Rafael del Barco Carreras
Can Brians con la Roca mostraban las grandes realizaciones del pujolismo en cuanto a las traspasadas competencias penitenciarias de Madrid a Cataluña. Hoteles de cinco estrellas. Pero heredando no solo la filosofía penitenciaria de los siglos de dictadura funcionarial española sino la eterna corrupción, visible en el edificio, y a diario. Inaugurado unos cuatro años antes. De entrada, magnífico, dos por celda, amplios patios, comedores y salas para todo tipo de recreos y actividades, duchas limpias, cocinas y ofis de gran hotel, pero con trampa incluida.
Tras mis cortas estancias en Gerona (inocente) y Madrid (condena de seis años, recurrida al Supremo, y en libertad con fianza), el juicio de Barcelona. Condena de siete años por “falsificación y estafa”, sin recurso puesto que con poco más de otro año (lo que tardaría un inútil recurso) pudiera cumplirla. La defensa del célebre Francés Jufresa, que tan buena sentencia conseguiría a su cliente De la Rosa, tres años por los 30.000 millones de Gran Tibidabo, muy aguada, negativa. En su primera y última visita tras el juicio me comunicó la buena noticia de “cuatro años”, seguido por la fría ducha del agente judicial comunicando siete. Desde entonces me juré jamás contratar “abogados célebres”, mejor de “oficio”, pues el acierto de la sentencia absolutoria en Gerona lo atribuí a la intervención del abogado de otro acusado.
La situación penitenciaria muy complicada, pues si la jueza de Sabadell alegaba el juicio de Gerona como nueva causa (una urbanización de los primeros 70), denegando la libertad con fianza, la sicóloga de Gerona argumentaba sobre un complejo futuro penitenciario, y sin considerar mi excelente expediente, siempre trabajando y redimiendo, sin “partes” ni sanción y alguna “nota meritoria”, cambiándome al peor módulo. Al contrario en Carabanchel donde de entrada destinado a la Galería de “gente normal”. El matiz para quien por desgracia haya sufrido las cárceles es de capital importancia. Gerona, con mucho la peor del recorrido, a pesar del pequeño detalle del cocinero (contratado) consiguiendo aceptable rendimiento a su labor. Por no haber, ni gente y casos “interesantes”, para distraer el agobiante minúsculo patio, o apuntar para mis escritos. Los más curiosos, los detenidos en Lloret por narcotráfico con una cueva dotada de raíles y furgonetas para el desembarco. Su capacidad de miles de kilos reforzaba mi vieja idea que Cataluña y España se hallaba a la cabeza de Europa en el narcotráfico. El número de detenidos por drogas me hacía suponer que la nómina del sector sería equiparable a la de los grandes de la economía legal, sosteniendo además una infinidad de negocios tapadera.
Y si Gerona un verdadero atentado al equilibrio mental, los dos meses en Carabanchel para el juicio de mis “letras” del 83 al 86, un sedante, exceptuando el viaje metido en un autobús para presos; unos cajones “containers metálicos” para dos y noche en Zaragoza. Madrid, un ambiente cargado de historias de gran voltaje. Por primera vez oí hablar del Juez Moreiras de la Audiencia Nacional, que por corresponder a su juzgado los grandes casos económicos de nivel nacional, o por abarcar varias provincias, dominaban el patio de la Quinta donde me destinaron. No parecía suceder como en la Primera y Geriatría de la Modelo, pero también se repartían las libertades con fianza en asuntos más complejos que el mío en cuanto a cantidad, antecedentes y número de causas. Sin duda la Jueza de Sabadell se cebó conmigo, en definitiva solo encarcelado preventivo por un caso de “falsedad y estafa” de unas ridículas 180 millones de pesetas, la mayoría metidas en un proceso fabril con unos 200 obreros y pérdidas de no menos de 20 millones al mes. Ateniéndome a mis experiencias debía decidir que no le daba la gana la concesión, y al igual que en el 80 con el Juez Especial, nunca me citó. En Madrid, condena a seis años, pero recurriendo al Supremo seguiría en libertad por esa causa, y si antes de la condena argumento para no conceder la fianza, después de la condena lo fue con otra jueza para denegarme los permisos. Hablar de agravios comparativos, figura inexistente en nuestro ordenamiento jurídico, sería en mi caso suave, pues la repetición de arbitrariedades no solo fue continua sino hasta a mi entender de pura prevaricación. La feminidad, que invadía juzgados y causas, no me beneficiaba.
Miguel Moreiras, dueño y señor de la Quinta de Carabanchel, tenía más relación con Pascual Estevill y Piqué Vidal de lo que por entonces yo pudiera imaginar. Sospechosamente varios multimillonarios, como el Director General de Banesto, pasarían por prisión de un día a varios al estilo Pascual Estevill. El caso del IVA (cientos de medianas y grandes empresas con facturas falsas) muy explotado por Pascual y Piqué en Barcelona, pasada la competencia a la Audiencia Nacional se diluyó con unas liquidaciones supletorias. Todo un rosario de falsedades y estafas, por miles de millones al Estado y a los propios socios o dueños de empresas mermando liquidaciones por IVA y beneficios, acabó en solo multimillonarias ganancias por extorsión. Me encontraba pues, al igual que en la Modelo, sufriendo la concesión de fianzas, y denegada para mi. Una copia del Caso Seguros Sociales de los 80, libertad para cuarenta y denegada para los del “Consorcio”. Arbitrariedad y dinero.
Si el Grupo KIO suspendería pagos en diciembre de 1992, la mayor de las “quiebras” de la convulsa historia financiera de España, por la prensa no parecía que De la Rosa tuviera graves problemas. Jordi Pujol repetía lo de “empresario modelo”, y los medios le defendían sin recato, y no solo defenderlo sino paleando millones y fotos con Gran Tibidabo, el futuro Port Aventura. Y si añadía el poder demostrado por Pascual Estevill y Piqué Vidal, mi futuro no podía ser halagüeño. Corría por las editoriales mi original “Los 10, 100, 500.000 millones de ptlos. de la Rosa”, anunciando la futura estafa de Port Aventura. Y promocionada por Antonio Asensio del Grupo Z, antes íntimo de De la Rosa. Su acogida inicial, y total silencio después, inquietó mis primeros meses en BRIANS. A la alegría de las pequeñas liquidaciones de venta se añadiría las negativas de permisos posibles reglamentariamente.
Pero BRIANS merece más descripción que mis desgracias. La cárcel de cinco estrellas según la prensa y el Régimen era la antítesis de la franquista Modelo. De hecho era un Penal, para cumplimiento de condenas. El concepto de cárcel para preventivos o penados impone de entrada toda una filosofía de vida, en definitiva más retórica que práctica puesto que si en la de preventivos la incógnita del futuro tras el juicio presuponía un modo de entender la situación del supuesto delincuente, una vez condenado el futuro seguía tan incógnito como antes. La frase, en la cárcel se sabe cuando se entra y nunca cuando se sale, valía en las dos clases de prisión. Pero de entrada dos por celda, con televisión, todo nuevo y limpio, prometía. Siempre con ánimo crítico observé las manchas de salitre en las paredes de ladrillo rojo o grietas en paredes y pavimentos, demostrando los malos materiales de construcción, y peor, la poca o nula presión de agua en las duchas. A la larga me cercioré que la gran inversión tenía tantas deficiencias que allí se habían enriquecido varios y seguían enriqueciéndose. Amigos de Pujol no solo en la construcción y hasta la “seguridad”, copiada decían de las cárceles israelitas (presupuesto de un viejo amigo judío de la familia Pujol). Pero lo peor de la corrupción resultaría la “comida” servida por un “catering” creado a propósito. “Bon Servei”, rezaba la empresa de un militante de CIU, y desde el primer día me percaté que aquello “acabaría” mal. Poca comida, deficiente y fría. Mucho peor que en la Modelo donde seguían el tradicional sistema de “cocina” propia, a la que habían añadido unos “cocineros” externos. Inútil la inmensa y reluciente cocina de acero inoxidable y más inútiles las perfectas y carísimas instalaciones de calentado en los ofis de los grandes y amplios comedores de cada módulo.
La primera mala noticia. Destinado al Módulo 4, para largas condenas. Similar a Gerona pero sin explicaciones. A mis nuevos compañeros, conocidos en La Modelo, les parecía extraño que con solo una condena de siete años me destinaran a ese Módulo, máxime, siendo uno de los enchufados en Economatos. La suerte no me puso delante a ninguno de los que me amenazaban de muerte por no invitarles a un café cuando despachaba en la Cuarta. El matiz más grave de ese módulo, con rehabilitaciones o no, a largo plazo lo mismo les daba un “mullau” (muerto) que veinte por lo que sus premisas de convivencia contenían giros peligrosos. La mayoría arrastraban viejas querellas en la Modelo, y el miedo al “primer grado” o programa de extrema peligrosidad pudiera frenar comportamientos, pero en la práctica reyertas, drogadicción y descabellados planes eran más o menos continuos. La Cuarta de la Modelo, pero más pausado, menos tensión por más espacio. Un marginal condenado a muchas decenas de años, o sea, a tope, no era el mejor de los compañeros posible, pero de inmediato demostró buena convivencia. El preocupante tema de los programas a largo plazo para el mejor de los cumplimientos, traducido en “reinserción y rehabilitación”, tomaba un cuerpo que no cuadraba con el tiempo en que yo podía cumplir. Una inicial preocupación.
Por de pronto, 250 individuos no agobiaban tanto como cien en Gerona, por lo que unos dos o tres meses los recuerdo de entrega total a mis escritos sin más incidencia que prepararme y estudiar las posibilidades para terminar lo antes posible la condena a siete años que con el año y medio cumplido y aportando a la Sala un auto del Juez de Vigilancia Penitenciaria que me aplicaba las redenciones por trabajo desde 1980 a 1983, un año y cuatro meses. Su inclusión en la “liquidación de condena”, pudiera, contando con los ¾ de condicional y más trabajos y “cursos”, cumplirse en poco más de un año. Esta exposición sirvió para pasar del módulo 4 para largas condenas al dos más “normal”. La noticia de que la Sala denegaba la compensación de días pendientes a mi favor ennegrecía la cuenta, por lo que solo cabía conseguir un “destino” de máximas redenciones, enfermería el más beneficioso, y de entre las varias actividades las mejor valoradas. Había que actuar con diligencia, en dos años podría salir en condicional. Desde el primer momento capté que un “tercer grado” sería imposible. La inicial catalogación en “segundo grado” a revisarse pasado un mínimo de seis meses dejaba poco margen a esa posibilidad, y además ennegrecía la posible condicional, puesto que el “tercer grado” requisito indispensable. Cabía solo redimir, y como los año y medio pasados en prisión preventiva más las redenciones ordinarias y extraordinarias sumaban ya el cuarto necesario para solicitar permisos, a ello debería aplicarme.
En el Módulo 2, el mejor de los ambientes posibles, asentados compañeros de la Primera de la Modelo, de inmediato conseguí trabajo y actividades. Todas las horas de día, ocupadísimo. Enfermería, teatro, clases, de alumno y maestro, pintura, limpieza, aunque la única interesante, la posible escritura por cuenta propia, a pesar de ya un libro en el mercado, parecía de imposible obtención. Continuará.
de k koño sirven las carceles si dentro de ellas hay mas corrupcion y trejemaeje de drogas k en la puta calle.no vayas de listo conseller de la justicia por k lo unico k haceis es cortarles la libertad de expresion a los presos. mi cuñado ha fallecido hoy por culpa de la mala gestion administrativa de este puto gobierno.de los k se hacen llamar jueces y lo unico k son unos chaketeros k se venden a cualkier precio. k precio tiene la cabeza de un interno de can brians 2?
ResponderEliminares una verguenza de la manera que se esta llevando brians 2 los funcionarios la malloria corruptos ,t penalizan cuando les sale d los mismos y sin respeto alguno umillan ,y d la mitad seguro que la consejera montserrat turo esta al corriente, por otrasi se sancionan que menos que por lo menos dejen al interno llamar a la familia ,y mas si se sabe k tiene algun familiar enfermo los funcionarios tendrian que estar en el pellejo de algunos presos sabrian de la manera que se sienten ,
ResponderEliminartengo a mi pareja en brians 2 segun la jueza turo no tendria que estar ay por ser una condena pequeña y por ser de trafico es injusto d todas maneras lo k se dice d los sicologos y asistentas son todo mentiras suelen engañar para que los presos se callen ahoraque solo le quedavan 27 dias le meten 1 penalizacion cuando en 9 meses no a tenido ni 1 solo problema
ResponderEliminaroershuanonimo... La justicia es mas injusta y los juecespoco entienden de leyes cuando te estan diciendo que no hay suficientes pruebas y meyan a una persona en la carcel como un perro y encima te digan que esa persona no puede dejala libre cuando a estado libre 6 años y no habido problemas con el solo por ser buena persona .Maldita justicia .Los ricos que roban y hay estan con dinero lo pagan todo
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