Rafael del Barco Carreras
¿Qué sucede cuando se cuenta una historia donde unos dirigentes de Derecha e Izquierda se han llevado miles de millones y quien la pretende contar es un condenado por encubrir al que acusan de principal culpable que no aparecerá nunca? Muy simple, que el condenado, yo mismo, después de apercibido de la corrupción total de las clases dirigentes de su ciudad, sufrirá, al recurrir a la autollamada “prensa libre”, la desilusión de su propia ingenuidad.
Años acumulando pruebas y referencias irrefutables hasta que una revista socialistilla, El Triangle, en su particular batalla contra Pujol, me invita a una serie de artículos, y me defenestra por la deriva de lo publicado. 2004 y 5, aprovechando el descafeinado juicio de los por desgracia mis ex abogados Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill. Premisa indiscutible, Serra y Maragall son tabú, y Pujol retirado y vencido. Sin embargo las hazañas de Javier de la Rosa son imposibles sin involucrarlos a TODOS. Cientos de miles de millones. Ese tema ya no interesa a nadie, se me dice, que es lo mismo que a sus patrocinadores no les interesa. Los amos de la Ciudad se empeñan y casi lo consiguen…lo que cuento “no existió”.
Existió y existe, por mucho que subvencionen incluso al insignificante Triangle. Piqué Vidal, condenado a siete años por extorsión al por mayor con el “paga o te pudres en la cárcel”, e inculpado en la Audiencia Nacional por blanqueo del gran narcotráfico, ya despacha en el último piso, la sección de “penal” de su gran bufete en Diagonal 612 (50 profesionales en nómina), sección a la que los nuevos colaboradores temen incorporarse. Porque al parecer el negocio va viento en popa y contrata nuevos licenciados. Un carterista, de vigilante en el metro en horas punta, cumpliendo el obligado empleo para el tercer grado sección abierta. Con dos escasos años (que en principio fueron dos escandalosos meses), a la calle, al tiempo que su ex cliente, yo, tres años preventivo por “encubrir”, ¡qué país! En la Gran Corrupción, el bos o capo no puede faltar, y menos en momentos de gran crisis. A su edad, con casi 50 años “repartiendo” por los juzgados, es indispensable. Juzgados, cajas y las cloacas de Barcelona, su feudo. Unos temblando y otros se frotan las manos. La carroña de las crisis, su alimento natural, ¡fortunas a la vista! Buitres sin escrúpulos. Si toda España conoce entradas, salidas y grados del Muñoz de Marbella y Pantoja, en Barcelona silencio total para quienes los delitos son infinitamente más graves que los del famoso alcalde. Los Medios no informan, contra informan creando cortinas de humo. Simpáticos ante la crisis con la boda de la Duquesa o la fabricada tontería del Libro de la Reina. Unos genios los propagandistas periodistas inventando números para el circo.
Sufrí de nuevo el vacío, iniciándome con cortos comentarios en Internet, y tropezando en la misma piedra que en el Triangle. 2007, Pilar Rahola publica en su blog mis comentarios al artículo “Lo sabía toda Barcelona”, y de nuevo descubren que las acusaciones del tal y desconocido Del Barco abarcan a esa “toda Barcelona”. Un delincuente, mentiroso, paranoico y vengativo, al que además se ha de investigar. Matar al mensajero. Años antes casi de verdad. Y alguien me sigue e investiga, descubriendo desilusionados que todo está publicado en www.lagrancorrupcion.com
Confesaré que esta vez advertida mi ingenuidad mesuré los “nombres”, pero la Rahola y su director de blog descubrieron el juego. Borraron mis comentarios, y yo di con el único medio posible, INTERNET.
Hace un año, buena acogida, con gente a lo Luis Toribio de Legitimidad que me proporciona gratis la web, revistiéndose de paciencia para que pueda expresarme. Pero el al parecer infinito campo es también un fantasmagórico lugar donde se pulula vestido, desnudo o disfrazado de lo que sea. Libertad total. Pero tampoco, pura apariencia. Vulgarizando, con más trampas que una película de chinos.
Un tortuoso laberinto descubrir la trastienda de la llamada libertad de prensa y expresión en los infinitos periódicos, webs y blogs. Todos enarbolan la misma bandera, pero al poco que se comente u opine “fuera de contexto” te tachan de extremista de derechas o izquierdas, o el recurrido delincuente sin credibilidad con recua de insultos. Los tabú se imponen, y en la red se esconden y medran desde la delincuencia pura y dura a angélicos predicadores.
Y si antes de Internet los escasos periódicos monopolio de la información y creadores de la “opinión pública” tiraban las cartas o entrevistas a la papelera, ahora, parecido. El dominio por los Grandes Medios de las primeras páginas de referencias arrincona y convierte en inútiles a los medios digitales y supuestamente libres. Pero el placer de solitario nadador contracorriente es inmenso… tanto como en general inútil… y peligroso…
Total, me encanta Internet…y seguiré contra viento y marea…
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