y tabernero en Manresa, escapado de la formación en retirada hacia Francia, y meses por las montañas cercanas. Mi madre trabajaba en la cocina de la Pirelli. Se benefició del aval de mi tío, capitán castrense, o sea, cura, del ejército de Franco (librándose de un seguro campo de concentración o peor por sus filiaciones), y reinició otra vida, acabándola de jubilado de albañil en Barcelona. Indefinible en política, agnóstico. Enmarañado currículum comparado con el de los triunfadores de la masacre. El tío, un Carreras, hermano de mi madre llegó a Ecónomo de la Basílica del Pilar. En mis paseos, por las Ramblas, me detenía ante el Hotel Manila, donde ardieron los primeros Almacenes El Siglo, recordándole. Allí se iniciara de aprendiz a los catorce años. Una larga y sufrida existencia. A los Del Barco no les favoreció la suerte, no sabríamos aprovechar las pocas que la vida depara. La Patria le concedió miseria y sufrimientos, y la corrupción de los vencedores, rentabilizando hasta hoy sus medallas, trituró al hijo concebido a la vuelta de una de sus terribles guerras.
La esquela de Antonio de la Rosa Vázquez, ni me alegraba ni lo contrario. Deseé le detuvieran para esclarecer el Caso Consorcio, y de rebote culpar al hijo, pero demasiados contra mis intenciones y nulo poder. Entre las intimidades, que la versión oficial y la sentencia nos inventó, no figuró la extraña vida de mi padre, no se terció, y ni maldita la gracia, aunque entre los verdaderos íntimos no la ocultara. Las largas guerras de tres años cada una lo adornaban de misterio. Me embobaba ante mi abuela contando la búsqueda durante días del cadáver de otro hijo entre miles de muertos en Monte Arruit o Xauén. Me cayó bien “el viejo”. Epíteto, ahora, recordándole. Ni un duro ni una bofetada, y ni siquiera un requiebro, solo cariño, y el sonido de su laúd con su preferida “Soldado de Nápoles que vas a la guerra” seguida de varias tonadillas de zarzuela. Se le podrían achacar deficiencias, ¡y a quien no!, pero entre mis satisfacciones en la vida, observarle lo más feliz posible leyendo sus novelas del Oeste, junto a su loro, hasta el final. Ahora le achaco quedarse corto en tantas de las batallitas reales, y de su música. Quizá pasados los cincuenta la dureza de su vida mermara su humor. “Ha fumado demasiado”, decía el médico. Demasiado, y hojas de parra, colillas, picadura, Ideales, o kifi en la guerra de África. Un hombre sano al que los alquitranados pulmones dejaron de funcionar. El Juli, en Nuestra Señora del Coll. Mis amigos, le recuerdan. De él salí andarín, faltándome su tipo atlético, en eso salí a mi madre, bajita y rechoncha, a lo “maño”. ¡Y Victor Saura, pidiéndome una foto con Franco!. Nosotros sabíamos de su existencia por la radio, el Nodo, y sus desfiles en la Diagonal.

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Generalitat de Catalunya. Departament de Justicia. Secretaría de Serveis Penitenciaris. Rehabilitació y Justicia Juvenil. Centre Penitenciari Brians.
Certificado de libertad definitiva...
Fecha licenciamiento definitivo 19/10/2004

FECHA DE SALIDA AL PIE DEL CERTIFICADO, 28 de octubre de 2004.

En expresión de mis amigos, “nueve días por el morro”. Y sin sumarles los que a mi entender no me habían abonado. El Juez de Vigilancia se encontraba de viaje los días en que o mi abogado o mi mujer se personaban en el juzgado reclamando mi “libertad”. Definitiva, sin favores. El Rey de la “Taifa”, Don Lluis Albiñana Olmos, no se dignaba ni recibirlos. Se añadiría al 30% de bajas, ausencias encubiertas fichando unos por otros, depresiones, o simple cafelito que las estadísticas achacan a los funcionarios de Justicia (un mal endémico y de lejos según el estudio de la nueva Generalitat). O lo contestado por el Jefe de Régimen de Brians, Manuel Caballero, al contratado profesor de ofimática “Guillem” reclamando mis abonos por los cursos. “Si alguien me certifica que hizo los cursos yo abono los días”. “Rafael, los cursos están certificados, es de ti que no quieren ni oír el nombre. Yo no puedo hacer nada”. “El primer día de los cursos con sermón del Jefe de Cursos (su título era más largo, algo así como Programación Educativa, Enseñanza, Rehabilitación, y alguna monserga entre medio) pregunté ante ti y todos, si por esos cursos, como siempre, se abonaban cuarenta y cinco días trimestrales, contestándome que si, sin lugar a dudas”. ¡Pues no, para mí, ni hablar!. Parecido a la educadora Mireia, con las clases por mí impartidas, y que en los ordenadores se reflejaban como actividades de los propios educadores. Peor la corrupción del CIRE manipulando las listas de los cursos para cobrar de la Comunidad Europea.
Brindo a quien sea que compare la liquidación de la primera condena de Javier de la Rosa, sus “trabajos” en San Odón o en la Cruz Roja de Martorell a suponer correctamente abonados, sin existir. La Cruz Roja ha servido para menesteres peores en los tiempos de la “gran corrupción nacional”, y en cuanto a la Santa Madre Iglesia, un donativo se agradece. ¡Y mi mismo juez otorgándole un tercer grado por “arrepentido”!.
El 28 de octubre no acababa mi odisea con la Justicia iniciada en 1980. Al día siguiente pretendí dormir tranquilo olvidándome de la sociedad creada con Antonio de la Rosa Vázquez, Solares y Patrimonios SA, y si bien quedaran posibles “flecos”, se enterraban los últimos veinticinco años. Me imponía un deber y una distracción, escribir lo máximo posible, y los del Triangle, un vehículo. Ningún medio aceptaría unos artículos como mi interior me obligaba. Las simples cartas se enterraron en los archivos o a la papelera, y las visitas de verdadero peligro enterándose los del Club antes de salir de la visita, caso Baratech de La Vanguardia. En la cárcel se utiliza el “me iré a la prensa... a la televisión...”. Yo agachaba la cabeza, ni siquiera de escepticismo, de pura vergüenza ante quien se sentía impotente, ultrajado, “dado por el culo”. No hay peor que un ingenuo cabreado, “si... si... a la tele... a la prensa o al sunsun corda... no te hacen ni caso, con suerte utilizarán tu caso si encajas en las guerras de unos contra otros, los presidiarios no caen bien, aunque veas por aquí gente “humanitaria”, o a algunos se les llene la voca redimiéndonos”. Se reirán por la vulgar redacción, por el “vajemos” y expresiones dialectales, que ya en si mismas crean “culpables”, caso Odena. El de FILESA, el contable, que denunció las extorsiones del Partido Socialista con Serra de cabeza en Barcelona, precisamente en la época del sumario del Consorcio, lo hizo bien, denunció y desapareció. En infinidad de casos graves problemas para el denunciante. “El abuelo jodiendo la marrana”. Y los del Triangle...“A nadie le interesa eso del Consorcio”. “Esto de la cárcel...”. Continuidad de aquel Consorcio, y me aferré a la idea.
Poco importarían mis artículos, pero yo, a cada uno releído impreso. descargaba no ya la amargura sino la “mala leche” acumulada. Ni soñar lo del “mafioso italiano”, que oyéndome en la cárcel me repetía, “en Italia no viviría ninguno”, pero como mínimo leerlo.
El del 11 de octubre, Triangle n. 700, yo, de permiso, asistiendo al Juicio de Pascual Estevill y Piqué Vidal. Los artículos, cortos, y no por los seis mil caracteres de la página destinada sino porque los sentimientos imposibles de describir, y abarcando poco se pierde la perspectiva. Los dos viejos cretinos, librados los demás por pactos, compungidos por la derrota tras una vida de total victoria, y ni en el desarrollo del juicio ni en la condena se vislumbrará una mínima parte de la desgracia caída a decenas o centenares de individuos, muertos de puro asco. La cárcel, y la impotencia de la extorsión y chantaje no se supera con facilidad, y menos en gente pudiente, vencedora. Odena, Obregón, Planasdemunt, Forcadell, y tantos anónimos, murieron embestidos por semejantes granujas. El “yo me suicido” de Serena, los primeros días. Me río por no llorar del “Venga, yo te ayudo”. Se le pasó. Y tantos lo hicieron, o les reventaron las vísceras y el cerebro de asco, o seguimos viviendo “destrozados”, con el “todo es una mierda”.
Cada artículo una descarga de adrenalina, una gozada. Comprado en el quiosquero de la esquina, por no aguantar la espera hasta la sede del Triangle, me peleaba mentalmente con Victor Saura por los giros en la traducción al catalán, o la supresión de frases por falta de espacio, o soltándome un “no te entiendo, escribes para ti...y te repites”. ¿Para quién iba a escribir consciente que en plena euforia a la ciudad le importaba una mierda uno de tantos de los arrasados por la vida, sus errores o delitos?. Y sobre las repeticiones, los gritos al viento se deben repetir, y mucho, hasta que el eco los devuelva.

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Sin apenas moverme de casa, enfrascado en mis artículos al Triangle, aumenta de ser posible mi conciencia que el Consorcio de la Zona Franca, a pesar de los veinticinco años, existe, vivo, insultándome con el nombramiento de Guerau Ruiz Pena, consejero, y crece con terrenos del Ejército y anuncia grandes promociones, a financiar a buen seguro por la CAIXA y pagadas en gran parte con dinero público. Y espero sin repartirse dinero negro entre sus ejecutivos, aunque la cascada de contratistas y subcontratistas moverán sus posibles presupuestos con la astilla del 3% al 20%. Y dudo sobre la “incubada en el corazón” denuncia por el piso de Piqué Vidal escriturado en el 2003 a favor de Don Ezequiel Miranda de Dios. Y las dudas me corroen al enterarme que el compañero de Oubiña en aquel Tribunal, Don José Luis Barrera Cogollos, a pesar de serios tropiezos con la “Justicia”, preside la Audiencia Territorial de Barcelona. Las incompatibilidades morales o legales no existen en la idiosincrasia del Palacio de Justicia. ¡Para interponer denuncias!. Un convicto contra el Sistema, ¡estoy loco!.
Tan agrio y cómico como el chou en la Televisión entre Tita Cervera, Silianne de Vilallonga, José Luis de Vilallonga y Cabeza de Vaca, y el tal Fabrico, hijo, pero no tanto de la madre como del padre que no lo es. Con Xavier Cugat, los desastrosos clientes del Hotel Ritz de Barcelona. Cualquier hotel los hubiera echado pero al Ritz de Tito le atraían ese tipo de personalidades. Pasados veintisiete años.
Los libros, “La biografía no autorizada de Tita Cervera”, o “El diamante falso de José Luis de Vilallonga”, noticias del “corazón”. El pago al éxito y la popularidad de Tita y José Luis. Consolidaron el brillo opaco de entonces, y la sociedad que los crea les pasa factura en el eterno afán de quemar a sus ídolos (convencida de su falsedad). A mi entender, suaves los descubrimientos de tales biografías. No me atrevería a la vulgar crítica, me caía y sigue cayéndome bien, José Luis. La tele y mi novela “Los cuadros del Museo Von Turner”, negada su distribución y rehusada sin paliativos por Planeta, me los recordaba. Mi tiempo en la condena del 92 tras la esquela de Tito. El Ritz de Barcelona, vendida la sociedad Shofos por Gutiérrez Manchón, y aunque mi nombre no constara, el registro mercantil en Promociones y Servicios Parés SA, o el Banco Urquijo, Diagonal Muntaner, y su Director, Hernández, darían fe. Y siempre me planteo que en todos los escritos sobre Antonio de la Rosa, aparezco, y nunca con quienes intimé bastante más.
Tita Cervera y José Luis de Vilallonga, con escabrosas escenas de enemistad, no citan los finales 70, cuando a Cugat Tito le cobraba con el Rolls (matrícula CUGAT) las estáncias, a Vilallonga con terrenos y su castillo en ruinas, librándose letras impagadas, o a Tita la hospedaba gratis y paseaba en Mercedes Pagoda regalado años antes. ¿Amores superados?. Los tres me saludaban afectuosos convencidos de “financiero” de Tito, intentando ella vender la casa de San Feliu, con nota marginal en el Registro por pleito con los herederos de Lex Baxter, Cugat que financiara su fantasmal contrato con el Casino de Ibiza, con promesas de contratar a Frank Sinatra y su clan, e intentando inmiscuirme en los tratos con pintores desconocidos a quienes alquilaba las salas de exposión cobrando con cuadros falsos de autores conocidos. Y más tarde comprando al marqués el Restaurante en Madrid. Lúdico ambiente en torno al Ritz que desembocaría en los pasteleos de Masiá Alavedra, Escámez, Pascual de juez chantajista, cuando ya Tito había vendido sus “derechos” al Grupo Gaspar. Más tétrico que la casa de putas citada por José Luis, los cuadros de tres al cuarto, o las fiestas de Carlos Lapique, descubiertas por los periodistas del “gran corazón” veinte años después, con coca de fondo y referencia, mezclando los amores de la hija con célebre torero. Apostillo que aparte de mi incidencia financiera nadie me señalaría asistente ni a ese mublé, ni a las fiestas de Lapique, desconocido, y lo cito por la insistencia de la prensa sobre las inventadas “fantásticas orgías” con Antonio de la Rosa.

Y suma y sigue. Entrando ya en el 25 aniversario, las bodas de plata con el “funcionariado, letrados y jueces”, otra kafkiana escena. Estoy curado de espantos, por no decir que cuando un funcionario, policía, oficial, abogado o juez, por desgracia se me pone delante, lo primero a esperar un dialogo entre besugos, una escena de mis admirados “Tip y Coll”, los hermanos Marx, o el teatro del absurdo. Lo malo, es que algo “malo” me sucederá después. Y ellos cobrando a final de mes, y a poder ser de dos lugares, o a cargo de la corrupción.
Me comunica mi abogado que le han telefoneado de Tarrasa que el día 25 de febrero, 2005, tenemos el juicio por “robo con fuerza”. “¿Pero no quedó aclarado con tu escrito y el certificado de La Modelo... dos años en la cárcel sin ningún comunicado...”. “Creí que estaba archivado...”.
Me persono en el Juzgado de Tarrasa. Allí no existe el escrito de mi abogado, estampado el sello de entrada. No hay más remedio que personarse al Juicio. Ante la Sala de vistas varios de los citados. Mi abogado exhibe el certificado. Tensa hora de espera. Un cruce de faxes con La Modelo. Se anula el juicio.

JUZGADO DE LO PENAL N. 1 DE TARRASA. Ref.: Procedimiento Abreviado n. 183/03. Sentencia nº. 77/04... seguido del protocolo... HECHOS PROBADOS. UNICO.- En el presente procedimiento no se ha formulado acusación al manifestar el Ministerio Fiscal que comprobado que el día en que se cometió el robo, según consta en el certificado, el acusado se encontraba cumpliendo condena en centro penitenciario y que los hechos ocurrieron de madrugada, siendo imposible que el robo con fuerza fuera cometido por el mismo, se retira la acusación contra Rafael del Barco Carreras.
Otra página con FUNDAMENTOS DE DERECHO y FALLO.
Un policía, de los de pistola en mano deteniéndome, comentó en la antesala; “si eso ya se sabía, ¿por qué nos citan?”. Siete años procesado. Una condena, cumpliendo en el 98 en sección abierta, y con unos meses cumplida, y el continuo sonsonete ante sicólogos, juristas, criminólogos, asistentes sociales, educadores, “es que usted se fugó”. Con el método de papeles y más papeles el sistema español, con siempre final arbitrario, de poder personal funcionarial, inicia un disparate, por corrupción o desidia, y como una piedra en el agua provoca ondas que se magnifican y expanden sin corrección posible. ¡Y los profesionales saben tirar la `piedra en el lugar y momento oportuno!. Consecuencia, una cadena de aberraciones, donde el penúltimo eslabón no concederme ni el 100.2, trabajar fuera de prisión y dormir en ella, generalizado después del de De la Rosa, ni menos el Tercer Grado, negado “por lo de la fuga”, observando que en otros casos de viejos quebrantamientos se concedía. Pasados los años y con las reiteradas concesiones a Javier y a otros, me preguntaba que guiaba a la juez Remei Bona a su obstinación entonces, porque la de ahora el panorama estaba claro, simple corrupción.
Si la de Marruecos y Colombia se ve a simple vista, cubiertas por campos de coca y cannabis, la corrupción española no se detecta ni con satélites. Perfectamente camuflada con precisos mecanismos de siglos ha permitido que nuestro país comercialice toda la producción destinada a Europa beneficiando más a quienes en teoría luchan contra la droga que a sus comerciantes. Y no escribo a humo de pajas, la propia prisión se ha convertido, con más de la mitad de presos condenados por drogas, en parte de su precio por el riesgo, retiro de los más podridos de sus empleados, regulación entre competencias, y siempre beneficiando al sector profesional letrado, muchos al estilo de Pascual Estevill y Piqué Vidal denunciando a sus clientes con los que contentarán a la policía, sus “amigos” o “socios”. Pagar con coca a los abogados, a la orden del día, y desaparecer en cada detención verdaderas fortunas en droga y dinero, también. Vivido y comprobado, en el caso Abel. Engordan un cerdito y se lo comen a su albedrío.
Me llamó la atención que, a diferencia del 94 con la urbanización o las letras en Madrid, no mencionaran los tres sumarios nuevos. Yo me callaba, en cualquier escrito aparecería “a clarificar situación penal”. Si ni apareció el auto de prescripción del quebrantamiento o “fuga”, pedido y entregado por el abogado de oficio, José González Trullás, al que agradezco su excelente trabajo gratuito para mí y casi para él, posiblemente los ordenadores no reflejaran más situación que la barajada en las entrevistas.

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A los pocos días de lo de Tarrasa me detengo ante el letrero de venta del piso de Miranda de Dios. Consulto por Internet, y sabido, sin confirmación documental, lo había comprado el Juez Miranda de Dios. Una maravilla de 170 metros en el centro del Ensanche Izquierdo. 40 millones en efectivo pesetas según el registro mercantil, en el 2003, y la portera me informa de los 130 millones pedidos. En la finca, dos a la venta, de suponer el del Juez Máiquez, cuidadoso, la compra se pagó con una hipoteca. Lo dicho, El Triangle, malicioso, escribirá que las ventas forman parte del “levantamiento de bienes” de Piqué Vidal ante las “responsabilidades civiles y penales” de los procesos en curso, y en connivencia con sus inquilinos jueces “se venden” los pisos, y “todos ganando”. ¿Tampoco sabía Miranda de Dios que el piso pertenecía al procesado Piqué con una sociedad interpuesta?. Y no es descabellada la idea de Victor Saura si se lee un farragoso párrafo, acorde a las perfectas técnicas de las partes contratantes, de haber una reventa mantiene la vendedora el derecho de recompra al precio ofrecido. Extraño el enfoque. Interpongo una denuncia, mejor leerla, y sus “archivos”. Nunca resolvieron mis asuntos tan rápido.



Denuncias juzgado y fiscalía, y Autos.











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De interponer demanda, ni loco. ¡Que les aproveche!, los ciento treinta o lo que les den por el piso, advirtiendo al Juez Miranda de Dios que le estafaron. Tras el piso se abría para los exculpados un paraíso de miles de pisos, y les catapultó sin cobrar royaltis.
Y en cuanto a Fiscalía, Mena, ¡él ya sabe!, si no quiere tirar del hilo con su pan se lo coma. Mi intención, denunciar un posible delito del 2003 en hilo directo con otro del 79, cuando ocupa el piso. En el 90 una venta de la esposa de Piqué a una sociedad limitada. Yo inquilino hubiera ejercido el derecho de retracto (de tenerlo), 11 millones, un regalo. Lo ocupa de alquiler a precio de ganga, y lo compra de superganga, ¡dando por verdad los documentos!.
Ante el médico prevalece la esperanza del acierto, y yo ante la llamada Justicia no tengo ni la más remota posibilidad. Sí, de recibir dos, tres, o cuatro denuncias falsas. Reixach, del Triangle, con simpatía escribe que soy uno de los “il.luminats”, pero el título de su artículo le describe de “ingenuo”, ¿o lo utiliza de cínico acicate?, refiriéndose al tres por ciento denunciado en el Parlament por Maragall. Título “Mena, no ens fallis”. El dos o veinte por ciento continuará en la cosa pública.
No me joda, señor Mena. ¡Querellarme!. Yo puedo ser un viejo loco carcomido importándole todo una mierda, un ignorante en SU DERECHO Y LEYES, con faltas de ortografía y sintaxis, sin embargo, de eso a gastarme “un duro”, ¡qué no tengo!, en esa fábrica de triturar cerebros y espíritus que en parte usted comanda, ¡ni loco!. No soy hombre de estrictos dogmas y mañana puedo cambiar de parecer. Me enfrentaría de nuevo a quienes sirvieron en el franquismo (mala escuela) y por mucho que unos se declararan con posterioridad del PSUC, o se manifestaran, dicen (no les oyó ni el cuello de su camisa) a favor de los “Derechos Humanos”, prevalece el “derecho” de la endogamia, el corporativismo, y una liosa mecánica de escritos. ¡Denunciar!, ¡encubrir!... ¿algún funcionario del franquismo, y posterior, denunció, por ejemplo, las barbaridades y muertos de aquella y otras Modelos?. A mi, señor Mena, me condenaron por “encubrir”. Lo único bien encubierto es la fortuna de abogados del Estado, notarios, jueces, policías, funcionarios, fiscales, y a nadie se le ocurriría las confidencias a un comerciante como yo sobre sus millones. Cientos de funcionarios, lo veían y callaban a diario. Pasar de la denuncia a la querella... no creo se me ocurra... si juzgara con celeridad un jurado, o mixto... de cabeza... pero diez años jugándome la paciencia o el físico...
Algo le falta o sobra a la fábrica de papeles llamada “Justicia”. Sus clientes, si circularan en su marca de coches, estarían muertos, y nadie presiona por unos protocolos de fabricación con acreditados ISOS, controles de calidad. Y encuestas de adhesión a la “marca”, ninguna, ¡por algo será!. Su única valía la disuasión que provoca el terror despertado de siglos. ¿Cuando España estará madura para jurados mixtos y leyes concretas, con rápidos juicios orales, desechando tanto escrito y recurso, con doble instancia total, y desmontando el ejército funcionarial de fiscales?. Me lo pregunto a cada escrito, y por desgracia sin otear nada en el horizonte, repitiendo que a los abogados, el 80% de la política y alto funcionariado, ¡ya les va bien el Sistema!. Imposible el asalto a la Bastilla. Para los españoles profesionales del Derecho, me repito, el resto del mundo civilizado y de tradición democrática, circula contra dirección.
No tengo interrogantes, clarísimo, desde la detención de Juan Piqué Vidal, encausado en gran blanqueo de capitales. Sin dudas. Un avión privado transporta maletas de billetes a Méjico, ligado con 2.000 kilos de cocaína en Rubí, 10.000 millones de pesetas al precio de mayor. Parecido a los camiones a Andorra que describe Obregón en su denuncia del 91. Confiesa ignorar la procedencia del dinero (yo si ignoraba la de sus íntimos socios De la Rosa), y reitera su colaboración con la Policía y la Justicia. Ya en el 91 los trasportistas de unas maletas vía Brasil declararon contra Piqué Vidal, inútilmente. Al unísono caen en Barcelona, dos grupos mafiosos del Este, ucranianos y rusos, de gran potencia. Cientos de sociedades, instrumentales, y cientos de promociones inmobiliarias. Miles de millones blanqueados y entre los testaferros españoles mi primer socio de empresario por la vida, José Antonio Casanovas Tomás. He de advertir a corruptos y maliciosos que nuestras sociedades, más de cuarenta, promotoras, urbanizadoras, construcción, embotellado de agua, muebles, distribución, publicidad, financieras, informática, y de no tropezarnos con la recesión del 73 hubiéramos consolidado un gran grupo. Se terminó la asociación en 1975, hace treinta años, con abundantes claroscuros para continuar una amistad de ocho años con diaria y total relación. Los círculos se estrechan, y Barcelona no deja de ser una ciudad pueblo en cuanto a los pocos sobresalientes, y relaciones comunes me informan que Casanovas pasó por las arcas de Piqué Vidal y Pascual Estevill en el caso Indelso, facturas para desgravar IVA. Noticia publicada por el Periódico, fecha 4 de junio del 2005. Y El Triangle le relaciona con políticos de CIU en Tarragona. Condenado a un año y seis meses, sentencia ajustada para no entrar en prisión, condicionando el nuevo proceso. Poseían una amplia información de sus sociedades y relaciones con Andorra, lo que conllevaría parte del chantaje. Pura casualidad la relación con Piqué Vidal y los dos servicios policiales sobre blanqueo de capitales en Barcelona. Casualidad que sea la Audiencia Nacional de Madrid quien encause a Piqué Vidal, acusado de blanqueo, cuando en Barcelona varias denuncias le situaban “en el negocio” por los 70. O La Vanguardia minimizando el caso de la detención con la peculiaridad de ser “un caso único” el tal Juan Piqué Vidal, de 73 años. ¡Otro único, igual al Fiscal Jefe Mena con Pascual Estevill!.
Y en esta pequeña versión tarraconense (con sede visible en Pedralbes) del gran blanqueo barcelonés se publica que un sucesor de Joseph Gomis (ex Consellé de Gobernació), puntualizando, sucedió a su secretario personal Joan María Pujals (después Consellé de Educación) en la presidencia de la Diputación de Tarragona, Joseph Mariné (alcanzando su “nivel de incompetencia” dirían), con varios políticos, y “muy importante”, los directivos de la Caixa, Robert Leporace, y de la Caixa de Tarragona, Lluis Bordas, y del BSCH, Mario Pascual, con un importante arquitecto local, Urbano Rifaterra, visitan Ucrania como invitados de lujo. Solo así se entiende que Casanovas, y Antonio Alonso, otro promotor local, con su asesor fiscal Luis Angel Fernández, detenidos, actuaran profusamente en la provincia y se le acusara de miles de millones de blanqueo, desde los años 90 en que la policía afirmará que ya lo “controlaban”. Una policía que se perdería entre las noticias del Diari de Tarragona y la velocidad de los cargos por “ascensos” a Barcelona de los hombres de Pujol en la Provincia, dedicados a fondo con Port Aventura y Caixa de Tarragona, tan veloces como los de la propia Generalitat, ¿o por sobornos deteniendo la investigación?.
El Triangle, para evitar problemas, insistirá que los políticos citados son ajenos al blanqueo, cosa de Andorra y las cientos de sociedades de los constructores promotores. Nadie pone un tocho en la Cataluña actual sin el papelito municipal, y Andorra alegará que precisamente fue un banco suyo que denunció sus sospechas. A Casanovas es fácil triturarlo, sin raigambre social y larga carrera de turbias ambiciones. Entre los políticos y Piqué Vidal, con subterráneos hilos en la Generalitat pasada y presente, y Andorra más conocida que su Diagonal, compadezco a mi ex amigo y socio Casanovas, “que Dios confunda”. El juez tendrá hasta el color de sus calzoncillos, y si me apuras se los confeccionarán a su gusto. De tirar del hilo de sus políticos “amigos”, su Presidente de la Diputación, Mariné, al que el cargo le va ancho, según sus cercanos críticos, se le encuentra de empleado de Pujals, secretario de Gomis (que a su vez le nombrará presidente cuando ascienda a Consellé de Gobernació), en los tiempos del Parque Port Aventura y De la Rosa, salvando la promoción al decir de los políticos locales y el comprado Diari de Tarragona. A Mariné, experiencia en dinero negro y promotores, no le falta, y en relación de antiguo con quienes pueden culpar al atrevido Casanovas por facilitar la absorbente, rentable y estable Cataluña a los ucranianos y su revuelto país. A más abundancia los pijos de su partido le achacan el gusto por el nivel de vida alcanzado en sus últimos cargos. Mi ex amigo se acordará del millón de pesetas al alcalde de San Andrés de la Barca por la “Solana del Llobregat” en los primeros 70. Nada cambia bajo el sol. Y no fue un soborno, simple extorsión. A pagar o se rectificaba la edificabilidad, el rio Llobregat de golpe se mostraba un peligro. ¿Cuántos millones crearon las barreras al río que ahora inundan Castelldefells cuando llueve?.

Necesitamos en España la Ley Rico Americana contra la Mafia, o asociación de estafadores (definición americana). ¿Cómo va a ser una peculiaridad, un caso único, un grano del Sistema, unos malvados aislados, si movilizaba en sus buenos tiempos no menos de cien abogados directamente y otro tanto de indirectos, y aún en su última publicidad, 2005, anuncia cuarenta profesionales al servicio de sus clientes?. Él mismo, el principal de sus clientes. Los demás, simple tapadera, porque ni el constructor Núñez ni Suqué, necesitan ni cuarenta ni dos abogados, los tienen en casa. El “oficio de abogado”, su tapadera. Pasados las vacas gordas del pujolismo, los petrodólares kuwaitíes y los chantajes con Estevill y otros, se aprovecha su gran organización bien engrasada, y “presuntamente” se blanquea. Entra y sale de comisaría como el chorizo confidente de la policía, detención de escasas horas, pero ni él es el chorizo clásico ni esa policía o conjunto oficial tiene el significado del “policía” amigo del chorizo.
La noticia sobre Casanovas tenía su parte chusca. Le han embargado una importante colección de pintura, del modernismo catalán. De las pocas veces que en treinta años le saludara, hablaba con Tito Parés sobre pintura y cuadros, almacenados a montones. Ninguno de los dos tenía zorra idea de pintura. No visité su despacho pero sé que colgaron preciosos cuadros, deslumbrando a compradores, vendedores e inversores. Advertiría que si alguien acude a las subastas, o se le ocurre echar “manu militari” a la colección, primero encargue un estudio de autenticidad, o le sucederá como a Serena con el Urgell.
Serena, Parés, Casanovas, Tita, Pascual, y tantos, gentes de más o menos una suave marginalidad luchando por la vida, y si se tercia enriquecerse, sin red ni raigambre social, con esfuerzo, picardía, sexto sentido, habilidad, y rezando para que el viento soplara a su favor, aprovechándolo, buscando o encontrado un sol que les caliente y ampare, indispensable para cualquier escalada social y dineraria.

Cientos de probos profesionales, callados. En Sicilia se rompen omertás y funciona la lupara, en América al Bufete de La Tapadera le sale el Tom Cruise, y en Barcelona decenas de años de negocios sucios, de drogas, extorsiones, institucionalizado, y lo dinamita un turbio millonario, Marugán, ofendido en su íntimo derecho al éxito, apoyado por “institucionalizados” cabreados por su amor propio pisoteado, y tramitada la denuncia por el pataleo político al nombramiento para el CGPJ en Madrid. Y metidos en la denuncia, arrepentidos, se minimizan las consecuencias. Y el comercio de la libertad y el blanqueo del dinero negro de “negocios o droga”, continúan tan campantes, perfeccionando los mecanismos para su mejor funcionamiento.
Publicó El Periódico que en Barcelona había 15.000 abogados colegiados, y varios miles sin colegiar, en toda Francia 38.000. O las publicaciones son un desastre, o algo sucede que la Barcelona de 6 millones de habitantes necesita la mitad de abogados que la Francia de 60 millones. Me aseguraba Pascal, mi compañero de celda, que en Francia no existían los bufetes de la magnitud de Piqué Vidal, ni menos el de Pilar Pato (célebre para la mayoría de los presos), recomponiendo los cumplimientos penitenciarios. Y tampoco jueces “estrella”, a lo Garzón. Se dice que en España ser licenciado en Derecho, no es nada, “pero no se puede ser algo si no lo eres”. Sobre la abogacía el Periódico atribuía al Garrigues, el mayor de Europa, con 1.170 colaboradores, y 160 millones de euros de facturación, a 120 mil por cabeza, a Cuatrecasas, 588 colaboradores, 113 millones de euros, 192 mil por cabeza, Uría de Madrid, 320 colaboradores, 83 millones de euros, 260 mil por cabeza, y Roca Junyent, el de más rápido crecimiento, 165 colaboradores, 16 millones de euros de falturación y 94 por cabeza. Un galimatías para cualquier economista y técnico fiscal.
¿Celebraría las bodas de plata con la Justicia con un divorcio en toda regla tras tan insólita sentencia de Tarrasa?.

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