DE LA BARCELONA BURGUESA…
a la del cierre del UP & DOWN
Rafael del Barco Carreras
Vivo en el ENSANCHE, el de Gaudí y las filigranas del Modernismo, fruto del concepto que del dinero tenía una gente que no se distinguían por su humanismo (causa del furibundo anarquismo que acabó a manos de Franco con sus italianos tanques y aviones alemanes) pero creando tanta maravilla que se perdona el sudor y sangre. Y si a mis paseos añado la última ciudad, se nota más o menos el dinero de sus promotores y arquitectos pero poco o nulo ARTE, olvidando por supuesto los cochambrosos barrios de Porcioles. Máxime unos periodísticos y académicos diseños con Premios de Arquitectura que pasados veinte o treinta años son poco más que una pifia provocando indiferencia, sin ni siquiera apabullar como las inmensas moles de hormigón, cristal y aluminio de tantas ciudades del mundo en expansión, y sin ningún turista fotografiando.
Tras esta consideración por las colas en La Pedrera, Can Batlló o la Sagrada Familia, y la noticia en las teles locales del cierre del Up & Down, se me ocurre que la última etapa barcelonesa, la del posfranquismo, el pujolismo y socialismo, la resumiría el recuerdo de ese local. Iniciado por Ignacio Ribó (mal recuerdo para mí), de la gran saga de los RIBÓ, elevado a la exquisitez por Oriol Regás de Bocaccio, guía de la autobautizada “gauche divine” de la Calle Tuset de los 60 (sin que una Tele 5 consolidara su divinidad), comprado y sublimado por Javier de la Rosa (de peor memoria), con presencia hasta que un airado acreedor le agarró de la solapa. Después se diluiría entre jugadores del Barça, tipo Maradona o Ronaldiño, enlazando sus glamurosas cenas con los macroputiclubs de Castelldefels. Coca, mucha, cualquier mula de mis conocidos en La Modelo fardaba de gran narco alternando en el Opendaum. Hubo una fugaz temporada de ex ricos reciclados con narcos gallegos, y hasta camareros detenidos. Y tras una barata pero impactante decoración de claroscuros con camareros de esmoquin blanco, unida a los pijos del triángulo Diagonal, Pedralbes Sarriá y San Gervasio, se cubría a mafiosos sudamericanos y del Este, moros adinerados, y profesionales de la fantasía. La jet, lo “in” y la porquería. Tan lejano del Rigat de los estraperlistas de la Plaza de Cataluña o las Tardes de Bernard Hilda en el Hotel Ritz de los 40, como aquella España y la actual.
El gerente, nuevo por sus 27 años, se extraña que CATALANA-OCCIDENTE no le renueve el contrato de inquilinato a pesar de ofrecerle el doble de alquiler…
Es de alabar el gusto de la compañía de seguros, porque aunque a los profesionales del desmadre todo les parece normal, y que todo el mundo “toma”, aun rige la cordura en amplios sectores de la población.
Los nacionalistas se empeñan en Historias barridas completamente por los últimos cincuenta años, y digo cincuenta porque el desarrollismo franquista y su heredera la seudodemocracia han arrasado al igual que Almanzor piedra a piedra la ciudad…
No hay comentarios:
Publicar un comentario