CORRUPCIÓN EN LA PRENSA DE BARCELONA.
¿Cómo consigue JAVIER DE LA ROSA MARTÍ, vicepresidente ejecutivo y director general del Banco Garriga Nogués que no se le cite en NINGÚN MEDIO por el caso CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA, 1980, imponiendo SU VERDAD?. Y su maquiavélica verdad se esparció profusamente, habían pervertido a su padre y su triunfante hijo no debía pagar los pecados paternos. Una campaña intensa sin que su nombre se citara, y fabricando a unos culpables a los que consiguió que condenaran.
Intervienen, su amigo y financiado Antonio Asensio, dueño de Interviú y El Periódico, más revistas porno, y su vecino y amigo Godó, La Vanguardia (con masiva publicidad del banco), y la financiación total del Noticiero Universal, sede y órgano de los de UCD de Suárez (dos mil millones de las pesetas de los 80, impagadas, y en cuya rotativa se inició El Periódico, y “prestaba sus servicios” mi funesto abogado Pascual Estevill, dato conocido por mí veinte años después), formando su completa coraza.
Si en los tres grandes de la prensa barcelonesa, silencio total, el tema se inicia en el Tele Exprés. El recientemente fallecido Presidente del Colegio de Periodistas, José M. Huertas Clavería (convertido en mito por Maragall y Pujol en sus declaraciones en el entierro), en el Tele Exprés de Sebastián Auger, publicó en 1977 una pequeña nota sobre el excesivo crédito al Consorcio, cortándole en seco el jefe: “¿De quién es el talón que recibes a final de mes?…del Banco Garriga Nogués… pues a callar”. Tres años antes de que estallara el caso, y que yo conociera a Antonio de la Rosa, ni menos a su nefasto hijo al que conocí diez años después, alguien informaba a la prensa. Lo cuenta una biografía de Javier de la Rosa, en 1995, escrita por un director de La Vanguardia, Roger Jiménez i Monclús, citando a su compañero Huertas Clavería, pero con un pequeño detalle que me afecta, 15 años después, cuando el financiero ya está abatido y ni regala créditos ni contrata publicidad. Y hasta la cita es maliciosa, pues Huertas Clavería dice que él “intentó publicar un comentario sobre la estafa de la Zona Franca”, cuando debería decir que se inició con un comentario, pero tuvo que callarse durante quince años, hasta subirse al carro de los llamemos “enemigos de De la Rosa”.
Del gran desfalco a un Ente Público la gran prensa barcelonesa no publicó nada a su debido tiempo. Tres años después de la pequeña nota del Tele Exprés, Cambio 16, 18-11-79, descubre desde Madrid, lo que la gente “bien” y “bien informada” de Barcelona, sabían perfectamente: Antonio de la Rosa Vázquez, abogado del Estado, capitán, condecorado de guerra, de Hacienda, secretario del Consorcio, hombre destacado del Movimiento, y padre de Javier (al que no citan), se había fugado, hacía meses, dejando un pozo sin fondo en el Consorcio de la Zona Franca. Pero en la primicia y descubrimiento se nota una mano negra culpando a “unos financieros de dudosa reputación”. Fuga también de fantasía, pues de los 20 años de fugado y en “busca y captura” (en cuyas listas no apareció), se pasó casi todos entre Barcelona y Cadaqués (o jugando a la ruleta en Le Boulou), e interviniendo en los “negocios del hijo” según una denuncia del abogado Carlos Obregón de 1991, muriendo en Barcelona 25 años después a los 87 años (la muerte de verdad, porque antes de la prescripción de sus delitos su hijo anunció que había muerto en París, y la prensa lo publicó, una vez más haciéndole el juego, porque si hubieran detenido al padre y repetido el juicio del Consorcio, se hubiera precipitado el fin del gran financiero). Y entre esos financieros de Cambio 16, ni estaba Javier, ni lo estuvo nunca en ninguna prensa, y si se lee el sumario, la presencia del Banco es total, y cooperador necesario para el desfalco, tanto, que desde la denuncia siempre supuse que la autoría correspondía más al hijo que al padre, y así lo hice ver al juez instructor Miranda de Dios (inquilino de Piqué Vidal). Y aquel Cambio 16, cita a José Martí Gómez, investigador y fuente del reportaje (que indiscutiblemente no consultó el sumario, o peor, lo consultó y calló, y ni menos me preguntó). Un célebre periodista de La Vanguardia (que no publicó nada) investiga para otros, y que también en el futuro se añadirá confesando que “intentó publicar en su momento las tropelías de Antonio de la Rosa en el Consorcio de la Zona Franca y de la Barcelona nocturna”. Ni contó de “esa noche barcelonesa” que parecía conocer, ni menos de los despachos de abogados y banqueros donde se urdió el Consorcio y una infinidad de desfalcos, corrupciones, y la “tropelía” más corriente “extorsionar” o blanquear. Un detalle, desde el 75 en que bancos y cajas conceden créditos al Consorcio, hasta diez mil millones, la mayoría de talones a cargo de esos créditos se ingresan en el Banco Garriga, muchos nominativos a nombres falsos. Confirmado por la sentencia. ¡Y así se escribe la Historia!, ese río de dinero, muy importante en un momento de grave crisis financiera, elevó al joven Javier de la Rosa, empleado de banca (de la que no tenía ni idea, demostrado por sus chapuzas), al Olimpo de los grandes financieros de España, y acabó machacando la vida y hacienda de tres individuos que poco tenían que ver.
Pero si La Vanguardia se calla beneficiándose de páginas enteras de publicidad del Banco, masivas por los 80, además de créditos, el Grupo Z, Antonio Asensio, no solo se calla sobre Javier sino que carga contra mí haciéndome administrador de Alianza Financiera SA, que suspende pagos ese año, en la que nunca fui ni accionista, consejero o administrador, ni siquiera empleado, y para rematarme publica, a varias páginas enteras, mis problemas en unas grandes urbanizaciones sin relación con el Consorcio, una noticia a destiempo, pasados cinco años del tema, y aunque mal, se solucionaban los entuertos, con sentencia en firme de mi inocencia en el año 1993. Y no se detuvieron en inventos empresariales, incluyeron en las hemerotecas que pervertimos a Antonio de la Rosa (santo varón según sus empleados, unos 270 para cobrar y “administrar” los 180 recibos mensuales de alquileres del Consorcio), hasta tal punto que en todas las biografías de su hijo Javier, decenas de años después, aparece su invento. Nunca participé en ninguna orgía con Antonio de la Rosa, y menos le pervertí, lo he repetido hasta la saciedad, pero ahí está en sus hemerotecas, divino dogma inspirando a los “escritores” sobre el tema “Javier”, todos celebrados periodistas más interesados en esconder la participación en las estafas de los miembros de su “partido”, cargando unos en Pujol, y otros en los del PP, o franquistas, que averiguar la verdad del cómo se pueden esfumar tantos cientos de miles de millones a través de un completo intervencionismo estatal.
En otros engendros editoriales me hacían administrador del propio Consorcio (El Correo Catalán del 25-26 de diciembre de 1981, cita según noticia del Avuí), donde nunca puse los pies, o de banquero a vendedor de coches, o tendero de muebles, testaferro, o secretario de Antonio de la Rosa, y me condenaron por “encubridor”. La acusación a instancias de la policía era de “cerebro” del desfalco, aunque otra Brigada en fecha 31-10-80, tras seis meses de prisión, escribe al juzgado: “En cuanto al conocimiento que los procesados Fernando Serena Marcaray y Rafael del Banco Carreras pudieran tener de la procedencia real del dinero que Antonio de la Rosa Vázquez gastaba e invertía en tan elevadas cuantías, pese a la multitud de personas con las que se ha hablado, no se ha encontrado ninguna prueba, o siquiera indicio a favor o en contra…”. Informe que TAMPOCO se publicó (y cuya “tan elevadas cuantías” era una nimiedad para lo manejado por los De la Rosa). Nunca nadie me preguntó, y cuando intenté que rectificaran, aun peor. Baratech, de la Vanguardia, Poch Soler del Noticiero, Vidal-Folch, del Periódico, Sansegundo de Cambio 16, etc. Todos cargando contra mí.
Conseguí que Javier de la Rosa declarara ante el Juez el día 16-1-81, y ni una triste reseña en la prensa, a pesar de que el “juez especial”, José Álvarez Martínez, dictaría “…y dada la indiscutible relación ya directa o indirecta de dicho testigo…”, “relación” de la que se libró. Y tanto crean las hemerotecas la vida ciudadana que años después citan su primera presencia judicial por el caso SIRSA, 1987, a instancia del abogado Carlos Obregón, al que le costó caro, y también inútil (caso ligado al de la quiebra en 1981 por DOCE MIL MILLONES de la Compañía de Desarrollo y Financiación S.A., domiciliada en el Bufete Piqué Vidal, por la que se condenó a Carlos Odena, aplicando parecidos medios y jueces que a los “del Consorcio”, pero sin prensa, el bufete y Javier de la Rosa eran tabú). Pero Javier no actuaba solo y por libre, las obras de Agromán del Grupo Banesto, y los pagos en negro a bancos y cajas, Caixa, Banesto, Hispano y Central (una entidad oficial pagaba, declarado en el sumario, un porcentaje en negro sobre los créditos concedidos, ¿para quién?), contuvieron el escándalo, añadidos decenas de funcionarios públicos implicados por activa o pasiva, y los muy beneficiados “socialistas” (exprimiendo a Javier y su Banco) de después de la denuncia. Si del Consorcio desaparecieron un mínimo de 10.000 millones, en el Banco Garriga 100.000, y en KIO 500.000, más los “pequeños agujeros”, Gran Tibidabo 30.000, subvenciones y créditos oficiales, Crédito y Caución, avales impagados a los socialistas de Serra y Maragall, ventas a la Generalitat doblando el precio, quiebras dirigidas desde el “bufete”, tipo SIRSA, COMINSER y Compañía de Desarrollo y Financiación SA, las especiales Torres KIO, las insondables cuentas de Port Aventura, chantajes, blanqueos, etc. etc… ¡Hubo para comprar prensa…y mucho más!. Y por mi sociedad Gestora de Servicios SA, solo pasaron 80 millones, totalmente justificados, por ingresos de talones de Antonio de la Rosa, personales y por compras reales.
Al artículo de Cambio 16 de fecha 18-11-79, sin continuación, sigue el Diario de Barcelona 7-5-80, publicando a doble página central, firmado por Ángel Pérez Jiménez. “…ni los litros de tinta impresa que se han utilizado hasta ahora para contar a los barceloneses el turbio asunto del Consorcio de la Zona Franca, han arrojado luz sobre el tema. Si acaso una lucecita nada más. Porque en la monumental estafa dada a conocer a principios de año hay un “vacío” de ocho mil millones de pesetas. Ocho mil millones que nadie sabe donde están ni para que han servido, pero que una vez salieron de las arcas del Consorcio de la Zona Franca, que se nutren en parte del dinero del Ayuntamiento… hemos sido estafados como chinos y hasta ahora nadie ha explicado cómo, cuándo y por quién. Porque Bruna y De la Rosa han sido empapelados por 1.200 millones de pesetas. Pero del Consorcio han volado 10.000 millones. ¿Qué pasa con el resto?”. Y, muy curioso, el Diario de Barcelona, tampoco seguirá en su búsqueda de la VERDAD. Si los grandes de la prensa sabían la verdad, en los pequeños se jugó con el miedo, el Bufete Piqué Vidal se hartó de amenazar con querellas. El “plata o plomo” colombiano actuó con profusión.
El propio EL PERIÓDICO en un alarde de información en primera y toda página, con uno de sus grandes titulares “Otros mil millones se han esfumado en la Zona Franca”, director Antonio Franco Estadella, y firmado por Xavier Vidal-Folch, el 10 de Julio de 1980, a diez días del ingreso en prisión de los “financieros de dudosa reputación”, y para los lectores los del “Consorcio” (vociferado en las Cortes por Ana Balletbó, procuradora socialista y futura consejera de Televisión Española, jactándose de justicia contra la corrupción franquista), informa de más irregularidades que la de los denunciados “terrenos inexistentes” por 1.200 millones. Publica se dobló el valor de las construcciones o los terrenos existentes, y de “gestionados casi siempre por personas ajenas al mismo, a excepción del secretario general y del interventor” (un interventor al que nadie nombra ni denunció), y de que “la gestión financiera estuvo caracterizada por actuaciones presumiblemente corruptas pues se han detectado pagos por comisiones de colocación y por gestión de créditos que no se consideran normales” (refiriéndose entre otros al pago a la CAIXA de 600 millones declarado por el propio Consorcio al juzgado). Cabría preguntarles a tan ahora célebres periodistas, con Franco dirigiendo programas en la televisión del Ayuntamiento (un empleo en compensación por su despido de director en El Periódico, sustituido por un Nadal, hermano del Consellé de la Generalitat), quienes eran “esas personas ajenas” porque los “en prisión” no fueron. Tanto el Ayuntamiento como la gran prensa, sin citarlo, ablandan a Javier de la Rosa, ¡más dinero!. Y la noticia señala como fuente la denegada en el Sumario “Auditoría de Hacienda sobre la Zona Franca”, donde después supe que ni se me cita, y por lo visto entregaron a la prensa pero no al juzgado.
Un esbozo de cómo afectó la prensa mi vida, y sentó el gran futuro de Javier de la Rosa, enriqueciendo a todos los que callaron y ensalzaron al “empresario modelo”, que se permitió el lujo de tener a sueldo al gran Baratech de La Vanguardia, que a la vez tenía de “asesor jurídico” a Rafael Jiménez de Parga, abogado del Ayuntamiento en el Caso Consorcio (actualmente acusado de extorsionar con Pascual Estevill)…o financiar a fondo perdido una revista de gran formato para afianzar su versión “oficial”, editada por el ex socio de Asensio, José Ilario Font, MAGAZIN, que durará las semanas suficientes para sentar cátedra, con detalladas declaraciones de SERRA Y MARAGALL, y “habitual” sin nombrar al ya muy célebre financiero, al hijo Javier de la Rosa, ni menos mis declaraciones al juzgado. Y tanta mella y dinero dejó en la prensa Javier, que en el 2004, cuando por concesión de Jaime Reixach (un especialista “antipujol” iniciado en el periodismo en el Diario de Barcelona de entonces) escribo gratuitamente en el semanario EL TRIANGLE diecisiete artículos sobre el tema, se cortan con la grosera actitud de un río de ofensas injustificadas. En una conversación con su nueva directora, 2005, Carmen Alcalde, que de entrada dice ni saber de que le hablo, después me promete seguir publicando, y por fin, ni se pone al teléfono cuando me intereso precisamente por este artículo. La explicación la encuentro por casualidad al transcribir para un libro los artículos de MAGAZIN, y entre los títulos su nombre por colaboradora de la revista. Pasados veinticinco años, y mintiendo. ¡Lo que consiguen las subvenciones del recién President de la Generalitat Maragall!. Quien actuara de delegado del Ayuntamiento en el “Nuevo Consorcio” no permitiría que su víctima escribiera sobre uno de los turbios asuntos de su vida de funcionario, y que mejor que subvencionar la pequeña revista propiedad de un “correligionario”, agobiada por las deudas, y ya de paso, otra irregularidad, la subvencionará como si se tratara de un diario cuando es un semanal. Un negocio, la Prensa, que se nutre de subvenciones, publicidad y créditos, nunca, no solo puede ser objetivo, sino que actuará siempre a corriente de sus “intereses”. El Dinero por encima de la Verdad.
Pero al igual sus “oponentes ideológicos” EL MUNDO, Félix Martínez, autor de una de las biografías del ex juez Luis Pascual Estevill, donde en lo que a mi se refiere, simplemente miente, y no solo en un dato, que Pascual Estevill me defendió en el juicio, cuando ya hacía unos meses le había despedido, sino con los mismos tópicos publicados veinticinco años antes. Al igual que la legión de periodistas que han escrito sobre Javier, o Pascual y tantos, refiriéndose a la “historia del padre”, nunca consultaron el sumario, e insisto, ni a mí, fantaseando con lo oído esparcido por “los mismos”. Y en este caso, otro añadido, según el libro, denuncié a Javier diez años después, cuando me cansé en 1980 (gran parte de mis desgracias futuras se debieron a ello) de denunciarlo ante el juez, oral y por escrito. Yo no era, ni mucho menos, un hombre de los “de la Rosa y su club, o banda”, como él afirma. Me cita, no me recibe, y ni se disculpa, un guardia de seguridad me despide un tanto airado. Vilipendiado, al igual cuando Televisión Española nos dedicó parte del Informe Semanal, después del juicio. Esposado, uno de los del “CONSORCIO”, y condenado a los tres años pasados en prisión. Se había hecho Justicia.
Estaba más que acostumbrado a silencios y desaires, ya en 1994 cuando escribí y edité a mi cargo una novela con nombres supuestos y distribuida por una distribuidora ligada al Grupo Z (a suponer por un enfado de Antonio Asensio por 200 millones invertidos y desaparecidos en Bamsa, una empresa de Javier de la Rosa) me dieron con la puerta en las narices, retiraron la novela, contestando que se había agotado la edición, y nunca nadie quiso hablar conmigo. O Asensio se enteró que le señalaba en la novela, o se “arregló” su deuda con De la Rosa.
Y Javier, triunfante en la prensa, repite el enredo en 1984-5, a punto de que López de Letona, desde el Banco Español de Crédito (dueño del Garriga Nogués), le embistiera por la catastrófica situación del Banco (de juzgado de guardia, repetía, sevicia contra el Banco), con el dinero de KIO (Fondo de inversión de Kuwait para sus futuras generaciones), vuelve a la carga. Esta vez, los culpables, los viejos dirigentes franquistas del Banco Español de Crédito. Y surgen sus “incondicionales”, Baratech de La Vanguardia”, Asensio con su Grupo Z, hasta Editorial Planeta cita en su Premio Planeta del 84 a Bruna y el Puerto, y ni hablar de los “De la Rosa”, también su vecino, o de la política, JORDI PUJOL, y le invisten de “gran ingeniero de las finanzas”, “empresario modelo”, y a su dictado los periodistas adornan las más bellas estafas (la más simple alterar el precio de las cosas en sus piramidales juegos en Bolsa), como si anunciaran en su sección de sexo el mejor de los gays o putas, conocedores profundos del gran charlatán estafador actuando al alimón con Piqué Vidal y con ellos mismos. Y el Bufete Piqué Vidal, crea su Gabinete de Prensa con Federico Gallo (un gallo del franquismo), y Javier en Madrid contratará a Alfredo Fraile, el ex de Julio Iglesias, y hasta Jesús Cacho lo elevará en sus libros a íntimo de lo más selecto, incluido el Rey. Y años después aun Luis del Olmo luce de contertulio fijo al juez Adolfo Fernández Oubiña, uno de los que me condenó, actual jefe de “Fauna” del Bufete Piqué Vidal. ¡Qué FAUNA!.
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