LIII. JUICIO A LA CORRUPCIÓN EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.
Rafael del Barco Carreras
24-04-10. Una semana dedicada a los peritajes “patrimoniales” de los jefes e inspectores de Hacienda acusados. El lunes las continuas interrupciones y “no a lugar” de la Presidencia a las preguntas del abogado de José Luis Núñez Navarro, Cristóbal Martell, para entrar en la oscuridad del cómo se montaron las pruebas periciales entre Fiscalía Anticorrupción y Hacienda con funcionarios intercambiables, me volvían a confirmar que nada nuevo se oiría tras siete meses de juicio más allá del guión de las “conclusiones provisionales de la Fiscalía”. Pero cabe divagar sobre el porqué se sientan en el banquillo alguno de los desconocidos acusados. Gente periférica, de relleno, de mala suerte. Incluso empleados que solo obedecían órdenes.
Acusado por “conocer la ilícita procedencia de los dineros...” de Antonio de la Rosa Vázquez, abogado del Estado y padre de Javier de la Rosa, así reza mi sentencia (ver en imágenes de www.lagrancorrupcion.blogspot.com ). Y por más o menos lo mismo se encuentra en el banquillo Jorge Oller.
Desde que leí las conclusiones de la Fiscalía, sin ni menos conocerle, me solidaricé con él. En principio, jamás ningún alto cargo cuenta ni a sus más íntimos la irregularidad de su riqueza, en este caso, su amigo o socio, Álvaro Pernas Barro, inspector de Hacienda. Se inventaría al igual que su jefe José María Huguet Torremadé, o el jefe de su jefe, el Delegado Ernesto de Aguiar, en sociedad con Huguet y otros, millonarias ganancias en Bolsa, que “las sabían”, según declaración de Josep Borrell, la cúpula del Ministerio en Madrid. A unos desconocidos se les acusa de “colaboradores necesarios”, conocedores y encubridores, y los otros, los altos cargos, se libran. Las oscuridades a las que quizá pretendía llegar el abogado Martell con sus preguntas “fuera de lugar procesal”.
A la Fiscalía al parecer le encanta añadir algún amiguete de los altos funcionarios pillados en vulgar macrochoriceo. En mi caso, Consorcio de la Zona Franca, nos acusaron de “pervertir” al seráfico Antonio. Tampoco en ese Caso sentarían en el banquillo ni a responsable alguno de la Delegación de Hacienda de Barcelona, ni ninguno de los políticos y funcionarios del ex Movimiento (ya demócratas) directamente involucrados. Pagamos los “encubridores”, dos vulgares empresarios. Y ¡que casualidad! el grueso de los TALONES BANCARIOS tampoco se investigaría, o la banca negaría su aportación al sumario. En el caso Consorcio “por no encontrarse en los archivos” y en éste por pasado el plazo legal de archivo y custodia, dice el fiscal que alegaron los bancos, de lo que repito, no estoy de acuerdo.
En mis tiempos era normal que un alto funcionario de cualquier estamento oficial tuviera, él, su mujer, hijos, cuñado o suegro, su negocio. Todos, o casi, eran ricos. Miles de sociedades limitadas o anónimas esconden altos cargos, o sus directos favores. Yo, en la venta de un local, 1977, conocí a un rico abogado del Estado que compraba, y lo consideré una suerte añadida. Entonces y ahora. La mayoría de los 40.000 chiringuitos financiero-inmobiliarios cerrados por la actual CRISIS, eran directa o indirecta propiedad de altos funcionarios de cajas y bancos hermanados con políticos o funcionarios locales. Pretender que los culpables en cada “hipoteca basura” fueran el empleado o incluso el legal administrador del chiringuito-tapadera sería otra barbaridad de nuestro Sistema.
Los fiscales, y toda la ENDOGÁMICA BUROCRACIA o PLUTOCRACIA (Dictadura encubierta, como todas, de DEMOCRACIA) deberían partir de la base que el resto de los mortales no solo no les PERVERTIMOS, porque lo están desde antes de nuestro nacimiento, sino que yo y aseguraría Oller, actuamos dentro del marco legal de un administrador de sociedad.
Inventarse connivencias, contubernios y planes conjuntos es quitar hierro a la perversión de los altos funcionarios y desviar la culpa y cuestión... a la CAJA COMÚN, al Estado, solo le roban quienes pueden... su ALTOS FUNCIONARIOS Y POLÍTICOS y con toda seguridad no lo esparcen a los cuatro vientos.
Por lo demás la suerte de asociarse con un “burócrata triunfador” tiene sus muchas aristas. Nadie regala un duro, ni menos un Abogado del Estado o Inspector de Hacienda. Aguantar su endiosamiento, egolatría o simple mal carácter, que en el caso de Pernas han declarado los testigos (de energúmeno, lo tildaron, virtud muy extendida entre la corrupción oficial y pública), merma y mucho lo que parecía “suerte”. Y si encima pretenden encubrir algún familiar, hijos y demás, oliéndose la tostada o una vez descubiertos, dejarán un reguero de “negocios” que la malicia o fantasía del Ministerio Fiscal (a menudo alimentada por el mismo alto funcionario y sus añadidos defensores) se encargará de transformar en “pruebas” o “delitos”.
Otro aviso a navegantes que creen haber encontrado el cuerno de la abundancia, el Dorado, y tras la pátina de oro, y siempre mucha ciencia jurídica, la Cueva de Alí Babá, EL ESTADO.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario