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jueves, 4 de febrero de 2010

XXXVI. JUICIO A LA CORRUPCIÓN EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.

PRUEBAS PERICIALES A PARTIR DEL 9-02-10.

Rafael del Barco Carreras

El martes 9-02-10 se reanuda el juicio que se prevé acabar en abril para dictar sentencia en septiembre. Un año donde se repasan las prácticas habituales en el mundo político financiero barcelonés, y hasta el fiscal y judicial. Un esbozo, unas pinceladas. Pocas piezas de un inmenso puzle, pues los acusados deberían ser centenares. Quizá sobra alguno, en ese quitar y poner presuntos culpables a través de tantos años de instrucción con demasiadas y distintas manos enmendando o enmerdando, se beneficia a unos culpando a otros, o se crean pruebas falsas y extraños guiones como la ilícita justificación de riqueza por inversiones en Bolsa. De incluirse, por ejemplo, el caso IVA, con implicadas 600 empresas entre ellas de las mayores barcelonesas (facturas y documentación de aquel caso se juzga en el presente) el panorama se mostraría mejor. O el anterior, 100 empresas por falsificación de liquidaciones a la Seguridad Social, también en manos de Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill, los dos en la trastienda de este Juicio y con presencia de abogados de sus bufetes ¡qué vete a saber a quien defienden si a los acusados o los intereses del propio bufete, su capo y recua de corruptos!
Pero la visión del conjunto se aprecia mejor que en aquel juicio que duró TRES DIAS en mayo de 1980, caso CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA DE BARCELONA, cerrado el sumario a los OCHO MESES de iniciado (éste casi diez años abarcando hechos de 23 años atrás), y no admitiéndome ninguna de las pruebas pedidas. Rafael Jiménez de Parga (el condenado por denuncia falsa), acusador por cuenta del Ayuntamiento de Narcís Serra, argumentaba que yo lo único que pretendía era magnificar el sumario para salir de prisión con fianza. Si se hubieran aceptado las pruebas con seguridad no se hubiera dado este juicio y ni siquiera los que condenaron a Pascual, Piqué Vidal y él. Y yo, condenado a dos años, diez meses y veinticinco días. El tiempo pasado en prisión. Si en aquel caso la corrupción radica en la rapidez con que se cierra el sumario, mi larga prisión y la selectiva instrucción, en éste, su largo tiempo. Aquel un caso donde la DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA tiene tanta presencia que el único funcionario cesado fuera el Delegado José María Roig Gironella.
Y si este año se cumplen 35 años de la muerte de Franco, 20-11-75, el mismo día en que si inicia el desfalco al Consorcio, 30 años de la denuncia, y 27 de la sentencia, 25-05-83, donde alguno de los ahora acusados debería haber aparecido, sin duda Javier de la Rosa Martí, se tercia repetirme hasta agotar la paciencia del posible lector (que por suerte cada día son más, y repitiéndome entran en una inmensa materia tan poco y mal tratada por la Prensa barcelonesa, que forma parte de la corrupción) para enlazando un caso con otro… COMPARAR, y que mejor que adjuntar de nuevo el inicio de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, puesto que abundándose en corrupciones (la GRAN CORRUPCIÓN continúa con excelente salud, viva y activa) la web donde se incluye www.lagrancorrupcion.com recibe tantos ataques que a menudo no se puede acceder.


ESQUEMA PERICIALES:



DÍAS 9, 10 Y 11 DE FEBRERO DE 2010: PIEZA GRUPO TORRAS
- Víctor Morena Roy.
- Ramón Falcón Tella
- Juan Monterrey Mayoral




DÍA DEL 15 AL 18 DE FEBRERO DE 2010: PIEZA NUÑEZ NAVARRO
- Morena, Moyano y Fuensanta
- Jorge Sarró Riu
- José Ramón Domínguez Rodicio
- Luis Manuel Alonso González


-

DÍAS 23, 24, y 25 DE FEBRERO DE 2010: PIEZA PERNAS
Día 23 y 24 Kepro
- Honorat Sala y Asunción Sabaté
- Ramón Falcón Tella
Día 25 Matilde Montes Quer/Reineta
- Asunción Sabaté y Enrique Deckler
- Ramón Falcón Tella
Día 25 Inmobiliaria Elber SA
- Jesús Moyano y Asunción Sabaté




DÍAS 2 Y 3 DE MARZO DE 2010: PIEZA IBUSA
- Pedro Castro Merlos y Diego Artacho (*Recordar que Castro Merlos también es testigo y se realizará la testifical en primer lugar como se
dijo en Sala)
- Eduardo Berché y Jaume Cornudella
- Miguel Angel Garrido Riosalidao y Fernando de Vicente Benito
- Francisco Pedreño Maestro
- Carles Nadal y Borras
- Santiago Miravitlles Torras




Día 4 de marzo : PERICIAL INFORMÁTICA:
- Fernando de Pablo Martín
- Mª Antonia Romero Durán y Javier Hurtado




Del 9 al 17 de marzo: PERICIALES PATRIMONIALES
A) Día 9: Huguet:
- Gravalos, Fuensanta López, Sabaté y Monreal
- Joan Mallofré Racasens



B) Día 10: Abella:
- Gravalos, Fuensanta López, Sabaté y Monreal
- Aranzazu Echanove


C) Día 11: Bergua
- Gravalos, Fuensanta López, Sabaté y Monreal
- Aranzazu Echanove


D) Día 16: Pernas
- Gravalos, Fuensanta López, Sabaté y Monreal


E) Día 17: Lucas y Mas
- Fuensanta López.








PRÓLOGO

Barcelona supera con mucho los escándalos tan de moda. Marbella, Seseña, Mallorca, Canarias, etc., etc. o la enorme corrupción que ha construido toda la costa del Levante o el centro Español. La perversión en mayúscula se inicia con Mateu, primer alcalde franquista, discípulo de Cambó (la apertura de Via Layetana), Foronda (compañía de Tranvías y la Exposición del 29 en Monjuich), o el cachondo alcalde Pich y Pon que para compensar las finanzas municipales propuso vender los parterres centrales de la Gran Vía. Y en el Ayuntamiento, y en otras actividades de la gran ciudad, se incrusta Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco y gran ideólogo del Régimen, desterrado de Madrid, no por su admiración a Hitler y Musolini, sino por poner cuernos a su mujer la hermana de Carmen Polo, esposa de Franco, y con hija negada, al estilo de la crema de la alta sociedad, con los años musa y secretaria de Adolfo Suárez. Sus ciento y un año de vida y el control absoluto de la información, propietario de Radio Miramar, hará que su nombre se diluya, pero en la memoria de los barceloneses quedará impresa la célebre y omnipresente FOMENTO DE OBRAS Y CONSTRUCCIONES SA, por promotora y constructora de todas las obras de la ciudad, o la FECSA, también creación propia y omnipresente. Nombres más recordados que los de los alcaldes de Barcelona y funcionarios que multiplicarían con la constructora y “servicios” su entonces magra asignación oficial. En 1939 se inicia la Gran Corrupción, la base para entender lo sucedido estos últimos 30 años.

Si los personajes de estas historias no se hubieran labrado la popularidad a base de cifras y delitos disparatados, mi opinión no tendría objeto, nadie me creería. Me inicié en ella como víctima, y escribí a todos los periódicos de ámbito nacional, con el más olímpico desprecio por contestación. Un presidiario.

De la Rosa, compró a todo el arco ideológico político y periodístico con fuerza en la ciudad, comportando que no se pueda publicar nada fuera de lo “oficialmente” impuesto. Prensa y políticos, comprados, y delinquiendo. Y yo condenado por “encubrimiento”. Javier es un paradigma, ni mucho menos el único, simplemente una exageración, un disparate fruto de la especial ciudad.

Ni de lejos me he propuesto ni biografías ni estudios de ningún tipo, a lo sumo un listado en el tiempo de lo publicado y descubierto revelándome mis desventuras a partir de 1980.

Pido disculpas por repeticiones y saltos entre fechas debidos a mi estado de ánimo, o partir de cierto conocimiento por parte del lector ya que puntualizar conllevaría editar una enciclopedia, rogando paciencia por mi falta de profesionalidad en el oficio de escribir, que ni de lejos he aprendido. Por lo demás podría el interesado ampliar con otras lecturas, que aun erróneas por dirigidas, le ayudarían a completar el panorama barcelonés durante estos años.

Figúrese el lector, Fomento o Adigsa, la del Carmelo, presupuestando con infinidad de cláusulas que le permiten toda suma y dentellada a la primera cifra, después se desglosa en una o dos superconstructoras, que trabajan con cuatro o cinco conocidos y amigos constructores, que a la vez subcontratan por especialidades, multiplicándose entre decenas de “autónomos” (hasta el perro del vigilante nocturno es autónomo). Y a la mitad de la pirámide los presupuestos no cubren para pagar impuestos y menos seguros sociales, o a proveedores de materiales (a veces en el impago radica la ganancia), y se entra en la solución de la quiebra y aparcar la “sociedad” en un administrador ful, ilocalizable, o con DNI falso.
El reparto no se acaba con los subcontratos, cada certificación de obra, con pago directo, muy diferido, de la Administración, o el pagaré de la promotora o constructora, inicia otro calvario, con varias astillas, y “financieras” de por medio.
Y Maragall, ¡se necesita “cara”!, acusa en el Parlament a los de CIU de un 3%, y uno de los desgraciados insolventes de la cuerda denuncia en Fiscalía que pagó en negro un 20%. No pasa nada. El único problema es que la rueda se detenga, como sucede por el cambio de alcalde y las disputadas elecciones a la Generalitat.

La Gran Corrupción forma parte del paisaje barcelonés como el mar, la Sierra de Collcerola, Monjuich, sus graciosas Ramblas, y el excelente clima mediterráneo, que con Gaudí han trasformado la ciudad en turística y de “servicios”, y sus antiguas fábricas en apartamentos “carísimos”, o curiosas chimeneas monumentales.

Diciembre del 2006

PRIMERA PARTE
Consorcio de la Zona Franca
Piqué Advocats Associats
1975-1984

1

La entidad constituida por la expropiación a agricultores de Hospitalet y del Prat de los mejores terrenos cercanos a Barcelona en el año 26, para la pública función de “puerto franco”, es decir, una zona donde el paso o transformación de mercancías para reexportar o comercializar en el país, libres de impuestos en esa fase y sector, fórmula funcionando en conglomerados industriales o grandes puertos, no actuó nunca de real zona ni puerto franco, y se transformó por obra y gracia del franquismo en la mayor urbanización industrial de España. El ente, propietario de los terrenos, los alquilaba, cedía espacio para el puerto y aeropuerto, o para jugar al golf y disfrute de uno de los clubs más elitistas, el Club de Golf del Prat, donde Antonio de la Rosa le daba asiduamente a la pelotita. Un concentrado de “alta clase”, completado con el Círculo Ecuestre, Círculo del Liceo, o el Tenis Barcelona. De las 1.100 hectáreas expropiadas pertenecen en la actualidad al Consorcio 720. Y no contentos con transgredir la Ley, y el convenio de expropiación, obligando devolver los terrenos al mismo precio de no ser utilizados para el exacto objeto de la expropiación, el engendro que administraría la Zona Franca se convierte en un gran propietario inmobiliario repartiendo sus rentas (por Ley a ingresar a las arcas públicas y municipales) entre sus directivos y estructura, que bajo la batuta de Antonio de la Rosa Vázquez, abogado del Estado con plaza en Hacienda, con el cargo de secretario del comité rector, supera la astronómica nómina de 270 empleados. ¡Para 180 recibos mensuales!. Todos, sin excepción, familiares y amigos, con además amigos y familiares de amigos, que por casualidad corresponden a la flor y nata de los cargos ciudadanos del Régimen y presencia en el Comité Ejecutivo y la Asamblea. Sin olvidar los negocietes privados de venta de áridos de sus playas anexas o el más negro de los tráficos del contrabando. ¡Para eso se despojó a los agricultores!.
Y si hasta, pongamos el 75, muerte del Dictador, el chollo tenía sus límites tradicionales con los usos del Régimen (lo mínimo para el Estado y el grueso para los bolsillos privados), permitiendo a Antonio comprar los mejores coches de la ciudad con un fajo de billetes (o asociarse con un pequeño vendedor de automóviles usados convirtiéndole en grande). Y sin descuidar su otra fuente de financiación, Hacienda, que para un abogado del Estado, corrupto, sería importante. A partir del primer pago a los vendedores de los terrenos de Montornés para construir el complejo CITA, un centro de transporte de mercancías en el Vallés, evitando el paso de camiones por Barcelona y erradicar las agencias y almacenes del Pueblo Nuevo, deviene el mayor desfalco, conocido, de dinero público en la ciudad.
Fecha 17.11.75, con un volante de régimen interno se paga el primer plazo de pesetas 16.451.700.61 de un total de 258.351.755.75 a Francisca Esteve Triadó, o el mismo día 25.384.706.38 de un total de 387.524.612,63 a Francisca Gambús Ramón... alcanzando entre reales y nombres inventados 2.585.189.130.63 pesetas. Dicho y repetido, y en un caso confesado ante el juez, no recibieron esas astronómicas cifras, disparatadas entonces para terrenos rústicos, pero pagadas por el Consorcio. Fecha clave para Javier de la Rosa Martí, 17-11-75, tres días antes de la muerte del Dictador, adorado por la saga de los De la Rosa, distinguida con cruces al mérito militar y anexos cargos. Puestos a falsear, la fecha, la primera. Los talones se extendieron el mismo día de la muerte de Franco, pero como en una macabra escena de corrompidos asesinos nazis, por respeto al de cuerpo presente capo supremo, se libraron con fecha de tres días antes. Reconstruidas las operaciones de compra de terrenos (aún hoy día se podría preguntar a un famoso corredor de fincas de Granollers y a abogados en Barcelona), nos encontraríamos que se les citaba en Rambla Cataluña, y un abogadillo iniciaba amenazando con un proceso de expropiación, blandiendo el expediente de la Diputación, de tembleque para los propietarios, recordando las de la fatídica autopista vecina.
Tras la amenaza de la “expropiación” se ofrecía elevar el precio de 400.000 o 500.000 pesetas por hectárea de rústico, cotización de entonces, en aras a la rapidez y buena disposición de la Administración. Valor real rústico, 40 millones, y para su recalificación y compensaciones territoriales, argumentaban, se elevaba el importe en contrato recibiendo algo menos. Las leyes sobre el suelo y urbanizaciones del 75 complicaban la urbanización. De ahí a descripciones falsas de casas, cosechas y aperos, o falsificarse la firma del vendedor, y ya de paso inventarse vendedores, los 2.500 millones, proceso lógico. En el mismo listado de vendedores reales, con reinventado contrato, aparecen en papel pautado del ordenador del Consorcio, entregado al juzgado, compras y documentos interiores de pago con nombres falsos. Sería la primera vez, ¿?, y no será la última, Javier de la Rosa Martí repetirá el sistema en cada una de las empresas administradas o dominadas. Y otro milagro administrativo, el Consorcio, Ente Público, durante cinco años no escritura ante notario, y nadie de sus infinitos directivos reclama, y los payeses siembran y cosechan.
Un mordisco paralelo, dos almacenes en la Zona Franca, contabilizados en unos 600 y 700 millones de pesetas. Descubierta la capacidad crediticia del Ente propietario de los terrenos industriales más valiosos de España, encaja el total de los diez mil millones con el gran éxito financiero de un veinteañero, Javier de la Rosa Martí, que despedido de su primer empleo en el Banco Pastor de La Coruña, por unos impagados, aterriza en el Banco Garriga Nogués, filial del Banco Español de Crédito, enchufe paterno, en una etapa mortecina, la gran crisis financiera iniciada en el 73, con el dinero interbancario en el 40 y 50%. Para el primer grupo bancario y empresarial de España tener en plantilla al hijo de Antonio de la Rosa, abogado del Estado, hombre de máxima confianza del Delegado de Hacienda de Barcelona, Eduardo Ossorio Infante (Vocal honorario del Consorcio en el 77), y después del sustituto José María Roig Gironella, único cargo destituido por el escándalo, todo un lujo.
Con el papelito de la Diputación (presidida por Samarach) aprobando el CITA (Centro Integrado de Transportes y Aduanas en el Vallés), la propiedad de los terrenos del Prat, y el pago en negro de 600.000.000, la CAIXA, lidera la emisión de Obligaciones Hipotecarias por 5.000 millones de pesetas. Discutible la fórmula jurídica por lo que de suelo público tuvieran los terrenos expropiados, pero las garantías, el reparto en negro, y los solicitantes lo merecían. Lejos aun cuando la gran entidad de ahorros catalana, con total adhesión popular desde que salvó los ahorros de sus impositores antes, en y después de la Guerra Civil (o eso cuentan ellos), la preside Samaranch, con dirección general de José Vilarasau Salat (ex alto cargo del Régimen, por lo tanto impuesto por Madrid), y sus segundos, Fainé, iniciado en el oficio en Banca Catalana, y Brufau, hombre de Arthur Andersen en España (la auditora desmantelada desde EEUU por connivencia y pactos con las firmas auditadas). Imposible más experiencia en pasteleos, subterfugios, censuras de cuentas corruptas, y mentalidad “especial”. Incorporado a la Caixa, Vilarasau, ofrecerá más crédito al Consorcio.
Alguien señalaría a las docenas de profesionales contratados por el Consorcio de ejecutores materiales y documentales del estropicio. Ahora sabemos que Javier coge las riendas del proyecto para descargar al padre, de camino a los sesenta, con ganas de vivir la “dolce vita”, y jugar al golf. Se crea un grupo instalado en Rambla Cataluña, cerca de la Ramblas, Banco Garriga Nogués, para el día a día de las compras reales y su transformación a 2.500 millones. Y sitúa a su hermano Fernando de la Rosa, recién licenciado en ingeniería, en la Jefatura Técnica del Consorcio, y a su hermana Pilar de secretaria de Dirección, completando la estructura interna afín a la familia.
Los políticos se adhieren a la vida de Javier cuando ya sus cuentas en el extranjero andan repletas, creado lo que la publicidad anunciaba, BGN Internacional, y el Banco Garriga Nogués se expande de unos dos mil millones de pasivo a decenas de miles, y le nombran Vicepresidente con plenos poderes. El dinero le sale por las orejas y una pléyade de desastrosos negocios y negociantes con capacidad de quebrar cualquier empresa se arremolina, y encima se crean y nombran presidenciables a la Generalitat, diputados y, por lo tanto, se financian partidos, o más bien partidas. Y eso son los de la UCD, Unión de Centro Democrático, y AP, Alianza Popular, de Barcelona.
Por los últimos 70, se le encarga limpiar el pozo sin fondo del Banco de Madrid y Banco Catalán de Desarrollo (bancos con sede central en Barcelona), de la familia Franco, para que lo absorba el Banesto (banco de la aristocracia y por lo tanto primero en el ranking), que se tragará unos cientos de miles de millones. Consejeros Samaranch, José Maria Porcioles, José María Martínez-Bordíu (Barón de Gotor), Eustaquio Villanueva Vadillo, José Parra Lázaro (Duque de Tarancón), el asesinado Joaquin Viola Sauret, y de ejecutor el viejo Jaime Castell Lastortas, ¡otro De la Rosa!. En ese laberinto asoma el metepatas de Narcis Serra amenazando a diestro y siniestro por el gran agujero del Consorcio de la Zona Franca apenas tomado el bastón de mando de la Alcaldía.
Montada la aparente huida de España del padre, se suman a la cuadra privada de “políticos” de Javier, los socialistas. Y estos no entran en su currículo de arribistas a beneficiar por imposición de la jerarquía de Banesto, los socialistas se inician imponiendo, “cogido por los cojones” por el Caso Consorcio. Y ganada la Generalitat, a “por la pura pela”, los convergentes de Jordi Pujol, conectando por la íntima relación con el Bufete de Juan Piqué Vidal. De hecho no solamente se conocían por competidores en los terribles años de la peor crisis financiera de Barcelona de las últimas décadas, acabando con la Banca Catalana y con el Banco Garriga, por motivos diferentes, sino con sus colaboradores por la Facultad de Derecho y los barrios de Sarriá, San Gervasio, Pedralbes, y Diagonal. En los dos casos se enriquecieron un puñado de listos barceloneses. En definitiva paga el Estado y los organismos interbancarios creados para paliar las crisis bancarias.
Quebrado el Garriga, 100.000 millones de pesetas, en 1984, se acaba la financiación de la “derecha españolista” en Barcelona (promocionará a Enrique Lacalle, amigo del Partido Popular, de delegado del Estado en el propio Consorcio de la Zona Franca). ¿Lo promocionaba con unos milloncejos por amigo o porqué como ex Teniente de Alcalde del Ayuntamiento en los felices tiempos que el dinero del Consorcio llegaba a las ventanillas del Garriga, y por tanto sabía demasiado?. Y se inicia con la época KIO, la de la “derecha catalanista” y los sobornos o imposiciones de los “socialistas felipistas” directamente en Madrid.
Un De la Rosa, el abuelo, dicen fusilado por los rojos, actuó de letrado en la expropiación y formación del Consorcio, el padre, capitán del ejército de Franco, consolida la gran propiedad, y el hijo la dilapida. El dicho, sobre que la tercera generación de las sagas catalanas malversa el esfuerzo, no cuadra en el traspaso por herencia de prácticos propietarios de una parcela pública. Los De la Rosa, muerto su gran padrino Franco, multiplicarán el provecho prudentemente exprimido por las anteriores generaciones. Impunes. Otros pagarán, mientras llenan sus saldos por el ancho mundo.
Los expropiados pretendieron actuar contra los encausados del Consorcio, dándoles en las narices los jueces con un “no ha lugar” ajustado a una de tantas disposiciones dictatoriales franquistas. Si de los grandes cerebros barceloneses del franquismo se sabe muy poco, los Mateu, Ramón Serrano Suñer, Julio Muñoz Ramonet, Simarro, Porcioles, Galinsoga, Samarach, Castell, exceptuando sus virtudes, inauguraciones y rectitud moral, de los De la Rosa (segunda escala local de mando) sabemos hasta el hartazgo. Tanto que oscurece la labor de quienes desde sus cargos contribuyeron y se enriquecieron. Los De la Rosa intimarán con todos, todos, los altos cargos de la Ciudad de su tiempo, y extensible a gran parte de los presentes. Jamás nadie se negaría ante un segundo de Hacienda.

2

Se ha escrito tanto, pagado por unos u otros, sobre Javier de la Rosa Martí que no voy a competir con lo calificado de periodistas de gran talla, y lejos de mi intención una biografía. Únicamente pretendo pensar, escribiéndolo, sobre quién tanto afectó y arruinó mi vida. Esta vez no novelaré el relato desde el jergón de mi celda, o el tiempo muerto de tanta “busca y captura”. Con abundante documentación, seleccionaré entre tanto escrito el meollo de varias biografías parte de la Barcelona de los últimos treinta años. A los veinticinco años de mi primera larga estancia en prisión y ante los sesenta y cinco de vida, Antonio de la Rosa Vázquez, Javier de la Rosa Martí, Luis Pascual Estevill, Juan Piqué Vidal, Narcís Serra Serra, Rafael Jiménez de Parga, Miranda de Dios, y varios más, son solo objetos en mis aficiones literarias. Simple entretenimiento del paréntesis en la nada que es toda vida, o un estornudo dentro de la insignificancia del rodar del planeta Tierra.
Lo repetí hasta la saciedad, conocí a Antonio de la Rosa Vázquez a finales del 77, y entrado el 78 me convencí de hallarme ante alguien “especial”, o mejor, ante algo especial. Tenía sobrada experiencia en “negocios” para no ocultárseme que el amigo Fernando Serena Mascaray, y Antonio, su financiero, me utilizaban, por lo tanto documentaba las operaciones cobradas con talones de su cuenta en el Banco Urquijo, e ingresados, cuidando que la delicada situación jurídico financiera de alguno de mis negocios, no afectara. Para rarezas, el director de la Agencia del Banco Urquijo (todos los talones siempre de ese banco y de su cuenta personal), Luis Hernández Martín, con yate y mercedes, disfrutando un nivel de vida ajeno al sueldo oficial, y sabido con los años, uno de los primeros socios de Javier. Parte de su primer fracaso en Banca a cargo del Banco Pastor. Extraño el tal Luis, a primeros de los 70 era uno de los empleados de cuentas corrientes de la Sucursal en Barcelona del Urquijo, enfrente de la Caja Cooperativa donde yo trabajaba, y conocido por mis empleados.
Dirigiendo la Caja General de Crédito Sociedad Cooperativa, o antes en el mostrador de la central del Banco Comercial Transatlántico en Diagonal Paseo de Gracia, aprendí que los millonarios amontonaban todas las rarezas habidas además de saldos, pero aquel sobrepasaba en dinero, y su forma de manejarlo, cualquier concepto. La primera y única de sus decisiones inteligibles fue su advertencia a Serena de negarse a relacionarse conmigo. Las urbanizaciones, o mejor, las sociedades creadas con la cooperativa de crédito ya absorbida por la Caja Ibérica, al poco también absorbida por el Banco Central, y promociones inmobiliarias, coleccionaban varias reclamaciones policiales y judiciales, y normal por el nivel social de los De la Rosa me negaran su elevado entorno y trato. La compraventa de “Carabela”, el garaje frente al estadio del Español, donde ahorraron con mi intervención veinte millones de pesetas, con elogios del Director del Banco Coca, Miró, socio mío en Inversiones Verdi SA, una promoción de viviendas en Hospitalet, avalándoles la operación, rectificó el criterio, o así lo creí. Pasado el tiempo Serena me sacó del error, el hijo dio el visto bueno a mi presencia en las actividades paternas. De nuevo tomaba presencia, no física, el joven y ya célebre banquero. La anterior fue en el despacho de la Caja en Rambla Cataluña 27 desde donde competíamos contra quien pagaba más intereses que nadie, señalado por la competencia de agresivo sin límite, sobrepasando al sin freno Rumasa con el 21%. Visto el iniciado sumario sobre el Consorcio, sin duda se me utilizó para la explosión final, el descubrimiento del gran desfalco, superando en el 78 los ocho mil millones con unos groseros justificantes. Sin embargo durante el año de cierta “intimidad” jamás habló del Consorcio, aunque sí de su admirado hijo Javier. “Tiene más dinero que yo, decía”.
Si las sospechas de lo rarito de Antonio me tenían sobre ascuas, la lectura de los documentos de la denuncia clarificó las dudas. A través del Banco Garriga Nogués y del entorno de Javier, a quien no conocía, se vació el Consorcio, y la prensa o rumores nos situaban a Serena y a mí de eje y consejeros financieros de Antonio. Cambio 16, unos meses antes de encarcelarnos nos tildó de “financieros de dudosa reputación”.
No he descubierto más que una ínfima parte de las infinitas raíces por donde circula la sabia de por lo menos un billón de pesetas de los 70 y 80. Hace poco descubro la cita de un informe de la Policía Judicial donde se refleja entre otras consideraciones: “En cuanto al conocimiento que los procesados Fernando Serena Mascaray y Rafael del Barco Carreras pudieran tener de la procedencia real del dinero que Antonio de la Rosa Vázquez gastaba e invertía en tan elevadas cuantías, pese a la multitud de personas con las que se ha hablado, no se ha encontrado ninguna prueba, o siquiera indicio, a favor o en contra, por lo cual únicamente puede aportar un poco de luz sobre este tema el estudio de estas tres personas”... “mientras que Serena que no sabe de su procedencia ilícita ingresa los talones recibidos en sus distintas cuentas corrientes”. De un recurso firmado por el abogado de Serena, extensible a mi situación. El defensor Pascual Estevill nunca utilizó este informe de la policía de fecha 31-10-80 y sí me comentaba en prisión el atestado de la Brigada de “Estafas” insistiendo en mi autoría por “cerebro”. Entre los dos, apenas el ocho por ciento de los diez mil millones, y yo el 0.80%. Porcentaje insignificante, y más si sumamos a los diez mil millones las rentas del Consorcio desaparecidas, el propio Banco, la red de sociedades con y sin Piqué Vidal, o lo que Antonio aprovechara en su cargo de máxima confianza en la Delegación de Hacienda. Pero mientras yo ajeno, demasiados andaban en primera fila de tanto millón.
Es difícil pasados veinticinco años armonizar en el tiempo cada uno de los hechos tal como ocurrieron, o ni siquiera cuando descubrí cada una de las pruebas formando causa y efecto, y sin ganas de ahondar en los archivos ni siquiera en ordenadores, “tiraré pel dret”, esperando en el posible lector cierto conocimiento del armazón principal. Una ayuda la televisión, convertida la gente más poderosa de la Barcelona de entonces en populares, me ahorra particularidades. La verdad no brilla, pero se vislumbra.

3

Como en la mili, los momentos agradables, el crucero por la Costa Azul, encubren la repugnancia de celebrarle las gracias a quien proporciona negocios y dinero, y con aquel “viejo”, algo más joven que yo ahora, las sombras ganaban a las luces.
Quizá la única verdad del último año fuera el “encoñamiento” con una madura francesa, según comentarios simple prostituta. Supuse presentada por Serena, entusiasmada con regalos, pero de fornicar nada. Pícara la profesional, por intuición o aleccionada. “Si te abres de piernas demasiado rápido pierde interés”. La muy zorra se lo toreaba con lo de superar un matrimonio frustrado. Contradictoria actitud de quien descubrí por un subrayado en La Vanguardia que contrataba prostitutas por teléfono.
El colmo de la absurda personalidad de Antonio se presentó bailando en el Sporting de Montecarlo. Contento me susurra en la mesa; “Rafael, me ha dicho... je t´aimé Antoine...”. La frase no se tradujo en cama, cerrando la francesa su camarote. Un follón. Ella y la amiga de compañía se fueron con gran enfado por su dignidad ofendida, y las siguientes cuarenta y ocho horas Antonio tras varios paseos en solitario por la Avenida de los Ingleses llenó su camarote de prostitutas. Por lo visto los hijos supieron del lance paterno, porque donde solo ocurrió otra de sus ridiculeces, se convirtió en serie de orgías. Me ha pasado la vida jurando por activa y pasiva que yo no participé. Ni orgías, ni su gran afición al golf, ni amigos, ni familia, ni ambiente social, ni juego, del que publicarían se pasaba en el Casino de Le Boulou gran parte de su dorado retiro cerca de Cadaqués, la estancia veraniega de Javier. A la prensa le encanta el sexo con las finanzas y estafas, y todos, todos, citándome añaden aun hoy la coletilla. Así acabaría la relación con quien llena una parte de un año de mi vida profesional con muy dispares encargos. De comprar dos yates a montar las tiendas para la francesa y la hija Pilar, secretaria de dirección del Consorcio.
La del “Je t´aimé Antoine”, declaró en el juicio sobre la intimidad entre los tres, y que le engañábamos. Preguntada por los regalos, unos cien millones del 78, sobrepasando mi “facturación”, desaparecido Antonio, alegó muchos gastos, y se fundieron. A otra, citada por el juzgado, le regaló una torre, un coche, dinero con el que montó un “sex show”, y una esmeralda de varios millones comprada a un célebre joyero de Barcelona, y tasado para la reventa, una invisible raya, convertía en chatarra. De varias, ni las conocí. En los últimos tres años se había gastado en “amigas” unos quinientos millones. 52 coches vendidos por Serena, gran parte utilizados unos miles de kilómetros y revendidos por nuevos, otros pararon en familiares y amigas, un mercedes al oculista, sirvieron a la policía “sobornada” para montar la teoría del blanqueo, ¡como si los De la Rosa necesitaran tan complejo sistema para llevarse a Andorra, u otros paraísos fiscales, los miles de millones robados!. Y Andorra, como la CAIXA, abunda en toda esta historia.
Afianzando la idea de las varias sendas por donde caminaba entonces Antonio existe una denuncia del año 91 del abogado Carlos Obregón, archivada, donde se describen reuniones en el Bufete Piqué Vidal, participando el juez Adolfo Fernández Oubiña, y los policías Justo Aguilera y su segundo Carlos Esteban Martín, al poco contratado por el bufete, describiéndose viajes a Andorra con maletas de billetes. Un detalle sin intervención en esos viajes, el ex secretario Antonio Piñol cuenta como uno de los especiales clientes del Bufete a Nemesi Marqués Ostes, vicario de la Diócesis de la Seu d´Urgel y secretario personal del obispo Juan Martí Alanís, coprincipe de Andorra. El pequeño Principado, un barrio de Barcelona en el Pirineo, tan íntimo que se hablan dos catalanes, el barceloní y el leridano, con predominio social del primero.
La viuda del vilipendiado Carlos Obregón, letrado de oficio del denunciante Carlos Ódena Savall (víctima del Sistema que se merece una biografía), la abogado Adela Vázquez Lluch, escribirá al Triangle, n.745 del 19-11-05, que la tramitación de la denuncia se recurrió al Supremo que obligó al TSJC a cursarla. Vistilla, y archivada. “Terrorismo mafioso”, utiliza.
La relación de Antonio con su alcahueto y socio, catalogado de buen donjuan, y de acuerdo con las teorías sexuales, poco activo, debía entenderse de muy especial. Yo definiría a Serena de inconsciente tapadera. Una migaja en lo robado por padre e hijo. La relatividad de las cifras minimiza los simples millones, pero bien manejados impactan, y de eso se trataba.
El yate, Artemisa, verano del 78, gran lujo y 40 metros de eslora, con siete tripulantes, tres millones por semana, tenía más trampas que la doble vida de Antonio. No solo se ocupó por la familia cuando nos fuimos, primero la francesa y su amiga (relaciones públicas del Restaurante Jardineto), y dos días después Ana y yo, sino que poco menos toda la clase alta de Barcelona lo sabía. Cinco propietarios, sus grandes amigos los Juncadella y Mariano Calviño de Sabucedo y Gras (secretario y de primer nivel del Movimiento, alférez en la guerra civil, presidente de Aguas de Barcelona, consejero de Fibracolor, y del Banco Español de Crédito, quizá el primer padrino de Javier, aparte de su padre), quien en el 83 se le encuentra en el yate tras una explosión costándole la vida a una “señorita”, e indiscutibles sabedores los Godó, el padre del actual, dueños de La Vanguardia, cuya goleta de tres palos se hallaba amarrada a pocos metros, y De la Rosa lo saludaba dejándome en segundo plano. Con razón Serena excusó su presencia. Al representante de Ferrari y ya célebre vendedor de los mejores automóviles de Barcelona le picaba la nariz sobre su socio. La operación, terrenos del Consorcio en Montornés, desató sus nervios. Pasados cinco años de sociedad, desde abierta la tienda en Diagonal Casanovas, de repente el Consorcio existía, resucitando la polémica por la noticia en el diario Tele Exprés sobre la excesiva deuda del Ente, solventada entre llamadas padre e hijo. A mí aquello de los terrenos desechados para el proyecto CITA, me interesaba, y mucho. Con los De la Rosa y su influencia quizá pudiera enderezar mis negocios de urbanizaciones, y por tanto todos los problemas. Me quedé en la mano con un papel mojado y envenenado, y por unos meses un descuento bancario en el Banco Garriga y Nogués, que debía financiar la operación de recalificarse los terrenos.

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Un año antes, 1977, en el Consorcio y Banco, se cimentaban los acontecimientos futuros. El Banco, bajo la férrea batuta del genio con apenas treinta años, en dos multiplicó por diez su balance. De 2.000 millones de pasivo a 20.000 millones. Los profesionales de banca saben que la inyección de miles de millones de dinero líquido dispara las cifras a través del crédito y descuento. Y si además se firman letras o pagarés por los créditos, reales o ficticios, y se redescuentan en el banco matriz los saldos a favor de la filial se multiplican. Peligroso si no se pagan las letras o los pagarés, renovándose hasta el descalabro, pero por el momento efectista. La base echada, los millones del Consorcio provenientes de la CAIXA, y unos firmones que al son del financiero, y de otros, prodigaban las firmas a placer. Los viejos del Banco Español de Crédito lo elevaban a los altares y los hijos de los viejos, Garnica Mansi, Aguirre Gonzalo, los Gómez Acebo, Sainz de Vicuña, Oriol y Urquijo, Silva Muñoz, Epifanio Ridruejo, Álvarez de Estrada, Jaime Argüelles, la crema del franquismo financiero, se añadían a su trup de consejeros, a parar la mano. La terrible cúpula que se querellaba contra la existencia de Cooperativas de Crédito, y no se retenía ante un talón a nuestro cargo de tildarnos de estafadores, amasaba un buen pastel, equivalente con sus ampliaciones de capital a una gran pirámide estafadora. Una herencia pagada por Mario Conde con veinte años de condena, y España entera por no menos de otro billón de pesetas. Y en el Consorcio, volatilizados un mínimo de ocho mil millones, se cambiaba el Delegado del Estado, Santiago Udina Martorell, por José Luis Bruna de Quijano, amigo de toda la vida de los De la Rosa, del mismo círculo y clase, que ya había ejercido en los años de la urbanización de la Zona, presidente de la vecina Mercabarna, y de toda confianza. Un cargo con condena de veintiocho años. Por entonces los avispados padre e hijo sabrían de las dificultades y hasta la anulación del proyecto CITA por la oposición de los municipios gobernados por “gestoras de izquierdas”, cargándose todos los proyectos urbanísticos. Recuerdo unas visitas a la Diputación por mis urbanizaciones, y unos jovencísimos progres contestándome que con el tiempo desaparecería lo construido. Ahora el Circuito de Cataluña sustituye la proyectada gran zona de transportes a pié de la autopista a Francia.
Vale la pena citar los nombres. La flor y nata de las finanzas y la política se sentaron durante cuatro años en un sillón flotando en un río de podredumbre y no se enteraron de nada. ¿¿??. Durante tres años de la succión de fondos forman parte del Comité Ejecutivo, Miguel Cabré Llistosella, con poderes ejecutivos, ingeniero industrial, Gran Cruz del Mérito Civil, y del Consejo Provincial de Movimiento, y por tanto de varios cargos remunerados, ciego o corrupto, a la par con Santiago Udina Martorell, o el Excelentísimo Señor Enrique Riverola Pelayo, Delegado Provincial de la Organización Sindical, Sindicatos Verticales, elevado a Gobernador Civil de Málaga (le ascenderían por lo bien atendidos sus cargos anteriores). O el Ingeniero Jefe del Puerto José Eligio Prieto Moresi al que los costes al diez por uno no le llamaban la atención, o los vocales por el Ayuntamiento Jaime Avella de Castro y José M. Dot Bosch, de relleno y libres de toda sospecha, o el Administrador de la Aduana Victoriano Ortego del Cerro, ¡santa aduana la franquista!. Delegado del Ministerio de Hacienda José M. Roig Gironella, y representante del Estado en el Consorcio, Encomienda del Mérito Civil. José Ramón Basanta de la Peña, hermano del Secretario General Técnico de la Presidencia del Gobierno. Jesús Calvo Martínez. Manuel Blasi Rialp, hermano de Concejal del Ayuntamiento. José Sangrá Bosch, concejal. Mariano Ganduxer Relats, Intendente Mercantil, Concejal, Comendador, Grandes Cruces, y omnipresente en la Ciudad. Luis Pallerola Cuyás, de la Diputación. Alfredo Molinas Bellido, al que en su carrera política “de empresario” en el Fomento del Trabajo, apoyando a Pujol, y vicepresidente de la CEOE de José María Cuevas, nadie le achacaría haber pertenecido a aquel Consorcio, ya pagaron los culpables, y él era solo un vocal representante de instituciones ciudadanas, y como de costumbre no tenía porqué enterarse de nada. Para cobrar sus haberes y dietas no se retraería. Félix Gallardo Carrera, político y empresario relevante. José M. Berini Jiménez, representante del Sindicato de Obligacionistas, gran economista y censor de cuentas, más minutas y certificados anuales, y además el obligacionista de cabecera la CAIXA, marcaría su “política”, que no marcó nada, o todo. Nadie de los citados fueron molestados judicialmente por no cumplir con su cometido y preguntar como un almacén valía diez veces más de lo normal en el mercado, al igual unos a medias, o no se escrituraban los terrenos comprados a unos precios disparatados para cualquiera, o simplemente exigir una contabilidad con las mínimas garantías de control. Un Comité Ejecutivo, cobrando y sin responsabilidad. ¡Y ni mentar la responsabilidad civil subsidiaria que quizá con la fortuna de uno solo se cobraría el desfalco!. Más una Asamblea General de unos treinta individuos funcionarios de Hacienda, el Ayuntamiento, RENFE, del Puerto o Aduanas. ¿Nadie comentaría y se preguntaría sobre la noticia en Tele Exprés, gente de prensa y cuchicheos diarios, muchos de ellos su único trabajo?. Y a la vez nadie denunciando evidentes delitos con la obligación legal y moral de denunciar. Ni antes ni después de la denuncia del Ayuntamiento. Una peña impenetrable actuando de eco sobre la culpabilidad de Antonio y sus corruptores. La claca del espectáculo o los jaleadores del linchamiento. Alguno operando con el Banco Garriga y Nogués.
Más curiosidades, en la Presidencia de Honor del Consorcio el Excelentísimo Juan José Espinosa San Martín, Abogado, inspector técnico fiscal, Ministro de Hacienda entre 1965 y 1969. Falangista. Presidente del Instituto Nacional de Moneda Extranjera. Presidente de la Caja Postal de Ahorros, de la Casa Nacional de la Moneda, del Banco de Crédito Industrial, ect.. O el Presidente del Pleno; Excelentísimo Alcalde Don José María Socías Humbert.
Cuenta Bruna que le extrañó que San Antonio, de todas las virtudes y fe, le hablara de chicas, y asombrado por las cifras ordenó detener operaciones y obras, pero le convencieron para los pagos comprometidos con anterioridad según la documentación, y firmó los últimos mil millones. Los terrenos descritos no existían. Los talones, desglosados para pagos de la caja B, una ilegalidad perfectamente asumida en todas las empresas públicas y privadas, pasaban de una cuenta de Bruna a manos de Antonio que los ingresaba en su cuenta personal en el Banco Urquijo. Una trampa mortal.
A mí sobre Antonio me extrañaban otras realidades de su doble vida, tan común entre gente de cargo oficial y su anexo el dinero, siempre unidos, como las increpaciones a un ministro en Madrid en un célebre restaurante por la política liberal de Adolfo Suárez, mostrándose desafiante franquista. O un día blandiendo una pistola despotricando contra la situación política. La doble faz a tope, y de bochorno su compañía.

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En el 78, para Antonio, sesenta y dos años de edad, única preocupación, el vaivén de sus novias, y si el ruido o sillón del último modelo de coche satisfacía el placer sentido cuando contemplaba la estampa en alguna revista. Entre chicas y coches, surgen los piques entre la francesa, el último de los caprichos, y la “querida” de Serena por el disfrute del yate, un Aresa de veintiún metros de eslora, encargando uno nuevo. El último de la cadena de rápidos negocios, ciento cincuenta millones donde yo cobraría del constructor, Astilleros Viudes de la Barceloneta, el 5%. Lo que se inició con la oferta de uno de segunda mano, el “Jacaranda”, por ochenta millones, se convirtió en nuevo con el placer de a cada visita añadirle caprichos pasando de cien millones a los ciento cincuenta. Desapareció, relativamente, antes de terminado el barco, y con él mi comisión.
Me costó afianzar la comisión, firmando un compromiso antes de conocerse el comprador, pues al nombrarle De la Rosa, Viudes se mostró extrañado porque Javier le comprara un yate sin intermediario. Yate y crucero por la Costa Azul zanjaban mi intervención en pequeños asuntos del extravagante personaje. Por lo oído a Serena y lo vivido desde un año antes, el “viejo verde” no daba golpe. Y a pocos meses de desaparecido Antonio de la Rosa, con suficientes referencias sobre el Banco Garriga Nogués, si los “financieros de dudosa reputación” evidentemente no actuaron de financieros, la autoría pertenecía al espabilado banquerillo. Y de los susurros se pasaba a la histeria y los espasmos. Un amigo mío empleado del Ayuntamiento me describía los de Antonio de la Rosa Martí, el hijo mayor del patriarca, abogado en el Consistorio. “Pagarán lo que han hecho a mi padre... le pervirtieron... ”. Me retumbaba veinticinco años después cuando la prensa daba al tal Antonio por contratado en la Generalitat de Jordi Pujol, cobrando sin presencia ni trabajo asignado. Unos genios los hijos de Antonio, unos por la efectividad de su trabajo y otros por no dar palo al agua. ¿Quién pervertiría su moral?.
Serena y yo, pagaríamos que Javier manejara los fondos generados por los empréstitos al Consorcio, Fernando firmara como ingeniero jefe del departamento técnico, y la hija Pilar sustituyera en la alta dirección la total ausencia paterna. Unidos. Antes de que Javier se rasgara las vestiduras, capitaneando a toda la familia, por las golferías paternas, pactaría con sobornos toda una serie de medidas para la tranquila desaparición, y reconducir lo acabado en tragedia para nosotros. Tarea fácil con los medios a su alcance.
De un lado el pringamiento del grupo Banesto, la Caixa, y los altos dignatarios con cargo y vocalía en el Consorcio, y de otro su padre en intimidad de camaradería con la cúpula del Movimiento en Barcelona, Samarach, Porcioles, Mariano Calviño de Sabucedo y Gras, Santiago Cruilles de Peratallada y Bosch, Udina Martorell, Socias Humbert, (prácticamente todo el Consejo Provincial del Movimiento, muy excitados por la política del momento, sin razón, puesto que todos conservarían sus inmensas fortunas), hasta alcanzar de lleno la primera época y potencia de Ramón Serrano Suñer (cuñado de Franco), todos en buena sintonía con el ambicioso cachorro Javier, decantaba tanto la balanza que indiscutiblemente la “suerte estaba echada”.

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El 79 marcaría el punto álgido y la gestación del drama que se avecinaba para el 80. Por mi parte, a mitad de año, los temas financieros tan peliagudos dos años antes retomaban un camino sereno. La compra de Sofhos SA, arrendataria del Hotel Ritz, un año antes, aun con pérdidas, y asociado al cincuenta por ciento con Antonio Parés Neira (personaje de reparto que aparece a menudo en esta historia), con la idea de una entrada en la sociedad de Antonio de la Rosa, que quería el emblemático hotel (rotas las conversaciones por la venta de un cuadro falso por parte de Parés) , se completaba con la compra a Juan Gaspar de HUSA, tras un tanto reñida discusión, de sus acciones de Charly Max, la célebre discoteca de la esquina Bori Fontestá-Beethowen. Firmando unas letras me hacía administrador del célebre entonces local, un excelente negocio, alimentando la aparente golfería del “grupo”. Si redondeaba con los terrenos de Montornés, el futuro aun con los problemas pendientes de las urbanizaciones se mostraba esperanzador.
Mientras, en un entorno de elevado lustre financiero, arrastrando rémoras por la evidente crisis general, desde su despacho de la Ramblas, Javier de la Rosa se definiría como obseso al trabajo. Un joven hiperactivo, rebosando soberbia, clasista y despótico. ¡Piñana eres tonto, gritaba a su secretario!. Y buen adulador imponía la adulación, y moscas a la miel. No le faltaban ofertas, enterradas en más millones de los que un superficial examen técnico financiero aconsejara y definiera lógico. Si aquel 1979 los futuros fiascos de Tierras de Almería SA, o Piscifactoría de Cádiz SA, Ibusa, con Eduardo Bueno Ferrer, o Urbis SA administrada por Sainz de Vicuña, director general de Banesto, Harry Walker SA, o Renta Barna SA, ocupan parte del total del banco, en práctica quiebra las empresas, y por lo tanto el Banco, lejos aun de cuando degeneran en el cáncer total de cien mil millones de pesetas. Crédito tras crédito hasta cifras de imposible entender, con veinte o treinta mil millones en Almería, por el 80, ¡convertiría toda la provincia en una tomatera!. De los 28.000 millones de pasivo, el Banco Garriga Nogués alcanzaría en 1985 los 105.000 millones. Todos enterrados según versión del propio Javier a los periodistas José M. Álvarez y Joaquín Lledó, “Javier de la Rosa, Historia de una Ambición desmedida”, semi hagiografía, que le disgustó, en empresas basura del entorno Banesto, aunque él multiplicara por cinco esa basura.
En cuanto biografías, “J.R. El Tiburón”, de Manel Pérez y Xavier Horcajo, prohibido durante cinco años por uno de tantos jueces “amables”, no basaría en la “desmedida ambición” de la primera biografía editada el evidente inmenso lodazal. Turbias operaciones, irregulares actividades, espionaje privado, que ya en el Banco, obsesión morbosa, lo gravaba todo con puro y duro gansterismo. En las biografías, suaves las referencias a mi persona, legibles, aun sin apartarse de lo contenido en las hemerotecas, fuente de los escritores sobre tan controvertida existencia.
Pero desde el primer instante de su incorporación al Banco Garriga Nogués, pasado un breve periodo en el Banco Urquijo, 1973, precisamente el Urquijo, en enero de 1974, y siguiendo los pasos de su fracaso en el Pastor, se le encuentra en reuniones y negocios con Juan Piqué Vidal, y quien será magistrado en el caso Consorcio, Fernández Oubiña. El Opus unido a la “manga ancha”. De esas reuniones saldrían operaciones para el Banco, y la ruina de muchos empresarios. Y Antonio en otro de los compartimentos de su doble o triple vida anda en esos tratos, de sombra de su disparatado hijo. La Compañía de Desarrollo y Financiación SA, domiciliada en Diagonal 612, Bufete Piqué Vidal. O Supermercados Seis SA, Mercados Económicos SA, Distribuidora Coloniale SA, Arola SA, Carpe S.L., y la significativa Comercial Distribuidora Andorrana de Alimentación SA, con domicilio en Andorra, y decenas, a la larga con infinitas deudas impagadas, y ningún activo. La financiera, usura en grado superlativo, consistía en prestar dinero firmándose letras (un documento casi sustituido hoy en día por el pagaré), y descontadas en un banco a un precio menor dejaban beneficios. Un bufete, un empleado de banca con poder para descontar, y un juez para las inevitables reclamaciones, denuncias y contradenuncias por la ruina del cliente, amenazar con la cárcel o usarla, obligando a firmar los bienes residuo para la “financiera” en contra de otros acreedores, cerraba el círculo. A Odena le costó el patrimonio familiar y la cárcel, firmando garantías la madre. Y si los impagados se lo…..

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