Barcelona 12-5-2016. Sobre las cárceles de Pujol en 1992, año cumbre de las extorsiones o ¡¡¡SECUESTROS!!!, cómo las catalogaron en la Comisión Pujol del Parlament el pasado año, nada a añadir más de lo escrito en junio del 2008 y posteriores.
La Gran Corrupción: junio 2008
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IV. LA MODELO. 1992
El patio de Geriatría en pleno
OASIS CATALÁN.
Rafael del Barco Carreras
Entre las horas de escaso trabajo en el economato de la Séptima, y la tranquilidad de mi nueva celda en la planta baja de la Primera,
de nuevo me entretendría escribiendo. Materia no me faltaba. Al callado
peruano de la paliza la noche de la desaparición de una chispa de
“chocolate”, al moribundo Silvestre, y mi compañero en el economato de
la Cuarta que caería por trapichear, le sucedían un viejo conocido de
los 80 condenado por comisionista en la tragedia del aceite de colza (el
primer macrojuicio de la Democracia con tantas dudas como culpables),
un narco socio del alcalde de Torrellas, y Pujadas, otra historia
de cárcel, ruina, depredación y extorsión fabricada por el juez
Estevill y su banda, a la que se añadirían los obreros de su empresa,
primero intercediendo por su empresario, y cuando la empresa se hundió
pidiendo el cumplimiento de la condena en suspenso. Inmejorable. Además
la planta baja de la Primera se completaba con los cocineros, destinos
en “obras”, y unas celdas con travestis. Un magnífico palco con
tragicomedia incluida, aquellas celdas sustituían la “casa de putas” de
la Martirio en la vieja lavandería de los 80. 2.000 pesetas un completo,
con rebajas y sin condones, puesto que se presumía que el SIDA era
común.
Aun
dentro de los mismos muros, el pequeño patio de la Séptima, galería de
gente con permisos y terceros grados, el geriátrico con veinte
individuos, la panadería y lavandería, otro mundo, más reducido que en
el 80 puesto que
construyeron el comedor de la Primera, una lavandería nueva, y la
estancia para los ancianos. De batallar con largas colas de compradores
golpeando los cristales, y amenazando, a departir con los “clientes” y
hasta prepararme la comida con un simple e ingenioso sistema, de
hornillo una lata agujereada y el combustible una barra de desodorante
por sesión. Y por si fuera poco, vino para las comidas, con mesura,
porque el funcionario suministrador me cobraba cinco mil pesetas por lo
que valía no más de doscientas. El precio tenía lógica, la botella
ocupaba un espacio en su bolsa mucho más rentable con hachís e
inmensamente más con la apreciadísima heroína. El clamor era tan general
que para evitar escándalos le trasladaron de cárcel.
Tras
parar los pies al viejo energúmeno que disparara a bocajarro a su mujer
con la escopeta de caza por servirle siempre macarrones, y mi café
nunca a su gusto, o escuchar a diario las desgracias del “monstruo”, así
le llamaban, porque en su intento de suicidio, tras acabar con su
amante por cuernos, se voló media cara, pasaba a conectar con
Planasdemunt, Forcadell, y un casi nonagenario, con la mente perdida. No
sé nada, estoy jubilado desde hace muchos años, repetía. Pascual no se
detenía ante nada, y si a los del Banco Central les amenazaba con su
Presidente Escámez o el propio cuñado del Rey, a Bertran de Caralt con
sus viejos hombres de confianza. ¡Y ese monstruo me había defendido!.
Forcadell, empresario triunfador hecho a si mismo, se mostraba locuaz,
incluso contando las guerras con su mujer, hija y yerno, que le
obligaron a dividir sus despachos en el gran edificio “Fincas Forcadell”
de la plaza Universidad, y hasta las escaleras de entrada para no
cruzarse. Sin embargo con Planasdemunt, el financiero político, ex
“consellé” y director del Institut de Finances de la Generalitat, frases
vacías. Los dos murieron, del corazón creo, al poco de conseguir su
liberación, pagando. Supongo que es más duro aguantar la presión del
extorsionador que la prisión en si misma. A Planasdemunt continuas
visitas “especiales” le sumían más en su estado de depresiva
intromisión. Y a pesar de la fama de Pascual Estevill, no solo nadie
actuaba, sino que le ascenderían. Y “lo sabía toda Barcelona”, todo el
“Oasis Catalán”.
Pero
la información se hallaba más en la planta baja de la Primera Galería,
donde entraban y salían con inusitada rapidez los “clientes” del Juez
Pascual, si pagaban. Sin embargo para algunos, discutiendo el precio de
la libertad, los días se alargaban, o sea, que la lengua y los nervios
se les soltaban con facilidad. Para Pujadas, mi compañero de celda, lo
que antes de entrar fuera un simple tema civil, con suspensión de pagos,
acabaría en la cárcel y condenado. Otros, de testigos
en causas de otros juzgados, se convirtieron en presas por la simple
sustitución del juez titular en vacaciones. Un ejemplo, su viejo
conocido Marugán, un enemigo de los tiempos en que el juez ejerciendo de
abogado aplicaba su personalidad y total falta de escrúpulos a robar a
sus empleadores o clientes. Marugán, el hombre que no le perdonaría, y
que acabó con él. Sus historias coincidían con las mías, empresas,
obreros, familia, y la
conciencia de ser víctimas de la peor de las ETAS, el corrupto mundo
oficial, aunque alguno agradecía, imbuido por su abogado, haber topado
con un juez corrupto porque de lo contrario “la cosa pintaba muy mal”.
Una versión del Síndrome de Estocolmo, me decía a mi mismo. No aplicaría
a Pascual la falta de información que le atribuía a la ETA de Koldo
sobre sus arruinados secuestrados, pues el Juez en varios casos me
demostraría tener la información directamente del abogado del
extorsionado, cuando no actuaban asociados. “Tot controlat, el juzge es
amic meu”, decía Piqué Vidal. A alguno no le agradaba mi terrible
versión, preferían mentirse y alimentar esperanzas. Varios pagarían la
libertad con fianza más la extorsión (en definitiva, las generalizadas
minutas en negro tienen difícil catalogación e incontrolable reparto), y
después ingresarían de nuevo al ser condenados, los Esteve Corvella, Bassols, Pujadas, etc.
Un
dilema lo de Planasdemunt, ¿porqué Piqué Vidal a través de Pascual
Estevill embestía contra un hombre de Pujol, su Jefe o Capo?. Las varias
teorías publicadas son parte de la desinformación propia de la prensa
barcelonesa tanto pujolista como progresista. El periodista Félix Martínez en su libro “El Club de los Mentirosos” cuenta que a través de unas entrevistas y cartas de Bassols con su hija Anna se
probaba la del “incendio controlado”. Dudo de incendios controlados y
más del fantástico libro el “Club de los Mentirosos”, inventándose
escenas en las que dice participó. Simples “negocios” de desalmados. Lo
del “incendio”, otra fantasía como cuando me cita por el caso Consorcio y
atribuye a Pascual una depresión profesional por haber perdido en
juicio mi caso, donde no me defendió, y antes del despido ganó dinero y
“amigos”.
Con
los panaderos la relación se ampliaba contándoles la fuga por túnel del
82, o encargando pizzas y empanadas. Una excelente relación, excluido
un reconocido chivato, asesino por encargo de otro detenido en geriatría
que no se retenía en insultarlo, pues nunca pretendió que matara a su
deudor, solo que le asustara. Y un equipo ciclista colombiano, que llenó
la estructura metálica de sus vicis con cocaína, imprimían juventud y
alegría al sombrío patio. Aprendí las mil ingeniosas maneras de comprar
algún kilo en Colombia y multiplicarlo por 30 o 40 a la llegada a
España. Traficantes, desesperados, aventureros, o simples mulas, se
lanzaban a diario a la plaza, y si no hay estadísticas de los que
consiguen su objetivo, si de los decenas de miles, con los años
centenares de miles que acaban en prisión. He de advertir a maliciosos
que nunca he estado en Sudamérica, y lo digo, porque a uno de mis
críticos con el nombre falso de Tito Diagonal, solo se le ocurre
acusarme de drogadicto por contar “las cosas de la cárcel” y de la
“corrupción”. Pues no, lo repito para los “de buena fe” porque los
“corruptos” lo saben de sobra, ni Sida ni ninguna enfermedad, y ajeno total a cualquier droga. Demostrable.
Mis
inquietudes no se reducían a los escandalosos casos del Juez Pascual
Estevill. Me cayó fatal el ingreso de un condenado a seis años por una
urbanización de las que El
Periódico me acusaba en 1980. De Fogás de Tordera y cercana con la que
me involucraban “Zona Rústica San LLop”. Al poco Francés Jufresa me
informaría que la Audiencia de Gerona requirió al Juzgado de Caldas el
levantamiento del archivo de la causa donde entre otros figuraba yo;
habían pasado quince años de
las denuncias. Can Fornaca de Riudarenas. Pero el mundo interior con la
remodelación de prioridades hace encoger los hombros ante situaciones
del “exterior” que ni de lejos se pueden controlar. Que desde la
enfermería el moribundo Silvestre, o Miguel, el viejo gitano compañero
en los 80, pidieran tabaco gratis, superaba la peligrosidad de cualquier
“urbanización”. Antes de morir algunos paquetes les enviaría. Lo malo
sus mensajeros pretendiendo fumar gratis.
Otro
peligro, los lunes, y en el patio los de permiso “final de semana” de
la Séptima. El intenso trapicheo de droga convertía en muy tenso el
ambiente. Un método tradicional, al parecer propiciado por mi antecesor,
convertía la ventanilla y su pequeña cola por los cafés y desayunos en
una lonja. Hasta que Don Antonio se propuso acabar con el tráfico
escondiéndose a mi lado. Un delicado día que pude perder el excelente
“destino” al negarme. Seguro que alguien caería, pero más seguro que me
pincharan. Don Jesús, mi jefe aparecido a mi ruego, sugirió al
funcionario con amplio y conflictivo historial, con denuncias por
torturas, que se sentara junto a la ventanilla en disuasivo aviso. Para
mi tranquilidad Don Antonio entendió mi posición y me lleve bien con él,
o mejor, él conmigo. Ni siquiera temí por mi vaso de vino en las
comidas.
Recuerdo
que mi nula experiencia culinaria se superó con los programas
televisivos de Arguiñano. Los huevos fritos, uno de mis platos
favoritos, con las puntillas que mi mujer tan bien bordaba, los conseguí
por las simples explicaciones del ahora célebre cocinero. Mucho aceite,
y muy caliente. El inconveniente, una barra de desodorante no producía
suficientes calorías, y con dos, los huevos salían más caros que el
vino. En el pequeño espacio, cerrada la ventanilla, la privacidad era
absoluta. Televisión, los huevos fritos, o cualquier producto comprado a
los cocineros o del propio economato, y “qui dias pasa anys empeny”. No era el cielo, pero en muy peores garitas había hecho guardia.
La prensa me traía las muchas noticias generadas por De la Rosa – Pascual Estevill, y al contrario que en el 80, y por suerte, ni
citarme. Silencio absoluto sobre quien se cebaron diez años antes. De
la Rosa, en entredicho, pero defendiéndole ante los aviesos kuwaitíes,
que además de robados tenían la culpa de la quiebra del Grupo KIO en
España. Pascual, alabado por el progresismo. Y noticias
de las que nadie lee, la muerte de mi socio Parés, y la quiebra de mi
compañero en los 80, Fernando Serena. Además a diario saltaban
“escándalos socialistas” o pujolistas. Definitivamente los 80, no
existieron, pero si en cuanto a mi no los citarían, la jueza de
Sabadell, no concedería la soñada fianza por antecedentes e historial
delictivo, decía. Un año y medio preventivo, juzgado y condenado a siete
años por falsificación y estafa. Mi estancia en La Modelo se terminaba,
en Madrid me esperaba otro juicio por los mismos delitos. Seis años,
pero en libertad con fianza desde 1986, recurriría al Supremo. Un
complicado futuro, y preparando mi primera novela denuncia contra los muy triunfantes Piqué, Pascual y Pujol.La Gran Corrupción: SECUESTROS EN EL OASIS CATALÁN DE ...
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Barcelona 22-7-2015. Ayer en el pleno del Parlament, probable el último de esta legislatura, se "reprobó" a Jordi Pujol. La mermada Comisión Pujol, si más no, dejó un tal reguero de evidencias que cualquier tribunal convertiría en indiscutibles pruebas, que la cámara catalana no tuvo más remedio que reprobar a Pujol, y hubiera reprobado a Artur Mas de no ser por LA GRAN CORRUPCIÓN que envuelve a los político catalanes. El voto de ERC impidió la reprobación a Artur Mas.
Cómo digo, menos da una piedra, pero no me resigno. Si me he pasado los últimos meses afirmando que de citarme, pues me incluían en la primera lista de citaciones, mi intervención se centraría en los "negocios" de Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill, repito mis por desgracia abogados en los 80, desde la perspectiva de LA MODELO en los años 92-93, no voy a dar por enterrados unos DELITOS, juzgados demasiado SUAVEMENTE, y que además las condenas no incluyen los cooperadores "oficiales" necesarios para la comisión de la larga cadena de delitos, en tiempo y número.
No soy abogado, y me puedo permitir el lujo de equivocarme. Oyendo varias veces la palabra SECUESTRO, tras el asesinato el peor de los delitos, dudo de si esas sentencias no pudieran revisarse para incluir ese delito. Utilizar LA MODELO, controlada por Pujol, de zulo, y no "liberar" a los "secuestrados" hasta que pagaran en efectivo, o ingresaran en Suiza, merece un tratamiento especial. Un caso que en la magnitud con que se dio en Cataluña, no se conoce en ningún país DEMOCRÁTICO DEL MUNDO.
DICE LA ONU
Define secuestro como el concepto de detener ilícitamente a una persona o personas en contra de su voluntad con la finalidad de exigir por su liberación un provecho ilícito o cualquier utilidad de tipo económico u otro beneficio de orden material, o a fin de obligar a alguien a que haga o deje de hacer algo (resolución 2002/16 del Consejo Económico y Social).
En mi ingenuidad e ignorancia deseo creer, que al igual que varios delitos contra la HUMANIDAD, este caso español no ha PRESCRITO EN ESPAÑA NI EN LOS DIFERENTES TRIBUNALES INTERNACIONALES A QUE SE PODRÍA RECURRIR, de no admitirse la revisión de las varias sentencias. El propio Juan Piqué Vidal, tras declararse inocente ante la Comisión, aseguró que pedirá la revisión de las sentencias, y que en España se revisan cada año unas 300 sentencias. Lo decía un "primer espada" del Derecho. Piqué no pedirá nada, entre otras razones porque aceptó un año de cárcel por !2.000 kg.! de cocaína. Pascual Estivill tampoco !pelillos a la mar! Y demostrando su arrepentimiento, según me dijo en el encuentro fortuito de hace un mes, !justificándose!, los empresarios catalanes, sus victimas, son todos unos corruptos.
Sé que las víctimas, a quienes conocí y traté, sólo pretenden acabar sus días en el completo olvido, aunque alguno me animara hace tiempo, y OLAVARRÍA comentara tras el "visto para sentencia" del juicio contra Rafael Jiménez de Parga y el banquero Alfredo Sáenz Abad que se daba por reparado y que jamás volvería a Cataluña...
Pero insisto... la JUSTICIA merece que el caso no se olvide.... y CATALUÑA TAMBIÉN... y esos tipejos, aplicadas las leyes y tratados internacionales, morirían en prisión... sin posible revisión de sentencia...
Más ingenuidades, el propio PARLAMENT debería enviar a FISCALÍA la posibilidad que apunto... en lugar de otras tonterías que le han remitido...
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