XXX. JUICIO A LA CORRUPCIÓN EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.
Rafael del Barco Carreras
Sesión del 19-01-10. Tras una semana se reanuda el juicio. Me comentan que la presidente ha sufrido una pulmonía, y en honor a la verdad, confieso que se le nota. La declaración de Josep Borrell se pospone. Esperaba se repitiera el follón de cámaras por la inútil presencia de Lluís Prenafeta, consiguiendo que la Prensa se interesara por un juicio que refleja, más que cualquier otro celebrado en Barcelona, el grado de degeneración alcanzado desde el restablecimiento de la llamada Democracia en las finanzas y política local, sin olvidar la de la propia Justicia y Fiscalía. Lo oído hasta el momento abarca a todas las instituciones locales y sin genero de duda pone los cimientos de la GRAN BURBUJA INMOBILIARIA Y FINANCIERA, la mayor de las CRISIS sufridas por España.
Diría que a nadie le interesan temas y juicio más allá de unas fotografías por el futbolero José Luis Núñez, o el acabado pero multimillonario en negro Javier de la Rosa, cuyo aspecto físico y temblor de manos despierta en mí más compasión que satisfacción de afectado por su desmesurada o enfermiza ambición con total amoralidad, suya y de todo su entorno.
Los testigos programados aumentarán mi desilusión de simple oyente, no habrá sorpresas o anécdotas más allá de la retórica, o como interrumpió la presidente “tendencia a la dialéctica” de Francisco Javier Martínez Hornero, jefe de la Inspección de Delito Fiscal.
Se inicia Miguel Ángel Molina, inspector de Hacienda, testigo pedido por la defensa de Álvaro Pernas. Poco a recordar más allá de la capacidad contable y la entrega al trabajo del acusado. Despachos conjuntos, le oía a diario. Es obvio que no oiría sobre sus muchos negocios, sociedades e inversiones. Por lo demás ningún corrupto da tres cuartos al pregonero, y secretarias y compañeros, cual cornudos, se enteran los últimos, ¡si no participan! Aunque viene a cuento recordar que por la magnitud abarcada con la asociación e intervención del juez Pascual Estevill, en conjunto la corrupción en Hacienda era sabida por el TODO BARCELONA, y sin duda por los que estábamos encarcelados en la Primera galería de La Modelo. Sobre las inspecciones a John Rosillo, Kepro-DIAGONAL MAR entre los años 95-96, no recordaba si el inspeccionado ya había dimitido de administrador de las sociedades inspeccionadas. No más preguntas.
La más extensa declaración de Francisco Javier Martínez, abogado y jefe, permite más consideraciones si se utiliza su dialéctica, ignoro si beneficiosas para el acusado en cuanto al Tribunal, pero a mi criterio muy malas para Hacienda.
Citado a instancia de la defensa del jefe provincial de inspección José María Huguet, y del acusado inspector Roger Bergua (hubo un pequeño fallo de guión por si se le citaba por la defensa de Francisco Colomar del Grupo Ibusa) entre la cascada dialéctica interrumpida por la presidente, advirtiendo al abogado que concretara sus preguntas, soltó lo único importante de su declaración, la aplicación de la Ley de Peter en el nombramiento de jefes en Hacienda, y por tanto la plasmación del AMIGISMO o amigocracia. Bergua era tan buen inspector que producida una vacante de jefatura aconsejó al jefe Huguet su nombramiento. No me cabe duda que Huguet aceptó en cumplimiento de otro de los preceptos de la Ley de Peter, el nuevo jefe no significaría peligro para el modo de entender las inspecciones y el negocio paralelo montado. Suprimo “supuestos” porque las cuentas en Suiza ya se condenaron CON DEVOLVER EL DINERO en uno de los juicios de KIO contra Javier de la Rosa, y a Alvaro Pernas por “levantamiento de bienes”.
Una sesión corta donde dejó constancia que su labor era INSTRUIR NO LIQUIDAR y aconsejar sobre los aspectos jurídicos a los jefes de inspección. Se defendió bien aunque nadie le acusara.
Añado referencias de “Barcelona, 30 años de corrupción” en www.lagrancorrupcion.blogspot.com como el restaurante TALAYA, donde participan los corruptos inspectores de Hacienda, su club de inversiones en Bolsa, la adhesión al Bufete Cuatrecasas (el mayor de Barcelona) del también citado inspector-jefe José Luis Prada Larrea, pospuesta su declaración, al igual a la del citado Ernesto Aguiar, ex Delegado de Hacienda, ascendido por Borrell a Madrid, socio de Huguet, y del trío de esquiadores Borrell-Huguet-Aguiar.
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La “Unidad de Estudios Económicos” de la inspección de Hacienda en Barcelona derivó al “Club Financiero”, para inversiones en Bolsa, donde la mujer de Borrel invirtió el detalle de “un millón de pesetas”, (amarga inversión, al igual otros documentos anteriores, contratos con la administración siendo funcionario, vieron la luz en la separación matrimonial), culminando, para goce gastronómico, en el espectacular restaurante con gran visión sobre el Puerto Olímpico. Una inversión de puro recreo de varios centenares de millones.
Que yo sepa el lujosísimo restaurante sin relación con la casa de putas, masajes, que alguno de sus amigos montaron para su deleite en la Calle Tuset, atragantada por las exigencias de una madame cubana “sin papeles”. Primero les endulzó la vida con las blanquísimas rusas y preciosas morenas sudamericanas, sin faltar la cocaína, para al final amargarles las juergas con refinado chantaje. Iniciar a catecúmenos en el arte de los sentidos, follar hasta el disparate con las primeras rayas de coca de su vida, entusiasma, y más a los atrapados por el tedio de sus empleos y la parquedad de sus sueldos, y si en principio es gratis, pagan los amigos, ¡la gloria!. Uno de los profesionales se asoció más para conquistar principiantes con recién cargo, o aburrida existencia, que para sí. Y antes o después una buena cena y bailoteo en Up & Down. Tan caro que para la próxima experiencia el “favor” debe materializarse. Una sola noche se traga un sueldo mensual.
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…finca familiar sin embargar ni un triste porcentaje de su retiro. Casi dinamitan el País pero sus derechos funcionariales sagrados. Frente a los derechos y deberes de los demás, desnudos ante los hábiles ordenadores, la casta dirigente, permeable y absorbiendo a los osados, ofrece un pequeño sacrificio a los dioses de la Modernidad, pero sin ceder un palmo de su poder, ni la mínima voluntad de corregir el camino. El dinero sigue engordando y distribuyéndose no a tenor de la productividad, inventiva, riesgo y trabajo, sino a la cercanía del poder. Nadie discutiría el derecho de Félix González Ortiz, en excedencia, ex Jefe de la Inspección de la Agencia Tributaría en Barcelona en los años cruciales de 86 al 93, y del 96 al 97, a prestar sus servicios o asociarse a un Gran Bufete, o de José Luis Prada Larrea, en el Bufete Cuatrecasas, de los primeros en el ranking, o de Ángel Blesa con bufete propio. ¿Llamarían por teléfono a los mismos a los que abrieron expedientes con la sombra de la cárcel?, ¡lógico, fuera de toda duda! ¿para qué les contrataban o asociaban?, ¿encubrían las pocas causas penales en curso por delito fiscal, y cuánto de las pendientes?. Los Bufetes fichaban bien a los cuasi corruptos “en excedencia”, y no por sus conocimientos académicos (cum laude los hay abundantes) sino por sus “amigos de dentro”.
Otra noticia simpática. La sentencia del Juzgado de lo Penal nº. 4, el Juzgado cuyo titular en 1980 Su Señoría Ezequiel Miranda de Dios. En la Sentencia 101 de 1999 el progresista juez titular entre otras consideraciones razonaba, “los informes de la Policía parecen redactados por la desaparecida Brigada Político-Social del Franquismo”.
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