viernes, 4 de mayo de 2012

2ª PARTE, CAP. 9 de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, ed. 2006. BANCO GARRIGA NOGUÉS, KIO, GRAN TIBIDABO, 1984-1995.

Rafael del Barco Carreras

Barcelona 4-05-2012. Tras el artículo anterior sobre la CatalunyaCaixa de Narcís Serra, con unas posibles pérdidas que superan en mucho sumadas todas las quiebras en Barcelona de los últimos 30 años, incluidas las bancarias, aquellos 90,  y la mayor suspensión de pagos hasta entonces en España, el KIO de De la Rosa, repito, es infantil.

Pero tienen varias similitudes. En primer lugar para la Prensa todo un jardín de rosas  (ingeniería financiera y oasis catalán) hasta que las evidencias destapan un pozo negro de porquería. Otra,  la interrelación entre las clases político-financieras, que los siempre torticeros periodistas madrileños bautizan como “sociovergencia”. Y  más parecidos, en KIO pagando los kuwaitíes se enriquecieron un buen número de político-financieros, y en CatalunyaCaixa y sus inmobiliarias, más de lo mismo, pero multiplicando las cifras… y pagando España ¡si puede!, porque presumo que ni un posible “pacto fiscal” muy favorable para Cataluña pudiera amortizar el estropicio, además colocado al Estado a través de la compra del 90% del capital. ¡Una genial e inmensa chorizada!

Y quizá por todo consuelo dentro de veinte años asomarán en juicios (Caso Hacienda de Barcelona y varios más) miles de millones de euros por Suiza… prescritos o pactados con Fiscalía.

Más los daños directos o colaterales arruinando a pequeños empresarios, que acabamos en prisión… sin pactos posibles… o siquiera fianza.





SEGUNDA PARTE
Banco Garriga Nogués
KIO
Gran Tibidabo
1984-1995






Si la bolsa española baja en el 91 a un mínimo histórico (los escándalos afectan) no así la mundial recalentada al socaire de los bombardeos en Irak, subiendo el petróleo, y mostrando el espectáculo de la guerra en directo la inigualable potencia militar de EEUU. El 17 de enero de 1992, se acaba la aventura del panarabismo de Saddam Hussein, y en España, donde les bailan a los kuwaitíes no menos de 3.000 millones de dólares, no se le esconde a nadie que pasarán cuentas. Ni buscando bajo las alfombras, ni interviniendo la Corte de Londres, embargarán. Entre manos, obsoletas fábricas, carne de quiebra. ¡Menudo Javier y su Bufete Piqué!. De los quinientos millonarios según Fortune a “insolvente de mayor nivel del mundo”. Veinticinco años le avalaban.

 De defensor del pueblo kuwaití, rasgándose las vestiduras ante la invasión, con campañas de prensa a página entera, a ser perseguido por su Califa y los Al Sabbat, que para su suerte la vejez del propio Califa y los infinitos problemas internos de posguerra rellenados de petrodólares harán que la insignificancia de la pérdida española pase a segundo término. Encima la Justicia española les hará perder la paciencia. 

Su guerra y la mala administración de los nuevos kuwaitíes serían según declaraciones directas del “genio” la causa de las mayores suspensiones de pagos de toda la historia de España. 300, 400 mil millones, y no menos de 100.000 en subvenciones y créditos de ICO, Instituto de Crédito Oficial, y las inversiones directas en petrodólares, según los árabes otros 500.000 millones. El desmadre total. 

Una de las operaciones significativas, definiendo las prisas por liquidar lo liquidable antes que los Al Sabbat pasen cuentas, es la venta de ERTOIL, una refinería, a GMH, dicen de la ELF francesa, pagándose con un talón de 36.500 millones de pesetas enviado a nombre de ERCROS al Banco de España Barcelona para su abono al Banco de Santander. Los franceses no verán las llaves de la planta, se cierra la carambola de camuflaje, comprándola CEPSA, con Escámez de Presidente. Por si fuera poco la filial Erquimia vende dos saltos de agua a FECSA, y Electrometalúrgica del Ebro por 4.500 millones también a la eléctrica catalana. Los kuwaitíes no encontrarán activos ni dinero. Una operación que traerá cola porque en una parte del proceso firma ante notario quién será Ministro de Aznar, Joseph Piqué, y entonces Director en ERCROS. ¿Sería ministro por esa firma, o por presidente del grupo cuando los kuwaitíes tomen las riendas del despojo?. ¿Qué otro currículum para un ministerio?. Aznar debería gobernar en su primera victoria, como los socialistas en la última legislatura, con los 20 diputados de Pujol, y alguien en Madrid además de Roca, que dimitiría y montaría un bufete superando en efectivos al de Piqué Vidal, debía defender los diferentes frentes de centenares de miles de millones, que nadie pensaba pagar, y quien mejor que Joseph Piqué ex del Servicio de Estudios de la CAIXA, de la Generalitad, y empleado de De la Rosa, ¿o de Pujol, versus Piqué Vidal?. Un político sin afiliación y una vez ministro se afilia al Partido Popular. A la larga demostrará una excelente escuela zafándose de sus iniciales maestros y escalando por sí mismo, ¿o ese papel interpretó?. A tener en cuenta que en ese Club nadie asciende de no estar amarrado y sujeto no por besos mafiosos ni misteriosos ritos masónicos sino por casos concretos que le obligan y aseguran su entrega incondicional. Y obedecen o la escandalosa denuncia pública y al juzgado. Su entrega, silencio y obediencia es la norma. 

ERTOIL, otra ficción, la bolita trilera, cuando se saldan activos, en plena ocupación, desaparecido el “propietario”, y repartiéndose los saldos con transferencias a Suiza, redistribuidos por Prado y Colón de Carvajal o Sarasola, y otros. Esos 36.500 millones, vienen de “fuera”, de una filial de la ELF, publican, una intermediaria disfrazando la operación. Los millones oficiales pudieron no existir, o ser el doble, bailando entre paraísos fiscales. Industria, Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores, Hacienda a la que nunca paga De la Rosa, indispensables para operaciones de esa envergadura, autorizan en pura corrupción. La refinería está catalogada de “valor estratégico”. Los socialistas “enemigos” acérrimos de Javier, pretendiendo sustituirle en KIO, se vuelven tan amigos, en sintonía a los de Barcelona con Narsís Serra. Serra en su máximo poder de Vicepresidente del Gobierno seguirá sin mover un dedo contra los De la Rosa, padre e hijo. Durante la guerra los saldos en los paraísos fiscales suman cifras astronómicas, uno de los intermediarios, Prado y Colón de Carvajal, amigo y embajador real, 10.000 millones de pesetas, que desaparecerán y nunca se sabrá porqué se le pagaron ni a quien pago él. Trabajaban a destajo, y en el maremagnum un primo De la Rosa en Nueva York chivándose, y de rebote acusado de aprovecharse del río revuelto. Las tan criticadas repúblicas bananeras, niños de teta.

Una gozada vivir la Barcelona del 91. Con las Olimpiadas en puertas el efectivo corre a paletadas. Se han detenido los petrodólares, pero se compensan de sobras. Las desastrosas entradas a la ciudad se convierten en autovías, y los turistas conectarán con las noches barcelonesas. Millones de nórdicos, franceses e italianos comprobarán el buen precio de los porros y esnifadas en las discotecas, ofrecidas por las calles, y una tableta se dobla en París. Los barceloneses ya no acudían a Perpiñán o Le Boulou a correrse sus juergas, y lo devenido a los dieciséis años de muerto el Dictador sin parangón en ningún país europeo. Una juerga continua, sin horario. Prostitución, diversión y drogas atraían y suplantaban el sol y la paella. Y al pastel de rica miel se dirigirán millones de individuos de todos los países.
Me cegó la brillantez del momento y la propuesta de otro industrial de repetir con su empresa la fórmula de los pagarés. El fax y el perfeccionamiento de las redes informáticas imponiéndose en todas las agencias bancarias truncarían el intento. El lugar e incógnito me atrajeron. Y caí. Antonio de la Rosa, no caería, pero conmigo interviniendo los teléfonos de la familia y donde acudían habitualmente, el 20 de enero de 1992 entraba de nuevo en La Modelo. 

Otra Modelo, con unos mil quinientos individuos, comedores y duchas, limpieza, y abundantes funcionarios, criminólogos, sicólogos, educadores y asistentes sociales. A los cincuenta y dos años, el final, ni fondos para afrontar una larga temporada en prisión. Mi ánimo aguantaría, y al día siguiente del “periodo”, mi temor a la tercera galería para reincidentes no conflictivos se desvanecía destinado a la primera, la sexta de la etapa anterior, para primerizos y destinos, comenzando a trabajar en el economato de la Cuarta. Ignoro si el “destino” era un premio o una venganza de Don Jesús, jubilados Navarro y Don Daniel, inclinándome que la buena voluntad del funcionario premiaba mi labor en el 82. 

Iniciarme en un destino aislado del patio y galería, con la ventaja de notorias ganancias, muy notorias en el lugar, era comenzar mejor que en el 80. Sin embargo no se me ocultó que el tope en “destinos de confianza” del 82 ni de lejos se daría. El gran inconveniente además del trabajo, muchísimo, setecientos cafés cada mañana, y continua venta de artículos, constituía la clientela. Amenazarme de muerte por la simple invitación de un café, o intentar romper el cristal antibalas, eran las menores muestras del follón diario. Pronto se paliaron amenazas, tenía amigos de antaño, entre otros, Camacho y Baret, hijo, a quien lo del millón por la cabeza paterna le hizo reír, tras invitarle a varios cafés. El pobre Pedro no tardaría en morir por sobredosis. 

Si en el interior el ambiente se mostraba propicio tanto entre compañeros o los viejos funcionarios, pasadas las cancelas, por lo visto Pilar Pato, entre apariciones y bajas por depresión, existía, y sus amigos conocedores de la estafa al Banco Guipuzcoano. Mal asunto. Si con su gran amiga, la Tina del bar Modelo, ya no se hablaban, no así con gente de los mandos, adictos a la astilla o al intercambio de favores. 

Los cambios incluían al tráfico de drogas. Los cientos de funcionarios y ni el revestido metálico de los patios, convertidos en jaulas, se mostraban eficaces. Quien quisiera drogarse, y tuviera dinero, abastecido. Y se blanqueaba entre el economato de la tercera y uno de los bares de enfrente. Se entregaba en el bar y lo recibía el preso a través de la ventanilla del economato, o a la inversa la familia o asociados. Para la nómina de talleres o destinos, el “banco peculio”. Tan antiguo y eficaz sistema de compensación competía con el del “ayudante” del pagador. Y por si faltara alguien, los de “obras”. O funcionarios, el “vis a vis”. Talleres. La droga lo abarcaba todo. 

Entretener las madrugadas con las informaciones de la COPE sobre las mil y una corrupciones y de entre ellas las piruetas de Javier, o leer la prensa a diario, me ocupaba gran parte del tiempo libre. Sin comidas del exterior. Todo el ambiente difería del año 80. Funcionarias. Nuevas enfermerías atendiendo a diario largas colas. Una por galería, y la general ejerciendo de hospital. Por suerte mi salud de hierro me libraría de médicos. La medicación, sedantes, tan común como un porro. Habría ocasión para comprobar que la salud mental de los presos difería en mucho peor. Menos masificación, y más angustioso el ambiente y el trato.
Si los tres años anteriores llené parte de mi tiempo metido entre los hierros del camastro escribiendo simples novelas, tiradas por varios rincones, dedicarme a mis experiencias y vivencias con los De la Rosa, explayándome con la información recibida, doble entretenimiento. La escritura y los recuerdos ligando citas ordenando y redescubriendo lo vivido y leído. Por de pronto De la Rosa coceaba, insinuante, cartuchos de fogueo. Más efectistas las campañas de sus “beneficiarios”, desacreditándole. Ya antes del hundimiento total de las empresas KIO, ejercitaba su experiencia en culpabilizar, sin detenerse ante las más altas instancias del Estado. No encontraba a otros Del Barco y Serena. Su eficiente servicio de información con generales y coroneles incluidos, policías de alta graduación, y corruptos temblando, proporcionaban las teas para crear verdaderas cortinas de humo.

Cambio 16 abanderaba la campaña anti De la Rosa, frente a Baratech de la Vanguardia, o Cacho, insistiendo en las culpas ajenas. A los kuwaitíes se añadían simples inversores en bolsa, acreedores y decenas de miles de trabajadores, y silencio desde el Gobierno sobre las subvenciones y créditos “blandos” del ICO. El “nos han estafado”, o de “juzgado de guardia”, de López de Letona cuando el Garriga, se repetía. Cualquiera leyendo las operaciones de miles de millones con transferencias de o a los paraísos fiscales, donde opacas y falsas cuentas de los bancos españoles esfumaban los saldos, se preguntaría porqué no se habían reingresado en las empresas las ventas de activos, o donde se abonaron los grandes paquetes de acciones bancarias y las docenas de miles de millones exportados a Suiza durante la ocupación de Kuwait. De nuevo como gato panza arriba. Desde amparar al pobre pueblo kuwaití, financiar un lobby en Norteamérica para inclinar la voluntad de Bush contra Saddam Hussein y liberar Kuwait, o culpa de los corruptos socialistas e ineptos moros llegados de Londres. Frente al Ideal Gotarda cada noche tres o cuatro coches negros con guardaespaldas, fotocopias de las películas americanas. 

Por el momento se salvaba Gran Tibidabo y poco se hablaba del Bufete Piqué Vidal. Los nombres de sus ejecutivos de última hornada tomaban relieve. Javier Vega de Seoane, presidente de ERCROS, Manuel Guasch, Alfredo Fraile, Prado, Jorge Núñez, consejero delegado de Torras, y otros. “Las espinas de la Rosa hieren a media España”, rezaba un titular de Cambio 16. ¿Porque no titular, los 10, 100, y 500.000 ptlos. de la rosa?, haciendo hincapié en los diez mil millones del Consorcio, achacados al padre por mil doscientos millones. Y así planteé mi próximo entretenimiento, Clavell, sería De la Rosa, Piqueras Vidalet, Piqué Vidal, y Luis Bailón, Pascual Estevill, con Pujol, tal cual, y como novedad el aviso sobre la próxima estafa, Gran Tibidabo.

Las ventajas de un aceptable empleo y la distracción de la alucinante escalada del fin de Javier de la Rosa no me zafaban de los otros tres compañeros de celda. Uno Manolo, trabajaba conmigo, bien, pero Silvestre, luchaba contra otra escalada, a sus veintidós años el SIDA le tenía en muletas, puro esqueleto, y con voluntad de alterar la convivencia. El cuarto, un peruano de la “banda de los peruanos” (atracos en la autopista), ni su nombre sabíamos, siempre callado, extrañísimo compañero de celda. Si Manolo y el peruano, una bendición, Silvestre acumulaba todas las maldiciones imaginables. Mentiroso, ladrón, peleón, además de consciente y sumido en la continua angustia de su irremediable próxima muerte. En uno de sus continuos hurtos a la una de la mañana sorprendido por Manolo, le ataca con la muleta y le abre la cabeza. Total, los cuatro al pasillo, y de entrada una sonora hostia al peruano por parte de un funcionario. Se aclararon los incidentes, y apartaron a Silvestre. Destinado a una granja se escapó estrellándose con un coche robado. Detenido y a la enfermería, no tardaría en morir. Aun le oigo; “si éramos unos chavales en Bellvitge y no sabíamos lo que era la mierda de la heroína”, y me hablaba de su barrio que tan bien conocía desde su creación por intervenir en la compraventa de unos módulos comerciales y tener durante años una tienda de muebles. Me irritaba los domingos, su madre siempre en la lista de visitas, y él negándose si no le había ingresado en peculio. Un cabronazo. Manolo tampoco acabaría bien, el bazuco (inhalación de droga) le podía.



  1. Javier de la Rosa - Wikipedia, la enciclopedia libre 

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