Desde
pasando por DON PISO
Rafael del Barco Carreras
El nombre tenía gracia aunque fuera un refrito del DON ALGODÓN de mucho antes. Que su dueño optara al BARÇA, era lógico, la entidad pasaría de los textileros a los inmobiliarios, para acabar en “abogados”. Ante mi pesimismo, un contento conocido se incomodó cuando me contaba sus inicios en una oficina Don Piso, a la par que me proponía porcentajes en negro si le proporcionaba clientes.
Lo de “franquicia” lo entendí menos. Ya no es que fuera un resentido del mundo inmobiliario es que no entendía el concepto. Por los 70 tuve un equipo de vendedores y no me los imaginaba en torno a una oficina pagando un porcentaje por la “filosofía del negocio”. Pero lo de Fincas Corral olía peor.
La primera de las sorpresas, el marido de la titular era el delegado de
Y si no se vendía, el negocio consistía en presentar la “certificación de obra” y abonada en cuenta. Eso, y vender a treinta años, a gente que ni podían pagar el plazo mensual, una aberración para un ex alumno del Instituto Bancario de los 60, cuando la banca prestaba máximo a tres meses, descuento comercial bancario, pues su pasivo, dinero de los clientes, exigible a la vista. Aunque recolocaran las artificiosas hipotecas en mercados financieros que no controlaban la filosofía de tan peculiares operaciones, aquello estallaría, sin duda.
La venta de DON PISO a HABITAT un anticipo de lo que se avecinaba, y la especulación en bolsa con INMOBILIARIA COLONIAL SA, más de lo mismo pero con BILLONES de pesetas. Dos operaciones que de por si demostraban que los capitanes y oficiales de aquellos grandes transatlánticos arriaban botes sin avisar a la tripulación, ni menos pasaje, que la nave tenía una gran vía de agua y se hundía sin remedio. Como cualquier timador especialista en PIRÁMIDE sabe, cuando ya no capta dinero, debe cerrar el chiringuito, y desaparecer.
La oficina donde mi conocido se inició ha cerrado. Al final de la burbuja tenía tres pisos y un local. Los hay que tienen más de tres pisos, hipotecados claro, y solo los gastos mensuales, sin amortización, suponen una carga imposible. Un sueño roto, peor los que dan por perdido lo pagado por sus propias viviendas, soñando que un milagro, o las promesas de Zapatero, les solucione los pagos mensuales acumulados. Y antes de iniciar su carrera de reciclado a inmobiliario hasta se hizo API.
Y de vuelta de todo, recordé SOFICO, y los cientos de pequeños promotores inmobiliarios arruinados por furibundos barbudos y sus gestoras de Ayuntamientos. Aquel joven arquitecto de la Diputación (Comisión Provincial de Urbanismo) que me trató poco menos que de delincuente al pedirle la recalificación de una de mis urbanizaciones aprobada por un ayuntamiento. Un ecologista (otra nueva religión) espetándome que el bosque reconquistaría su espacio. Contestarle la barbaridad de que cuando el Mundo tuviera 30 o 40 mil millones de habitantes todo el globo terráqueo sería una gran bola de asfalto, cemento, hormigón, cristal y aluminio, rompió la inútil entrevista. El antifranquismo tras muerto Franco, un barbudo de sus funcionarios señalándome como la demoníaca expresión del Régimen. O la multipropiedad, la gran estafa sindical de la PSV, y de nuevo lo mismo multiplicado por diez, veinte o treinta… pasados treinta y cinco años, y todo igual… ayuntamientos recalificando, costa y montañas llenas de casas, con Leyes del Suelo, las Comisiones Provinciales de Urbanismo, el obligado aval bancario, el siempre presente API garantizador… la fortaleza de las nuevas inmobiliarias… todo igual… pero más grande, más nefasto… franquistas, socialistas, pujolistas… la pela… la estafa…
Mireu http://salvemcanricart.blogspot.com.es/2011/05/que-ha-passat-en-diagonal-mar.html
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