martes, 24 de abril de 2012

1ª PARTE, CAP. 22 de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, ed. 2006, Consorcio de la Zona Franca, Piqué Advocats Associats, 1975-1984

Rafael del Barco Carreras

Barcelona 24-04-2012. Condenado al tiempo pasado en prisión POR ENCUBRIR y conocer la ilegal procedencia de los dineros de Antonio de la Rosa Vázquez. Ignoro que divina inspiración o “íntima convicción” condujo a sus señorías a dictar la para mí incomprensible sentencia. Nadie, ¡y he tenido varios socios! cuenta la procedencia de su dinero, y menos un abogado del Estado. Y en cuanto a encubrir a un huido, que se paseaba por Barcelona, padre de uno de los financieros más célebres de la ciudad, que resultaría su estafador y "repartidor"  más refinado, tampoco parece muy creible.     


Cap.22 - La sentencia. Condena dos años, diez meses,
veintiocho días, el tiempo preventivo. Por conocer la
procedencia del dinero de Antonio de la Rosa.
Pag. 105





PRIMERA PARTE
Consorcio de la Zona Franca
Piqué Advocats Associats
1975-1984

22


Repetiré el escrito para “El Triangle”, verano del 2005. No publicado.

LA SENTENCIA
El Juicio. Tres días de infame preguión que no aclaraba nada más que del Consorcio, dirigentes o empleados, no me conocía nadie. Natural. El Tribunal no me inspiraba ninguna tranquilidad, aun ignorando lo que después de veinte años conozco sobre ellos. De hecho ya me condenaron reteniéndome tres años en prisión. Me condenarían a los doce años. Lo tenía tan asumido que todo mi esfuerzo se centraba en convencer a Pilar Pato, jefa del Servicio Técnico de La Modelo, para quien ejercía de ordenanza... y desde luego la tenía perfectamente “convencida” para un “tercer grado”.

Los excelentísimos, Don José Luis Barrera Cogollos, actual presidente de la Audiencia, Don Adolfo Fernández Oubiña, colaborando en el Bufete Piqué Vidal, y Don Alfonso Hernández Pardo, Presidente de la Audiencia, autonombrado para este solo caso y juicio, un buen trío...

Un abogado con cuarenta años de ejercicio afirma que nunca se encontró ante la tesitura de pagar a un juez, o que éste se ofreciera. Como la mayoría, un hombre decente. Es poco probable que se muestren tan descaradamente. La mecánica es muy otra. Alrededor de cada poder se crea una corte, entre profesionales o arribistas, y por ósmosis se amalgaman ambiciones. Un buen y efectivo corrupto o tiene su red de bufetes, o un bufete su red de corruptos en Judicatura. “Ese abogado que me dices...no llegaría a millonario ejerciendo la abogacía...ni siquiera montaría un gran bufete...”. Sin adentrarnos en las debilidades humanas con niveles de dominio sobre quien ejerce poder. Innecesario el beso siciliano, con “entregas circunstanciales” nos encontramos desde juezas que demoran el caso Estevill porque no tiene espacio en sus estanterías, Remei Bona, o el célebre Miguel Moreiras que durante cinco años no encuentra delitos en De la Rosa, a quienes esperan impacientes un buen caso debidamente canalizado para “pegar el pelotazo” que le arregle de por vida su economía.

Y son tantos los casos no ya de simple corrupción, desidia y hasta excentricidades, que el CGPJ anunció hace un par de años la creación de un departamento de evaluación siquiátrica. El Poder no solamente corrompe, altera las neuronas, y en España proviene de la impunidad del fondo de los siglos y las pequeñas reformas legales no han incidido más allá de imponer cierta prudencia y cortar los usos contra los derechos humanos más elementales. Valoración de las pruebas, segunda instancia, la Fiscalía dependiente de la Ley y el Estado, independiente del Gobierno de turno, oral sobre escrito, con el juego de la eternización, control democrático, ni Sala Soberana ni poder personal, el juez o técnico en Derecho un arbitro nunca una estrella. Hablar de jurado, aun mixto, levanta ampollas. Todo el mundo civilizado está en un error, los países más civilizados circulan contra dirección. La Justicia ha de seguir perteneciendo a los profesionales, sin intromisiones.

La Audiencia barcelonesa, dirigida con puño de hierro franquista por su Excelencia Alfonso Hernández Pardo, que lo mismo aparece con boina, que en el Ritz celebrando el Premio Planeta con su mujer luciendo pedruscos y acompañados por Estevill, acumulaba todo un historial, olvidándonos el franquismo en el que merecería un Nurenberg. Cosechó los fracasos de los célebres casos Bultó, de la Cros SA, y Joaquin Viola Sauret, ex alcalde de Barcelona, o el incendio con muertes del cabaret La Escala, cerrándose a las denuncias de tortura con que la Policía obtenía confesiones, demostrando ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo la terrible perversión y absurdo de una Justicia con pruebas arbitrarias y la mecánica del Sistema ajustado por siglos al albedrío de sus funcionarios, solo responsables ante el Poder de la eterna Dictadura. Testigos profesionales esperando sentados en el pasillo las mil pesetas y los secretarios extrayendo las cinco mil del escrito. Los jueces boquiabiertos por las sentencias del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Juicios nulos después de años de cárcel. Atónitos, pero sin inmutarse. Ellos como los de Hitler cumplían con la Ley. La aplicaban por sus santos cojones, el Espíritu Santo, y el totalitarismo del desacato. ¿Cuántos aplicaron la Ley de Vagos y Maleantes, la Peligrosidad Social, a simples maricas?. Se impuso el mínimo de que no juzga quien ordena la prisión o la ratifica en recurso, y se limita la prisión preventiva que otorgaba al simple Juez de Instrucción cárcel sin límite, y que se RAZONARA el auto de prisión. Un país donde hasta entonces en ningún tiempo NADIE PREVARICÓ. Todos los casos descalificarían cuando no condenarían a todo el Sistema. Y los jueces revolcados por Estrasburgo siguieron en su machito y escalando en la nefasta pirámide funcionarial. La Justicia, sus funcionarios, consuman linchamientos encabezados por la Policía, u otros funcionarios, al dictado de algarabías bien orquestadas.
Alguien, quizá el mismo Bufete, ante las masivas denuncias a Estrasburgo, Tribunal de Derechos Humanos, vinculantes sus sentencias, decidió condenarnos a Serena y a mi a lo pasado en prisión. Ningún tribunal que evaluara las pruebas por las que se nos encarceló nos condenaría, y menos revisando todo el proceso.

Sabíamos la procedencia ilícita de los dineros de De la Rosa, ¿porqué lo sabíamos?, por las declaraciones de dos señoritas y un chofer del Consorcio afirmando éramos íntimos. “Una intimidad” prefabricada. Y cabe repetir el informe de la Brigada Regional de la Policía Judicial del 31-10-80; “....pese a la multitud de personas con las que se ha hablado, no se ha encontrado ninguna prueba, o siquiera indicio....”. Si nos soltaban no habría recurso, ni denuncia a Estrasburgo, la ONU aun tardaría muchos años en condenar a España por no cumplir sus compromisos en cuanto a la “Carta de los Derechos Humanos” y la obligación de la segunda instancia, pero como contestaría el nefasto Manuel Jiménez de Parga presidente del Constitucional, el dictamen y condena de la ONU no vinculaba a la soberana España. ¿Para qué se firman en teoría grandes acuerdos internacionales si ni de lejos se cumplen ni piensan cumplirse?. Ningún tribunal de Derechos Humanos aceptaría, primero que la misma Sala condenara antes del juicio (“contaminada” sentenciaron en infinidad de casos) ratificando la prisión de los detenidos, después los nombramientos “especiales”, y encima probando lo que no se podía probar porque no existió, “yo no conocía la procedencia del dinero de Antonio de la Rosa”, ni siquiera a él cuando se cometió el desfalco, como hubiera demostrado si en lugar de achacarme antecedentes policiales, dos pequeños talones devueltos en 1977, que se hubieran pagado inmerso en una autoría o encubrimiento de diez mil millones, hubieran investigado sin sobornos, o defendido con decencia. Nadie de los miles de mangantes del Viejo Régimen, o del nuevo, pregonan la procedencia de su dinero, y muy común que abogados del Estado, Notarios, Jueces, Registradores de la Propiedad, Inspectores de Hacienda, y demás caterva, fueran ricos o riquísimos con fincas o yates.

Para redactar la condena bastaría una reunión en el Bufete Piqué Vidal, él por los De la Rosa, ausente jurídicamente el padre y salvados los hijos, aunque posibles asistentes, si nos atenemos a lo declarado por Odena, otra víctima de los mismos delincuentes, según la denuncia del abogado Obregón en 1991, el magistrado Adolfo Fernández Oubiña, habitual en el Bufete, por la Sala juzgadora, y demás defensores “amiguísimos”, con la acusación representada por Rafael Jiménez de Parga. Después de redactada, buen ágape en el Vía Véneto, y a media tarde a la Coctelería Ideal Gotarda...todo pagado por Javier de la Rosa... léase por el Banco Garriga...las señoritas... cada uno la suya... Y esta fantasía tiene toda su tétrica realidad si nos atenemos también a las declaraciones de un fiscal que atribuía al bufete Piqué macroatestados policiales presentados por Estafas a los juzgados. Hubieran podido crear más perversidad, la hubo en infinidad de casos, con abundantes torturas, pero su conciencia impune les dictaba el suficiente. Celebrarían el desfalco más limpio de la historia de España hasta el momento, un año después lo multiplicaban por diez con la quiebra del Banco Garriga Nogués, de la que también exonerado De la Rosa con un arbitraje cuyos “jueces” Juan Piqué Vidal, Rafael Jiménez de Parga y Pérez Escolar, un hombre de Mario Conde entonces, y juez en el franquismo. A Piqué le gustaba actuar de componedor, hasta que en el 92 la sociedad ETIC le pide 175 millones por un arbitraje cuando se demuestra que además era actor por abogados interpuestos y hasta quien “audita las cuentas” Audiec, está presidida por Francisco de Quinto, perteneciente al Bufete.

Cuando a los cinco días de los tres del juicio, con la extraña presencia del despedido Pascual Estevill enfundado en negro, con inaudita rapidez redactando ochenta páginas de sentencia (cien abogados en el Bufete dan mucho de sí trabajando a destajo) se me abrieron las puertas de la prisión...esperando la condena a doce años pedidos... le dije a Ana que directos a Madrid...alejarme de Barcelona.
Ya libre no recurriría al Supremo, un simple recurso ratificando la sentencia como ajustada a derecho, donde el “queda probado” de la Soberana Sala “auto de fe” incuestionable, y que encima ya había desaparecido la documentación en un recurso, o al Constitucional que decidió sobre los nombramientos especiales con un galimatías leguleyo.

El sábado siguiente en Informe Semanal, el programa de más audiencia entonces, nos dedicaron un apartado. Me vi esposado entrando a la Sala. Desde entonces no me plantearía jamás pesimismos absolutos. La relatividad de los caprichos y perversiones humanas no dictaría mi vida, y por el momento solo había un problema, mi destrozada economía, mis negocios endeudados y perdiendo dinero, la losa familiar, y un juicio pendiente de mis promociones inmobiliarias. De plantearme un tercer grado, negociado, a luchar por la “vida”. Y a mis cuarenta y tres años lejos de sentirme derrotado, alguien debía pagar el destrozo. La banca... lanzándome a ello...tres maravillosos años en Madrid, resarciéndome, aunque lo pagara caro.

Ese escrito, para un artículo de página entera, se queda tan corto que debo continuar escribiendo pero sin amontonar tanto de que pensar sobre tan singulares personajes. Hace unos días leí que Informe Semanal repasaría la Historia de España desde la muerte de Franco. Versiones, y más versiones, ¿y la verdad sobre tanto individuo machacado?.

En la sentencia no utilizaron la “Íntima Convicción”, tan socorrida antaño. Dieron por probado que sabíamos la procedencia ilícita del dinero. Sería por “Íntima Convicción”, inducida, porque pruebas, que alguien de mediana decencia aceptara en un juicio justo, ninguna. En su prurito democrático ya no utilizaron lo de “Falsedad Ideológica” usado por el Juez de Instrucción. ¿A cuantos condenaron inmersos en la filosofía fascista de la Justicia por Íntima Convicción y Falsedad Ideológica?. Dignos sucesores de la Inquisición. Y la condena cumplida antes de ser juzgado, y por tanto antes de dictarse la sentencia. Y uno de los jueces, Barrera Cogollos, en sus blasones alardearía de su lucha por los Derechos Humanos bajo el Franquismo. Lo encontraremos más adelante.

Leer el artículo 741 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal pone los pelos de punta; “El mínimo de actividad probatoria sobre las que montar sus conclusiones, haciendo uso de la SOBERANIA que le asiste para su apreciación en CONCIENCIA…”. Tan abstracto como la Cábala y la Saria. Cuanta arbitrariedad se daría que el Tribunal Constitucional en el 303/93 sentenció, “Tiene necesariamente que operar como freno ante el riesgo derivado de un desmedido arbitrio judicial, si la Íntima Convicción tuviera su raíz en meras valoraciones subjetivas sin los indispensables y suficientes apoyos que la abonasen”. Figurarse a jueces como Pascual manejar esa abstracción produce escalofríos. ¡Pascual parte de una SOBERANÍA!. ¡Unos SOBERANOS que no solo reinan sino que gobiernan la vida y hacienda de sus súbditos!. Por suerte para el Sistema esos súbditos ignoran su existencia, desmedido poder y mala conciencia, hasta que les arrollan. Si su Excelencia Hernández Pardo actuaba en el 80 como si la Constitución no existiera, en el 2000 tampoco parecen claros los conceptos de sus “excelencias”, aunque más bien los errados somos las víctimas por creernos los cuentos de hadas y el Belén.













Los talones del Consorcio a nombres falsos se ingresaban en el Banco Garriga Nogués dirigido por Javier de la Rosa. 



Recurso al TRIBUNAL CONSTITUCIONAL donde se cita un informe policial sobre el conocimiento de la procedencia del dinero. 

Barcelona

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