Rafael del Barco Carreras
Barcelona 29-02-2012. A las 12 los estudiantes bajan por la calle Balmes. Toda Barcelona un caos. Y de nuevo me tropiezo a dos manzanas, en el Paseo de Gracia, con las cámaras y furgoneta tv de guardia ante el bufete del abogado de Urdangarín. Me digo que lo de “manicomio” para este País se queda corto. Comento con mi acompañante si algún barcelonés es consciente que la Catalunya Caixa y Unnim multiplican por 100 o 1000 ¡nadie lo sabe! esos evaporados 20 millones de euros de la lista del Instituto NÓOS?, ¿o no son 20?
Alcanzada en mi paseo la mole del Deutsche Bank, mirando de reojo mi lugar de trabajo hace 50 años, se me ocurre que desde Berlín, la Merkel (a la que sin rubor comento que admiro), jugando al tira y afloja, pretende embridar un potro que se desboca peligrosamente.
España es el peor de los problemas alemanes. Son con mucho nuestros primeros acreedores, y sin duda la primera de las potencias dominando gran parte de la economía española. Sus empresas, un ejemplo de perfección, conforman el mejor tejido productivo español.
Son más que conscientes que deben solucionar la imposible deuda pública y parapública española, o sea, Estado y Sistema Financiero, y a la par conseguir que los presupuestos de las 17 españas se constriñan hasta que el dinero que masivamente están inyectando se convierta en financiación del sector productivo.
Sin ánimo de cuadrar “a lo bloc”, los alemanes, como cualquier aficionado a la economía, saben que con todos los recortes de los gobiernos de Zapatero y Rajoy, no se soluciona nada, antes al contrario; depresión, más depresión. Y sobre aplicar no ya la tijera sino la guadaña en esos sobrantes 1.000.000 de empleos y cargos políticos, públicos o “financieros”, nombrados a dedo por la partitocracia, no se percibe intención suficiente.
La excesiva cifra de 1.000.000 entre estatales, autonómicos, municipales o sindicales, se queda corta si comparamos las estadísticas de los últimos 10 años, más 5.000 empresas públicas o subvencionadas. Y con infinidad de sueldos y dietas de no menos de 60.000 € improductivos al año, o decenas de miles de “altos cargos” con dos o más ingresos de 100.000 €, y subiendo hasta cajas y bancos donde los millones son de escándalo, es inviable o del todo imposible cualquier recuperación económica.
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